Marlaska cesa a la secretaria de Estado de Seguridad y nombra a su jefe de Gabinete

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, recién confirmado en el cargo por el presidente del Gobierno, ha decidido iniciar la nueva legislatura con una profunda renovación de su equipo. El cambio más importante se producirá en la Secretaría de Estado de Seguridad, segundo puesto en el escalafón del departamento. La exdiputada socialista por Valencia Ana Botella, que llegó a ese cargo de la mano del propio Grande-Marlaska en julio de 2018, será sustituida por el hasta ahora director del Gabinete del ministro, el magistrado Rafael Pérez, según han confirmado a El Confidencial fuentes próximas a la cartera.

Pérez, de marcado perfil técnico, coincidió con Grande-Marlaska en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y allá trabaron una estrecha relación de confianza. Cuando Pedro Sánchez eligió al juez de la Audiencia Nacional para hacerse cargo de lnterior, este se lo llevó al ministerio. Durante este último este año y medio, Pérez ha formado parte de su círculo más cercano. Ahora lo elige para asumir una responsabilidad que conlleva, entre otras competencias, supervisar la lucha antiterrorista y hacer de correa de transmisión entre la Guardia Civil y la Policía Nacional, foco habitual de tensiones.

No es el único cambio que se producirá en este departamento. Grande-Marlaska también ha cesado al director general del Instituto Armado, Félix Azón, otro de los cargos que llegaron al ministerio tras la moción de censura a Mariano Rajoy. El ministro ha decidido prescindir de sus servicios. Por el momento, no ha trascendido el nombre del sustituto. Asimismo, tampoco seguirá al frente de la Dirección de Comunicación de Interior la periodista Mar Hedo, que también llevaba año y medio en el departamento. Sí continuará el director general de la Policía Nacional, Francisco Pardo, muy próximo al exministro José Bono. Formó parte de su equipo en el Gobierno de Castilla-La Mancha.

Las fuentes consultadas interpretan los cambios como una demostración de que Grande-Marlaska ha decidido volar solo. Su elección para ocupar la cartera de Interior tras la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa generó un enorme escepticismo en el PSOE, porque siempre se le había ubicado en los sectores conservadores de la carrera judicial y próximos a las posiciones de Partido Popular y Ciudadanos. Ferraz decidió entonces hacerle un marcaje ideológico colocando a Ana Botella, histórica dirigente socialista y de la máxima confianza de José Luis Ábalos, como número dos del departamento.

Grande-Marlaska, que carecía de experiencia como gestor público, también se encontró otros nombramientos impuestos por el PSOE. La renovación que ha decidido poner en marcha solo unas horas después de prometer su cargo ante el Rey, eligiendo a su director de Gabinete para la Secretaría de Estado de Seguridad, apunta claramente a que el magistrado quiere rodearse exclusivamente en esta nueva etapa de personas de su entera confianza y prescindir de los dirigentes más vinculados al Partido Socialista.