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Las cartas de la madre y la abuela de la niña de Logroño: "Perdón, pero no puedo más"
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siete misivas manuscritas

Las cartas de la madre y la abuela de la niña de Logroño: "Perdón, pero no puedo más"

La Policía Nacional dispone de las cartas de Olga y de su hija Adriana en las que verbalizan cuáles son sus problemas y, en contra de lo que se ha dicho, aclaran en gran parte el misterio

Foto: Un coche fúnebre sale del hotel de Logroño donde murió la niña de cinco años. (EFE)
Un coche fúnebre sale del hotel de Logroño donde murió la niña de cinco años. (EFE)

El lunes de la semana pasada, la Policía Nacional de Logroño recibió el aviso de que una mujer parecía querer suicidarse arrojándose al vacío desde la ventana de un hotel. Hasta allí se desplazaron varias patrullas de la Policía inmediatamente. Lograron evitar que la mujer, Adriana, se quitara la vida, pero no llegaron a tiempo para salvar a su hija, Carolina, de cinco años. Estaba tumbada en la cama y tapada con una manta. Trataron de averiguar qué había pasado, pero Adriana parecía ida y al final tuvieron que trasladarla al hospital e ingresarla en la unidad de Psiquiatría. Ese mismo lunes, los agentes encontraron muerta a la abuela de la niña, Olga. Según las primeras investigaciones, se arrojó al río Ebro para quitarse la vida.

Hallado el cadáver de la abuela de la niña muerta en Logroño

La Policía Nacional dispone de siete cartas manuscritas de Olga y de su hija Adriana en las que verbalizan cuáles son sus problemas y, en contra de lo que se ha dicho, aclaran en gran parte el misterio de lo que ocurrió. El Confidencial ha tenido acceso en exclusiva a las misivas de la tragedia de Logroño.

Foto: Jefatura Superior de Policía de La Rioja, adonde ha llegado este jueves la madre de la niña de cinco años. (EFE)

Esta es la carta que Adriana escribió a su amiga Almudena:

“Neny, no te sientas mal amiga. Esto es una carrera de fondo y mi meta llegó ya. Ha sido larga y con mucha resistencia. No te enfades, cielo, necesito descansar de todo esto. Siéntate y mira a mi alrededor, él en la casa, una sentencia donde si trabajo sigo manteniendo a estos vagos sin oficio ni beneficio, los horarios con Carol. ¿Así toda mi vida, Neny? No puedo más. Me siento orgullosa de haber aguantado hasta el fin, pero ya no puedo más. Te quiero mucho, Neny”.

¿Así toda mi vida, Neny? No puedo más. Me siento orgullosa de haber aguantado hasta el fin, pero ya no puedo más

También deja unas letras a su padre:

“Solo te pido que lo que es mío luches por ello porque es tuyo. A Ramón le dejé el plan de pensiones. Papá, es poco pero… Se lo dejé a él. A Dani dale todas mis prendas de oro y lo que consideres. Hace tiempo que había escrito esto. Lo siento mucho, papá, pero ahora que tengo a Carolina a mi lado, en este instante, veo que hago lo correcto. Ella hoy decía: 'Mami, no quiero volver, solo estar contigo'. Estoy tranquila. Así que solo te pido perdón por todo. Te queremos”.

placeholder Imagen de la carta de Adriana.
Imagen de la carta de Adriana.

Las razones de Olga, la abuela, para quitarse la vida son otras. Es lo que se deja traslucir en esta carta que envía a su hijo Ramón:

“Cariño, te pido perdón aunque sé que no me lo merezco. Esto no lo he hecho ni por Adri ni por Carol. Yo me equivoqué, metí la pata hasta el fondo. He intentado arreglarlo por todos mis medios, pero no lo he podido hacer. Te lo cuento todo tal y como pasó. En mi teléfono, tienes todas las pruebas de lo que aquí te cuento".

Foto: Un coche fúnebre sale del hotel de Logroño. (EFE)

"Conocí a un chico, James. Me rogó y suplicó que lo ayudara porque su hijo estaba muy enfermo. Es ingeniero naval, inglés, trabaja para la ONU. Todo esto es verdad. Lo ayudé, pero me engañó. No me justifico, porque no tengo justificación. Solo te pido que algún día me puedas perdonar. He estado seis meses luchando y sufriendo con esto y no puedo más".

"Mi vida es un infierno. Según el Fondo Monetario Internacional, James es un estafador y lo compensaban con 700.000 euros, pero ellos también pidieron dinero y no se lo di. Lucha por ese dinero, habla con Dani, porque, si son unos estafadores, que mi parte sirva para descubrirlos y si es la ONU, que te indemnicen a ti y a Dani".

placeholder  Imagen de la carta de Olga.
Imagen de la carta de Olga.

"Te amo con todo mi corazón, quiero que luches por tus sueños, esté donde esté, siempre me tendrás a tu lado. No voy a dejar de luchar contigo. Donde están los dólares, está también todo lo que tengo. Es todo para ti. Te amo con todo mi corazón”.

Lo que cuenta es cierto. Cuatro meses antes de la tragedia, el 10 de septiembre de 2019, Olga presentó una denuncia en la Comisaría de Policía de Miranda de Ebro contra James. “Me han estafado 100.000 euros durante el último año”, les espetó a los agentes.

Su historia es la siguiente: “En febrero de 2018, estaba con mi hija Adriana en una cafetería de la Puerta del Sol. Allí conocí a un hombre que dijo llamarse James. Tenía unos 52 años, acento inglés, pelo corto y de color blanco, complexión normal y 1,85 cm de altura. Nos explicó que era ingeniero naval y que se encontraba de viaje. Hablamos un buen rato de forma distendida y cuando se fue le di mi tarjeta de la tienda. Unos días más tarde, me contacto a través de Instagram, le di mi número y empezamos a chatear por WhatsApp".

placeholder  Imagen de la carta de Olga.
Imagen de la carta de Olga.

"Estuvimos hablando durante meses, hasta junio de 2019. Me contó que trabajaba en la ONU y que debía usar una aplicación llamada Hangouts. Me explicó que era más segura y rápida. Me pidió además que borrara el historial de WhatsApp y que bloqueara el número de contacto. Por ese nuevo medio, me contó que estaba en un barco de la ONU en aguas internacionales, cerca de la costa de Turquía. Me envió fotos, incluso de su jefe y de sus dos hijos de 10 y 13 años, Nick y Max respectivamente".

"Este mes de junio añadió algo nuevo: 'Soy viudo. Mis hijos están internados en Londres. No tengo más familia. Por favor, puedes ir tú a verlos. Nick está enfermo y lo han ingresado en un hospital. Yo no puedo. Tengo un contrato de servidumbre de dos años. La única posibilidad que tengo para que me dejen salir es que te hagas pasar por mi mujer y tramites mi salida a través de la ONU en Turquía. Te paso el correo electrónico en el que debes hacer la solicitud".

Foto: Varios policías observan las ventanas del hotel de Logroño, La Rioja. (EFE)

"Lo hice y me informaron del procedimiento y las tasas que debía pagar para que abandonase el barco. De buena fe y pensando que me iban a devolver el dinero, realicé varias trasferencias por valor de 100.000 euros. El 5 de septiembre, me dijeron que James ya tenía billete para la ruta en barco Turquía-Francia-Madrid. Al llegar, él me abonaría el dinero y juntos podríamos visitar a su hijo enfermo”.

El 6 de septiembre, los planes cambiaron. “Recibí un correo electrónico en el que me informaban que James estaba detenido por las autoridades francesas en el aeropuerto. Me pedían 70.000 dólares para abonar su fianza. Yo escribí un mensaje a James. Me respondió, pero por la forma de escribir sospecho que era otra persona. Me dijo que se casaría conmigo y que me regalaría una joya de 1.200.000 euros. Entonces le dije que su hijo Tom había muerto y él se mostró afectado. ¡Ninguno de los hijos de James se llamaba Tom! Creo que he sido víctima de una estafa”.

placeholder Este es el ejemplo de un texto alternativo

El lunes de la semana pasada, la Policía Nacional de Logroño recibió el aviso de que una mujer parecía querer suicidarse arrojándose al vacío desde la ventana de un hotel. Hasta allí se desplazaron varias patrullas de la Policía inmediatamente. Lograron evitar que la mujer, Adriana, se quitara la vida, pero no llegaron a tiempo para salvar a su hija, Carolina, de cinco años. Estaba tumbada en la cama y tapada con una manta. Trataron de averiguar qué había pasado, pero Adriana parecía ida y al final tuvieron que trasladarla al hospital e ingresarla en la unidad de Psiquiatría. Ese mismo lunes, los agentes encontraron muerta a la abuela de la niña, Olga. Según las primeras investigaciones, se arrojó al río Ebro para quitarse la vida.

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