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Rivera afronta su peor crisis con una facción sostenida entre Garicano y el 'barón' Igea
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TONI ROLDÁN DEJA EL PARTIDO Y NART DIMITE

Rivera afronta su peor crisis con una facción sostenida entre Garicano y el 'barón' Igea

Ya existe una facción crítica con la estrategia del partido, que la cúpula advierte que no se moverá. Varias dimisiones y el debate abierto en canal dejan a Rivera en su momento más complicado

Foto: Albert Rivera y Luis Garicano. (EFE)
Albert Rivera y Luis Garicano. (EFE)

Ciudadanos atraviesa desde este lunes una crisis sin precedentes. El debate sobre la estrategia de pactos y el posible giro a la derecha lleva semanas alimentando las reuniones del comité ejecutivo. Cada lunes surgían opiniones, matices, cuestiones a plantear. Pero la realidad es que las votaciones salían adelante por unanimidad y la más importante, la de dar prioridad al PP en los acuerdos poselectorales dejando fuera de los gobiernos a Vox, no fue una excepción. Todos los miembros respaldaron el mismo documento a pesar de haber mostrado discrepancias a lo largo de aquella cumbre. En la formación insistían en que no existía un "sector crítico" como tal. Pero ahora las cosas han cambiado. Desde este lunes hay una evidente facción dentro del partido que no comparte las decisiones estratégicas de la cúpula, y tienen nombres y apellidos.

La mañana comenzó con una noticia impactante. Toni Roldán se marchaba del partido. No solo era el portavoz económico y el discípulo directo de Luis Garicano —cabeza visible de la formación en Europa y gurú del programa económico naranja—. Roldán era un miembro de la ejecutiva permanente (dirección reducida formada por 13 personas que toman las decisiones del día a día), pertenecía al núcleo duro de Rivera, y a él le une una gran amistad. Su decisión fue dura para todos, también para él, por estos motivos. Pero lo tenía claro.

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El hasta ahora portavoz económico entendía que los principios del partido han quedado desvirtuados, que Ciudadanos no es el que era y que los acuerdos en los que —indirectamente— pueda estar Vox no casan con las esencias de la formación. Aseguró en una comparecencia que "siempre que pudo" dio su opinión y que, al no tener éxito, tomaba la determinación de dejar las filas naranjas. Pero eso fue solo el principio. A la despedida de Roldán le siguió una ejecutiva nacional convulsa en la que estuvieron 31 de los 35 miembros que tenía ya en ese momento sin el número dos por Barcelona.

La caja de Pandora se abrió cuando Garicano y el otro eurodiputado y referente del partido, Javier Nart, forzaron una votación a mano alzada sobre la revisión de la estrategia del partido en el ámbito nacional. Ellos eran partidarios de abrir una vía de negociación con Pedro Sánchez y facilitar su investidura. El debate real por fin llegaba a la sede de la calle Alcalá. Los proponentes, más Paco Igea —candidato de Castilla y León y probablemente futuro vicepresidente del Gobierno autonómico— y Fernando Maura (solo miembro de la ejecutiva), defendieron ese posicionamiento. El grueso de la ejecutiva, 24 en total, lo desaprobó. Pero hubo tres abstenciones. Tres personas que no se alinearon directamente con los 'críticos', pero que no están de acuerdo con la estrategia de la cúpula.

placeholder La ejecutiva de Ciudadanos, este lunes. (EFE)
La ejecutiva de Ciudadanos, este lunes. (EFE)

El asturiano y miembro de la Mesa Nacho Prendes; la diputada alicantina, Marta Martín, y la exdiputada de Guadalajara Orlena de Miguel. Fuentes de la dirección reconocen que la postura de los tres se enmarca en una posición más cercana a la de Garicano, lo que dejaba a la facción 'crítica' con siete miembros (ahora seis, en tanto que el segundo eurodiputado renunció a sus funciones dentro del comité ejecutivo). Un grupo minoritario que alzó la voz y que, por primera vez, discrepa abiertamente de la decisión más significativa defendida por Rivera en los últimos tiempos. En ese punto se unió una tercera dimisión, la de Juan Vázquez, candidato en el Principado de Asturias, por el mismo motivo que las anteriores.

En el partido no descartan que pueda haber más fugas. Todas las miradas están puestas en los diputados de Bruselas, sobre todo en Garicano. Descartan movimientos hasta que recoja el acta oficialmente el día 2 de julio. A partir de ahí, todo puede ocurrir. No esperan, al menos de momento, que Igea se marche. La situación en este punto es difícil para Ciudadanos: si se confirma el Gobierno de coalición en Castilla y León, uno de los miembros más críticos será además uno de sus 'barones' más relevantes. Este martes, el dirigente ha convocado una rueda de prensa.

A la espera de la decisión de Garicano, Nart dejó la ejecutiva pero no el partido, ni tampoco dejará el acta. Es decir: la parte mollar de la facción contraria a la estrategia de Rivera también tendrá una pata importante en Europa, centro de muchas decisiones en el ciclo político que se abre y con la familia liberal (ALDE) y su socio Macron pendientes de cerrar un acuerdo más amplio.

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Las abstenciones, sobre todo dos de ellas, tampoco son un asunto menor. Se trata de dos miembros de peso dentro del grupo parlamentario y en el caso de Prendes, representante de Ciudadanos en la Mesa de la Cámara que ahora presiden los socialistas. Además, recuerdan dirigentes naranjas, deben votar la investidura de Sánchez cuando llegue el momento. Aunque parece no estar en duda que acatarán el mandato de la dirección del grupo, a nadie escapa tampoco que la grieta se podría abrir en el Congreso, dando continuidad a la herida sufrida tras las primarias castellanoleonesas que finalmente coronaron a Igea.

El panorama no deja dudas: Rivera atraviesa su momento más complicado al frente del partido y, por primera vez, liderará una formación con discrepancias visibles. La estrategia, como ya publicó este diario el sábado cuando avanzó que este lunes quedaría ratificada, no se moverá. El núcleo duro insiste en que la hoja de ruta contraria a la investidura de Sánchez no es negociable y deja claro que aquellos que piensen en abrir la vía del apoyo al socialista tendrán que elegir: o acatan la decisión de la ejecutiva aunque no la compartan o se deberán apartar.

Ciudadanos mantiene así el compromiso que lanzó en las elecciones generales del 28 de abril, cuando incluso meses antes (casi dos) aprobaba un veto explícito a Sánchez. Después afrontó la campaña electoral con la promesa de que nunca pactaría con el aún presidente en funciones. Y justo ayer confirmaba que rechazó la propuesta del presidente para reunirse en Moncloa por entender que su postura, la que también le trasladó al Rey, ya estaba clara. A diferencia de él, Pablo Casado sí se vio con Sánchez.

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Más allá del ámbito político, la jornada fue especialmente dura en el seno del partido. Las imágenes de la ejecutiva hablaban por sí solas: caras tristes, poca conversación y mucha mirada hacia los teléfonos móviles. Algunos dirigentes reconocieron este lunes como "uno de los más duros" que recuerdan. La marcha de Roldán fue especialmente dolorosa. La amistad con el propio presidente del partido y otros 'pesos pesados' como Arrimadas y muchos diputados hacía más complicadas las cosas. A pesar de todo ello, la portavoz nacional no dudó en recordar que las votaciones habían contado hasta el momento con la unanimidad de todos los integrantes, "incluido Roldán" —repitió en varias ocasiones—.

Otros miembros del partido no alcanzan a entender la decisión. Recuerdan que la estrategia de pactos aprobada está basada en el acuerdo andaluz e insisten en que la parte económica fue obra casi por completo del propio Roldán. "Estaba muy satisfecho con lo conseguido en Andalucía", aseguran. El debate llevaba tiempo en el aire, las especulaciones iban y venían, pero nadie en la calle Alcalá se podía imaginar que recibirían "la llamada de Toni" en la mañana de este lunes.

Ciudadanos atraviesa desde este lunes una crisis sin precedentes. El debate sobre la estrategia de pactos y el posible giro a la derecha lleva semanas alimentando las reuniones del comité ejecutivo. Cada lunes surgían opiniones, matices, cuestiones a plantear. Pero la realidad es que las votaciones salían adelante por unanimidad y la más importante, la de dar prioridad al PP en los acuerdos poselectorales dejando fuera de los gobiernos a Vox, no fue una excepción. Todos los miembros respaldaron el mismo documento a pesar de haber mostrado discrepancias a lo largo de aquella cumbre. En la formación insistían en que no existía un "sector crítico" como tal. Pero ahora las cosas han cambiado. Desde este lunes hay una evidente facción dentro del partido que no comparte las decisiones estratégicas de la cúpula, y tienen nombres y apellidos.

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