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Lunes 1 en Madrid: la UME desplegada y muchos trabajadores no esenciales en el tajo
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Lunes 1 en Madrid: la UME desplegada y muchos trabajadores no esenciales en el tajo

La mañana del lunes en Madrid se asemejaba a una película distópica, pero sin exagerar; muchos ciudadanos aún tomaban los espacios públicos y se desempeñaban en trabajos no vitales

Foto: Miembros de la Unidad Militar de Emergencias en Madrid.(EFE)
Miembros de la Unidad Militar de Emergencias en Madrid.(EFE)

Un largo paseo de lunes por lugares céntricos de Madrid y su transporte público sirve para dar testimonio de que el real decrero de estado de alarma para paliar la crisis del coronavirus Covid-19 no se cumple aún de forma ideal. En una mañana de cielo plomizo y calles mojadas por la lluvia de la noche anterior, se ven algunos jardineros, operarios que se dedican a montar y desmontar andamios en fachadas, obreros de la construcción o turistas que siguen ocupando la vía pública. Lo hacen al igual que los numerosos miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, personal sanitario o ciudadanos que acuden a la farmacia. La diferencia entre unos y otros es que los primeros quizás no deberían poblar las calles de Madrid y los segundos lo hacen por necesidad para garantizar el orden y la salud de la sociedad.

La imagen de una distopía de película se siente por momentos, pero ni mucho menos de forma exagerada. El tráfico rodado es escaso y camina mucha menos gente por las calles que un lunes normal. Sin embargo, la ciudad no está vacía, ni los vagones de metro ni los autobuses circulan en vano porque acogen viajeros y no son pocos. Cierto es que el paisanaje es mayoritariamente de inmigrantes, sin duda. El análisis de la situación de emergencia nacional, de la gente que trabaja aún en medio de la crisis y el estudio sobre a qué clase pertenece la mayoría de los ciudadanos que han huido de Madrid podrían propiciar varias tesis de sociología. Hoy, lunes 16, en la Comunidad de Madrid ya se habían certificado 4.165 casos positivos de coronavirus y 213 muertes.

placeholder Dos jardineras trabajaban este lunes 16 en la Plaza de Oriente de Madrid.(M. García)
Dos jardineras trabajaban este lunes 16 en la Plaza de Oriente de Madrid.(M. García)

Se ven pocos turismos por las calzadas, pero haberlos haylos todavía y comparten circulación con otros vehículos que prevalecen: autobuses, taxis, coches policiales y militares, ambulancias, furgonetas de reparto y hasta algunos camiones que reparten bombonas de gas butano en barrios como Lavapiés.

Numerosos agentes de la Policía Municipal y Nacional y soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME) se afanan por controlar que las normas vigentes del estado de alarma decretado por el Gobierno se cumplan. En la céntrica plaza de Callao y desde un cuatro por cuatro de la UME, se exige por megáfono a la ciudadanía que permanezca en casa si no debe salir por causas mayores.

El esfuerzo de agentes y militares es constante y no les falta gente por las calles a la que preguntar. Al reportero le piden hasta tres veces la documentación en su paseo de tres horas. Asimismo, contempla cómo los agentes consultan continuamente a otros ciudadanos y conductores las razones que les llevan a circular por los espacios públicos.

El Confidencial ha conversado con dos agentes municipales que han trabajado desde el viernes, uno en turno de noche y el segundo en turno diurno. En general, ambos, por separado, afirman que la ciudadanía se está comportando con bastante orden y conforme a lo que establece el real decreto publicado por la crisis sanitaria del Covid-19. Aunque apuntan que en distritos menos pudientes como Carabanchel, Usera o Puente de Vallecas comienzan a aparecer las consecuencias lógicas de una confinamiento en pisos pequeños donde viven muchas personas juntas. "El hacinamiento provoca más situaciones de violencia y hay pisos de 60 metros cuadrados donde están viviendo hasta tres familias", comentan.

Aumentan los casos de violencia doméstica, por ejemplo. Uno de los policías explica que en un par de intervenciones por violencia de género y en otras actuaciones por desobediencia a las normas hay gente que ya ha gritado: "¡Tengo el coronavirus!". En esos lances, los agentes están obligados a seguir el protocolo de seguridad y no pueden intervenir como es habitual, ya que no pueden llevar a esas personas a dependencias policiales debido a la emergencia sanitaria.

placeholder Coche de la UME en la Plaza de Callao de Madrid el lunes 16 de marzo.(M. García)
Coche de la UME en la Plaza de Callao de Madrid el lunes 16 de marzo.(M. García)

Los indigentes siguen en las calles

Valentina es italiana de Lecce, del tacón de la bota. Estos días son solo extraordinarios para ella porque recauda menos monedas cuando mendiga. Ubicada este lunes en la céntrica calle de Preciados junto a su perro Elvis, cuenta que ella duerme guarecida de cartones. Habla con el periodista mientras circulan junto a ella militares de la UME y policías nacionales.

Le contamos que tanto el Ayuntamiento de Madrid como el Gobierno central han adoptado medidas extraordinarias para alojar a los sintechocon el fin de que nadie pernocte en las calles en estas semanas de emergencia que vienen. "Ya, pero en los centros no me dejan entrar con mi perro Elvis y no lo voy a dejar abandonado después de estar toda la vida juntos", explica esta vagabunda de 34 años.

placeholder La sintecho Valentina mendiga en Madrid junto a su perro para sobrevivir.(M. García)
La sintecho Valentina mendiga en Madrid junto a su perro para sobrevivir.(M. García)

Los lemas ‘quédate en casa’ o ‘yo me quedo en casa’ que tanta fortuna tienen en las redes sociales no funcionan para las 3.000 personas que no tienen hogar en Madrid. En el conjunto de España, el número de personas que sufren el problema del sinhogarismo supera las 35.000, según el último informe de la 'Estrategia Nacional Integral para Personas sin Hogar 2015-2020' elaborado por el Ministerio de Sanidad. Cáritas cifra en 40.000 los sintecho que habitan nuestro país.

Foto: Una persona sin hogar duerme al raso en Madrid.(EFE)

Las farmacias siguen sin existencias

Los farmacéuticos de Madrid continúan contestando "no hay" cuando se les pregunta por alcohol, mascarillas, gel hidroalcohólico o termómetros. El cliente que está ojo avizor antes de entrar se puede ahorrar las preguntas porque muchas farmacias han colgado carteles en su exterior para evitar que las personas hagan cola en balde.

placeholder Farmacia del barrio madrileño de Lavapiés el 16 de marzo.(M. García)
Farmacia del barrio madrileño de Lavapiés el 16 de marzo.(M. García)

En una farmacia de Lavapiés, como en otras de Madrid, además de advertir de la falta de existencias de esos productos, solicitan que las personas guarden la distancia de seguridad preceptiva de metro y medio. Al mismo tiempo que escriben las etiquetas #estoentretodosloparamos y #responsabilidadsocial.

Turistas desorientados

Tereza y Rodrigo pasean por una Plaza de Oriente desangelada donde solo algunos jardineros ataviados de verde y amarillo chillón se afanan por que siga hermosa y pulcra como de costumbre. Son dos turistas brasileños que llegaron a España el día 8 de marzo. Más que pasear como turistas, deambulan sin un destino fijo porque todas las atracciones típicas para los turistas (museos, monumentos, palacios, parques), los lugares de ocio y las tabernas y restaturantes permanecen cerrados a cal y canto.

"Hasta el viernes estuvimos por Sevilla, Córdoba y Granada y todo resultó normal y alegre. Disfrutamos mucho, pero desde que vinimos a Madrid la situación ha cambiado y estamos deseando volver ya a nuestro país esta noche", relata Tereza. A pesar de las circunstancias especiales de su viaje romántico a España, posan felices junto al Palacio Real.

placeholder Dos turistas brasileños desafían el estado de alarma en Madrid.(M. García)
Dos turistas brasileños desafían el estado de alarma en Madrid.(M. García)

Los dependientes de la jamonería Azafranes de la calle de la Sal, junto a la Plaza Mayor, aseguraban al mediodía que aún no había entrado ningún cliente en su tienda este lunes. Ni siquiera los habituales turistas que se llevan los bocadillos de jamón. Esta mañana, en la Plaza Mayor solo había coches de policía e indigentes bajos los soportales. Esta sí que era una imagen apolocalíptica y distópica, diferente a la vivida en los vagones de metro.

placeholder Aspecto de la Plaza Mayor de Madrid a las 12:15 del lunes 16 de marzo.(M. García)
Aspecto de la Plaza Mayor de Madrid a las 12:15 del lunes 16 de marzo.(M. García)

Un largo paseo de lunes por lugares céntricos de Madrid y su transporte público sirve para dar testimonio de que el real decrero de estado de alarma para paliar la crisis del coronavirus Covid-19 no se cumple aún de forma ideal. En una mañana de cielo plomizo y calles mojadas por la lluvia de la noche anterior, se ven algunos jardineros, operarios que se dedican a montar y desmontar andamios en fachadas, obreros de la construcción o turistas que siguen ocupando la vía pública. Lo hacen al igual que los numerosos miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, personal sanitario o ciudadanos que acuden a la farmacia. La diferencia entre unos y otros es que los primeros quizás no deberían poblar las calles de Madrid y los segundos lo hacen por necesidad para garantizar el orden y la salud de la sociedad.

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