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Los antidisturbios se plantan: "No nos dan medios ni nos dejan utilizar los nuestros"
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Los antidisturbios se plantan: "No nos dan medios ni nos dejan utilizar los nuestros"

Dos grupos de las unidades de intervención respaldan a un compañero que se había presentado ante el jefe con una mascarilla casera porque la Dirección General no le proporcionaba una

Foto: Los compañeros del policía le respaldan con guantes traídos de casa. (EC)
Los compañeros del policía le respaldan con guantes traídos de casa. (EC)

Los antidisturbios son junto a los miembros del GEO los funcionarios con más fama de duros de la Policía Nacional. La Dirección General les llama cuando la cosa se pone fea. Controlan masas enfurecidas, se enfrentan a desórdenes públicos anárquicos o contienen a alborotadores en no pocas ocasiones, perfectamente organizados. Pocas veces, por lo tanto, protestan por tener que trabajar de noche, los fines de semana o en las peores condiciones pensadas. Sin embargo, tras esa capa, el casco y las botas altas se esconde un ciudadano como otro cualquiera, con corazón, familia y a veces también hijos pequeños. Y eso son palabras mayores.

Uno de estos antidisturbios se presentó esta mañana en su puesto de trabajo con una mascarilla que se trajo de casa. Ante los escasos equipos de protección individual que proporciona la Dirección General —argumentó—, el funcionario decidió actuar por su cuenta. Su mujer está embarazada y entiende que toda medida es poca para evitar contagiarse él y traspasarle el coronavirus a ella. Así se lo trasladó de hecho a su jefe cuando este le llamó al orden. El superior le pidió que se quitara la mascarilla y le recordó que existe una instrucción de la Jefatura Superior de Policía de Madrid que prohíbe utilizar todo tipo de material profiláctico que no esté validado por el Departamento de Riesgos Laborales del instituto armado.

Foto: Pedro Alameda. (EC)

El policía, sin embargo, se negó a obedecer la orden. El superior le pidió que hiciera una minuta en la que relatara lo sucedido y fue entonces cuando elevaron la voz como un solo hombre los compañeros del afectado. Dos de los 12 grupos de la Unidad de Intervención Policial, ubicada en el madrileño barrio de Moratalaz, se presentaron ante el jefe con guantes y mascarilla en señal de protesta. "No nos dan medios ni nos dejan utilizar los nuestros, eso no tiene sentido", afirman desde el Sindicato Unificado de Policía, que sale así a defender la pequeña rebelión protagonizada por los antidisturbios.

Según fuentes policiales, los miembros de esta unidad salen a trabajar en una furgoneta y ahí tienen un sobre con guantes y mascarillas que solo pueden utilizar en caso de que se enfrenten a masas sospechosas de haber contraído el coronavirus. "El problema es que el Covid-19 no se manifiesta hasta pasados unos días y no hay manera, además, de saber que quien tienes delante está infectado; por eso, al final es lógico que los usen en todo momento y que por ese motivo también se acaben", continúan desde el sindicato profesional, que respalda a los antidisturbios 'sublevados'. "La Dirección General no nos da medios suficientes para protegernos", insisten desde la organización, que comprende la escasez que sufre también el personal sanitario, pero que reclama igualmente material para los funcionarios del cuerpo, porque ellos también son "personas" que tienen que lidiar con la pandemia.

Ocho celdas para los detenidos con síntomas

Las quejas de los antidisturbios, sin embargo, no se limitan a este episodio puntual. Un grupo de la unidad también en Madrid —formado por siete personas— voló el pasado lunes desde Las Palmas, donde había ido por trabajo, hasta la capital de España. En el avión, tripulado por Iberia, todos fueron colocados "sin guardar la distancia de seguridad", según explican otras fuentes policiales consultadas. Otro grupo hizo el mismo trayecto también el lunes, pero esta vez con Air Europa y, según las mismas fuentes, no tuvo el mismo problema.

La falta de medios no se da únicamente entre los antidisturbios. En los calabozos de las dependencias policiales de Moratalaz, sin ir más lejos, también existe ese riesgo. A juicio de fuentes policiales consultadas, la Jefatura Superior de Policía ha derivado a esas celdas a los detenidos que presenten síntomas de haberse contagiado con el coronavirus. Es una forma de separar a los afectados de los que no lo están también en ese ámbito. Por ahora, apenas hay unos pocos arrestados ocupando los calabozos del Covid-19. Sin embargo, y según la evolución que está mostrando la pandemia, es previsible que en los próximos días las ocho celdas que hay se queden pequeñas. De momento, los funcionarios meten a uno en cada celda "por sentido común", no porque lo indique así algún protocolo.

Foto: Un policía con una mascarilla y unos guantes. (EFE)

También improvisan los policías al desinfectar las celdas o al utilizar los equipos de protección que, según dicen las mismas fuentes, tampoco tienen a su disposición. "No tenemos mascarillas, ni gafas ni traje alguno que nos aísle, tan solo algunos guantes", describe uno de los funcionarios que conocen la instalación. "Nadie nos informa de cómo limpiar nuestro uniforme, que nos llevamos a casa y puede contaminar a nuestras familias", añade. "Al final, vamos a acabar todos infectados", apuntan las mismas fuentes, que ya han dado cuenta a la jefatura de lo que está ocurriendo, pero que se quejan de que el organismo no hace nada.

Desde la jefatura, aseguran que se están limitando a "cumplir con los consejos que establecen las autoridades sanitarias". Desde la Dirección General de la Policía, por su parte, afirman que están proporcionando a cada unidad los equipos de protección que necesitan. Durante los últimos días, sin embargo, la comunidad china y otros particulares han proporcionado a diferentes miembros de la Policía Nacional cajas y cajas de material con el fin de que los funcionarios tengan mascarillas, guantes, gafas y otros utensilios que les protejan del contagio.

Los antidisturbios son junto a los miembros del GEO los funcionarios con más fama de duros de la Policía Nacional. La Dirección General les llama cuando la cosa se pone fea. Controlan masas enfurecidas, se enfrentan a desórdenes públicos anárquicos o contienen a alborotadores en no pocas ocasiones, perfectamente organizados. Pocas veces, por lo tanto, protestan por tener que trabajar de noche, los fines de semana o en las peores condiciones pensadas. Sin embargo, tras esa capa, el casco y las botas altas se esconde un ciudadano como otro cualquiera, con corazón, familia y a veces también hijos pequeños. Y eso son palabras mayores.

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