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Viaje al granero murciano de Abascal: "Aquí los que sobramos somos los españoles"
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LA INMIGRACIÓN Y DESAPEGO AL PP, AUGE DE VOX

Viaje al granero murciano de Abascal: "Aquí los que sobramos somos los españoles"

El rechazo silencioso a la inmigración, el desencanto tras años de hegemonía del PP y la habilidad de Vox para presentarse como partido de "cambio" explican el auge de la extrema derecha en Murcia

Foto: Los tres diputados murcianos de Vox: Lourdes Méndez (d), Joaquín Robles (c) y Luis Gestoso (i). (EFE)
Los tres diputados murcianos de Vox: Lourdes Méndez (d), Joaquín Robles (c) y Luis Gestoso (i). (EFE)

“Te lo explico con dos palabras: campo y marroquíes”. El dueño de la farmacia 24 horas de la localidad murciana de San Javier es contundente en su diagnóstico sobre las razones del auge de Vox en una de las poblaciones que más apoyo han dado a la formación de extrema derecha en la Región de Murcia. Aquí ganaron los de Santiago Abascal las elecciones el pasado domingo, la única autonomía en la que lo han hecho, con casi 200.000 votos, el 28,2% de los emitidos. Hijo de militar, hermano de un exconsejero del Partido Popular en el Gobierno murciano y votante declarado de los populares, el farmacéutico expresa la misma opinión que muchas de las personas consultadas para este reportaje en una ruta por las poblaciones del llamado Campo de Cartagena y el Mar Menor, cuyo deterioro está lejos de haber sido el elemento clave motivador en las elecciones.

Además de inmigración, la otra palabra más empleada es “cambio”, la imagen con la que Vox ha logrado aparecer ante una sociedad tradicionalmente escorada a la derecha, en la que el bloque conservador solía concentrar en el PP entre el 50% y 60% de los sufragios elección tras elección. Esa hegemonía comenzó a quebrarse en 2015 con la aparición de Ciudadanos. La transformación como consecuencia del cansancio y el desencanto hacia el PP ha alcanzado ahora su punto de inflexión, no con la fuga de votantes hacia la izquierda de PSOE o Podemos, sino con un desplazamiento aún más hacia la derecha, aunque muchos de los electores no lo vean así. “Hombre, derecha sí, pero extrema, extrema, yo creo que no”, dice la empleada de una tienda de servicios de telecomunicaciones de un centro comercial de San Javier. Votó a Vox. Ella y toda su familia y amigos.

Ni la agónica salud de la laguna salada, ni la situación económica, ni el debate territorial con Cataluña parecen haber pesado en el resultado electoral en la zona cero de Vox, sus principales bastiones Torre Pacheco (38%), San Javier (31,3%) o San Pedro del Pinatar (33,9%), tanto como el rédito que este partido ha sabido sacar al sentimiento de inseguridad o de agravio provocado por el choque cultural con la inmigración, mayoritariamente de origen magrebí, que desde hace décadas sostiene las explotaciones agrícolas que nutren la economía local. Los sueldos baratos y trabajos duros que los españoles ya no quieren hacer han atraído a esta zona de España a miles de temporeros africanos y a sus familias. Más de un tercio de la población de Torre Pacheco ya es de origen inmigrante. Los hijos de segunda generación estudian en colegios e institutos, los matrimonios hacen uso de la sanidad pública y los ingresos bajos, a veces ni siquiera ajustados al salario mínimo interprofesional, llevan a muchas familias a tratar de complementar sus recursos acudiendo a servicios sociales y de beneficencia.

Vox ha sacado rédito al sentimiento de inseguridad o de agravio provocado por el choque cultural con la inmigración, mayoritariamente de origen magrebí

Pese a la aportación económica al sistema público que estos colectivos realizan a través de las cotizaciones sociales y los impuestos que tributan, todos los tópicos sobre los inmigrantes han calado en estas poblaciones: que se llevan las ayudas sociales, que generan problemas de delincuencia, que imponen sus costumbres y no se integran. Abascal sabía muy bien a quién se estaba dirigiendo y la fibra que tocaba cuando leyó en Madrid la lista de nombres de personas supuestamente extranjeras beneficiarias de ayudas de la Comunidad de Madrid: a los votantes de ciudades y pueblos en las que el porcentaje de inmigrantes es mayor y que no terminan de acostumbrarse a convivir con vecinos no nativos.

"Aquí los que sobramos somos los españoles. Cada día nos quieren menos", dice el parroquiano de un bar ubicado junto a la parada de taxis de Torre Pacheco. Sentado frente a un vaso de licor, explica que no trabaja, que está de baja, al igual que otro de sus acompañantes. “Roban y les dan antes las ayudas sociales. Me refiero a los marroquíes. Yo estoy casado con una ecuatoriana”, contesta el segundo cuando se le pregunta si se refiere también a la mujer que atiende la barra, de origen paraguayo. “Soy madre soltera y a mí tampoco me dan”, contesta ella. Estos testimonios representan al votante pobre de Vox, que no necesariamente es la mayoría de sus votantes.

“Murcia es muy facha de toda la vida. Mucha gente tiene más dinero del que parece. Las va el postureo. Eran muy 'peperos', pero sale el anuncio de Abascal con el caballo y les gusta. Especialmente a la gente del campo. Los inmigrantes son los que vienen a trabajar, los que se levantan a las cinco de la mañana y hacen lo que lo que los españoles no quieren hacer”, explica la recepcionista de un hotel en San Pedro del Pinatar.

Antonio León Garre es el alcalde de Torre Pacheco, un municipio con tres puntos menos de paro que la media española. Lidera un partido independiente que se define de centro, que en mayo ganó las elecciones y gobierna en minoría con el PSOE. Es la paradoja de esta localidad, que votó centro-izquierda en las municipales y dio la victoria a Vox en las generales con mayor participación. No es lo habitual. A su juicio, aunque es cierto que la inmigración está en la agenda política, una de las causas fundamentales del cambio en la región es el desplazamiento del votante del PP hacia el partido de Abascal, un cambio dentro del mismo bloque como consecuencia del agotamiento del proyecto popular.

“Realmente no hay problemas de racismo. Somos pioneros en integración social. Hasta que comenzó a llegar agua del trasvase del río Tajo, todo el campo era secano y se transformó en regadío. Hizo falta mano de obra de fuera porque no había suficiente. Empezó a venir gente del Magreb y fuimos de los primeros en empezar a trabajar los temas de integración. Es cotidiano que convivan hijos de españoles y de inmigrantes”, relata en conversación con El Confidencial.

Es la misma opinión que tiene Marga, responsable de UGT en esta ciudad de poco más de 30.000 habitantes. “Muchos dicen esto mismo de que los inmigrantes se llevan las ayudas, pero yo explico a muchos españoles que no es porque sean inmigrantes, sino porque presentan los papeles en regla. No depende de si eres de un país u otro, sino de si cumples los requisitos y los solicitas bien”, señala en una charla improvisada sobre el resultado electoral en la Casa del Pueblo de Torre Pacheco junto con un grupo de delegados sindicales de empresas almacenistas hortofrutícolas.

La candidata de Vox, Lourdes Méndez, ha logrado montar un relato más amplio vinculado a su propio territorio que denuncia la incapacidad del resto de partidos para resolver sus problemas

Vox no solamente ha ganado en estas poblaciones más pequeñas vinculadas a la agricultura. También lo ha hecho en Cartagena, con más de 200.000 habitantes, y en Molina de Segura. En la capital, Murcia ciudad, con más de 447.000 personas empadronadas, la lista de Abascal quedó segunda a un puñado de votos del PP, al igual que en Lorca. Es difícil que esto se explique solamente por la inmigración.

Lourdes Méndez es la estrella política del momento en Murcia. Vinculada durante más de un cuarto de siglo al PP, con el que trabajó en el Congreso de los Diputados, abandonó la formación conservadora por considerar tibios sus posicionamientos en asuntos como el aborto o la eutanasia. Se la asocia al Opus Dei. El pasado domingo encabezó la candidatura murciana de Vox al parlamento y resultó la más votada. En su discurso caben todos los clásicos del argumentario de Vox contra el independentismo catalán, contra las leyes de violencia de género o de protección a las personas LGTBI. También los menas o la asociación entre inmigración irregular y delincuencia. Pero ha logrado montar un relato más amplio vinculado a su propio territorio y a denunciar la incapacidad del resto de partidos para resolver sus problemas que, según ella, hay que tener en cuenta al hacer el diagnóstico de por qué su formación ha tomado la delantera electoral. “Creo que la gente no está muy conforme con el Gobierno autonómico y tampoco con las relaciones con el Gobierno nacional en problemas que son claves para la región”, razona cuando se le pregunta por los motivos de su buen resultado.

placeholder Carteles electorales en Torre Pacheco.
Carteles electorales en Torre Pacheco.

Un ejemplo: Vox, que eludió participar en la multitudinaria manifestación en favor de la recuperación del Mar Menor celebrada en Cartagena el pasado 30 de octubre, es la única candidatura que habla abiertamente de recuperar el Plan Hidrológico Nacional. En el debate del agua, muy sensible en Murcia, presume de tener un discurso común en toda España favorable a los trasvases entre cuencas, incluido el abandonado proyecto desde el Ebro.

Llama la atención que su discurso contenga elementos victimistas y de agravio hacia Murcia: el déficit estructural en la financiación autonómica y los menores recursos para prestar servicios públicos básicos como sanidad y educación, la carencia de infraestructuras, el retraso en la llegada del AVE… Si estuviera en Valencia, casi parecería el relato de uno de los líderes de Compromís. Pero ella le da la vuelta al argumento. Si Murcia está como está es como consecuencia “del fracaso de las autonomías”. “El sistema de las autonomías ha perjudicado a la Región de Murcia”, sentencia para atraer ese sentimiento de frustración hacia la casilla de Vox.

Una de las víctimas del auge de Vox ha sido el socialista Joaquín López Pagán. El 10 de noviembre el PSOE perdió el acta de senador por 751 votos, algo que no había ocurrido nunca. La silla se la llevó José Manuel Marín Gascón, que obtuvo así uno de los dos escaños en el Senado que Vox recogió en toda España. A López Pagán no le cogió por sorpresa el resultado después de que los de Abascal solo presentasen un candidato y el PP mantuviese sus tres (se elegían cuatro). “Se ha producido un trasvase natural dentro del propio bloque y a nosotros nos ha perjudicado algo la abstención. Ha habido una doble transferencia de Ciudadanos al PP y del PP a Vox”, opina.

El exsenador socialista cree que el discurso “xenófobo” de Vox ha calado en los entornos rurales donde hay más inmigrantes en un contexto de desencanto con el PP. “Es un voto del PP que se ha desencantado con el PP o porque le parece poco de derechas o poco solvente”, señala. “Es un voto de cabreo de dentro del PP contra el propio PP”, concluye. Queda saber si temporalmente o para siempre.

“Te lo explico con dos palabras: campo y marroquíes”. El dueño de la farmacia 24 horas de la localidad murciana de San Javier es contundente en su diagnóstico sobre las razones del auge de Vox en una de las poblaciones que más apoyo han dado a la formación de extrema derecha en la Región de Murcia. Aquí ganaron los de Santiago Abascal las elecciones el pasado domingo, la única autonomía en la que lo han hecho, con casi 200.000 votos, el 28,2% de los emitidos. Hijo de militar, hermano de un exconsejero del Partido Popular en el Gobierno murciano y votante declarado de los populares, el farmacéutico expresa la misma opinión que muchas de las personas consultadas para este reportaje en una ruta por las poblaciones del llamado Campo de Cartagena y el Mar Menor, cuyo deterioro está lejos de haber sido el elemento clave motivador en las elecciones.

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