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Trapero se enfrenta a su hora final en un juicio que revivirá el del 'procés'
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Fiscalía rebajará a sedición

Trapero se enfrenta a su hora final en un juicio que revivirá el del 'procés'

Ofreció ante el Supremo un aperitivo de su defensa y culpó a los políticos de detonar un plan independentista pese a su oposición y los avisos de violencia

Foto: Comienza el juicio contra Josep Lluís Trapero. Montaje: EC.
Comienza el juicio contra Josep Lluís Trapero. Montaje: EC.

Cuando el lunes 12 de febrero de 2019 el tribunal del 'procés' inició el juicio contra Oriol Junqueras y el resto de políticos acusados por entonces de rebelión y malversación, en la sala de vistas había otro gran ausente además de Carles Puigdemont. El mayor de los Mossos d' Esquadra, Josep Lluis Trapero, proyectó su sombra a lo largo de los cuatro meses en que se juzgó al grueso del Govern del 1-O y de la Declaración Unilateral de Independencia. Estaba pero no estaba. Se le nombraba a menudo pero no acompañaba a los acusados en la bancada de madera frente al tribunal.

Un año más tarde, ha llegado su momento. Si los juicios del 'procés' fueran una saga cinematográfica, ahora toca retomar la trama y desarrollarla desde otra perspectiva. En esta continuación del primer film, cambian los protagonistas y cambia el relato. Pero la época del 'revival' será la misma. Los hechos de septiembre y octubre de 2017 volverán a recrearse ante los jueces. Esta vez, el encargado de juzgarles es un tribunal de la Audiencia Nacional. El escenario ya no es un palacio en el centro de Madrid sino un edificio en un polígono industrial de las afueras. Y los figurantes serán otros. No se espera apoyo desde el independentismo al policía que traicionó a la causa. El que apuntó a la responsabilidad de los políticos y exculpó a los uniformados.

Foto: Toma de posesión de Consuelo Castro como abogada general del Estado. (EFE)

Porque Trapero ofreció hace meses un intenso aperitivo de su visión de las cosas. Esa ausencia suya del juicio en el Supremo se rompió durante cuatro horas de marzo en las que ya esbozó la que será ahora su defensa. Como testigo y pese a que pudo negarse a declarar por el proceso paralelo en el que está inmerso prefirió dar su versión e indicó que desafió a los políticos. "Les dijimos que no se equivocasen, que no quebraríamos nunca la Constitución", lanzó. "Les instamos al cumplimiento de la legalidad", dijo. "El emplazamiento al cumplimiento de la legalidad iba más allá que el tema del referéndum". "No acompañábamos el proyecto independentista".

Aseguró entonces y es muy probable que vuelva a hacerlo ahora, que alertó al Govern del riesgo de violencia si continuaba adelante con su plan de celebrar el referéndum e incluso dijo que preparó un operativo para detener a Puigdemont si se consideraba necesario después de que éste declarara unilateralmente la independencia. También defendió su gestión y la de sus hombres y extendió las responsabilidades de los errores del 1-O a todas las fuerzas policiales coordinadas bajo un mando conjunto.

Antes como testigo y ahora como principal acusado, el mayor tendrá que regresar a esos días en los que pasó de héroe a villano. Volverá a la sala la manifestación del 20 de septiembre ante la Consellería de Economía y se analizará cómo actuó el cuerpo bajo su mando. Volverá la actuación previa al día del referéndum y el despliegue de parejas de agentes en los colegios durante la jornada. Y volverán muchos de los testigos que ya circularon por el Supremo, como el general Diego Pérez de los Cobos, con el que mantuvo, desde el inicio un enfrentamiento que aún continúa hoy.

Aseguró entonces y es muy probable que vuelva a hacerlo ahora, que alertó al Govern del riesgo de violencia si continuaba adelante con su plan

Lo que no volverá será la rebelión. El juicio arranca con una Fiscalía acusando por ese delito pero, en esta ocasión, la conclusión no se mantendrá. La sentencia del 'procés' desmontó el más grave de los ilícitos para lo sucedido en Cataluña en 2017 lo que llevará aparejada, también, una disminución de la pena solicitada. En este arranque, pide 11 años de cárcel para él y otras dos personas: el exsecretario general de Interior de la Generalitat César Puig y el exdirector de los Mossos Pere Soler. Una cuarta, la intendente Teresa Laplana, afronta cuatro años de prisión.

El tribunal también será diferente. Estará formado por los magistrados Concepción Espejel como presidenta, Ramón Sáez Valcárcel como ponente y Francisco Javier Vieira. Lo mismo que los abogados. Ninguno del 'procés' repetirá. En defensa de Trapero acude Olga Tubau, mientras que el abogado Fermín Morales representa a Puig y el letrado Cristóbal Martell a Soler. Respecto al calendario fijado, del 20 al 23 de enero se celebrarán los interrogatorios a los acusados, del 3 al 20 de febrero los de los testigos y del 2 al 19 de marzo tanto la prueba documental como la presentación de los informes. Dos meses de juicio en plena 'desjudicialización'.

Un juicio en plena 'desjudicialización'

Y es que pese a los continuos mensajes lanzados desde el Ejecutivo en defensa del cierre de la parte judicial del 'procés', la realidad se muestra tozuda. En su escrito provisional, la Fiscalía carga contra el papel desempeñado por los Mossos. Tuvieron -dice- especial relevancia por "su capacidad investigadora e intimidatoria al servicio de la organización y de los fines independentistas" y desempeñaron "funciones impropias de un cuerpo policial como fue la realización de seguimientos a otros cuerpos policiales, entorpecer su labor y, en algunos casos, incluso, oponerse físicamente".

La Fiscalía considera que desde el Govern se diseñó premeditamente la actuación mediante una serie de nombramientos, incluido el del 'exconseller' de Interior Joaquim Forn. Se formó así una estructura en la que cada uno desempeñaba un papel concreto: Puig "alertaba de la actuación de los otros cuerpos policiales y facilitaba información a los impulsores del proceso"; Soler "daba cobertura y protección a las personas implicadas en la organización del referéndum", y Trapero "diseñó de forma deliberada unos mecanismos de actuación que impidieron que los agentes de los Mossos d'Esquadra pudieran cumplir con las instrucciones dadas".

A la hora de explicar las labores que llevó a cabo cada uno de ellos, el Ministerio Público recoge además varios correos electrónicos que estos enviaron a diversos líderes independentistas: Puig informó al secretario de Vicepresidencia de Economía y Hacienda, Josep María Llové, sobre el registro de la Guardia Civil en la empresa Unipost de Tarrasa el 19 de septiembre; Soler prometió en septiembre "medidas de contravigilancia" a Francesc Sutrias, detenido por la presunta adquisición de material para el referéndum, y Trapero se cruzó mensajes con Carme Forcadell en los que le avisaba de que el 7 de agosto se procedería a "una búsqueda de medios técnicos" en su despacho. En base a dichos mensajes y a la propia actuación del cuerpo policial durante los meses que precedieron y siguieron al 1 de octubre, la Fiscalía concluye que los Mossos d'Esquadra se pusieron "al servicio de los organizadores del referéndum", ofreciéndoles para ello "la adecuada cobertura de un cuerpo armado".

Cuando el lunes 12 de febrero de 2019 el tribunal del 'procés' inició el juicio contra Oriol Junqueras y el resto de políticos acusados por entonces de rebelión y malversación, en la sala de vistas había otro gran ausente además de Carles Puigdemont. El mayor de los Mossos d' Esquadra, Josep Lluis Trapero, proyectó su sombra a lo largo de los cuatro meses en que se juzgó al grueso del Govern del 1-O y de la Declaración Unilateral de Independencia. Estaba pero no estaba. Se le nombraba a menudo pero no acompañaba a los acusados en la bancada de madera frente al tribunal.

Josep Lluis Trapero Mossos d'Esquadra Audiencia Nacional
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