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Cinco años de la abdicación: Felipe VI afronta los mismos desafíos con Cataluña en el foco
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DON JUAN CARLOS NO REPRESENTA MÁS A LA CORONA

Cinco años de la abdicación: Felipe VI afronta los mismos desafíos con Cataluña en el foco

Han pasado cinco años desde la abdicación del Rey Juan Carlos que, desde hoy, no volverá a representar a la Corona. Los retos de Felipe VI son prácticamente los mismos que entonces

Foto: El rey Felipe VI (d) y el rey emérito Juan Carlos I. (EFE)
El rey Felipe VI (d) y el rey emérito Juan Carlos I. (EFE)

Felipe VI tiene despejada su agenda de la próxima semana. Las razones parecen evidentes: en los próximos días celebrará la ronda de consultas con los líderes políticos para, después, proponer un candidato —que será Pedro Sánchez— para que se someta a la investidura. La primera cita será con la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que le proporcionará la lista de representantes de las distintas formaciones. La situación con las fuerzas catalanas es compleja: ERC no piensa acudir por sus creencias republicanas, mientras que Junts per Catalunya debe decidir a quién enviará. Batet ya cerró la puerta a que Jordi Sànchez acuda a Zarzuela.

En todo caso, el Rey mantendrá un cara a cara con algún representante del secesionismo catalán, el principal reto que afrontaba cuando accedió al trono y que, casi cinco años después, sigue siendo la principal amenaza para la unidad de España, cuestión intrínseca a la figura misma del jefe del Estado.

2 de junio de 2014. Pocos días antes, el 25 de mayo, Podemos irrumpía en el Parlamento Europeo con 5 diputados en una cita electoral sin precedentes. Se institucionalizaba por primera vez el 15-M, un movimiento social que sacó a las calles de todo el país la indignación que muchos sentían. La sociedad demandaba cambio a la clase política. Y aquellos ecos del 25-M —que serían solo el principio— llegaron también al Palacio de la Zarzuela. El hijo del rey Juan Carlos estaba listo para reinar y la decisión, como publicó meses atrás José Antonio Zarzalejos, ya se venía barajando. Pero había llegado el momento.

Foto: El rey Juan Carlos y Felipe VI, durante la última reunión del patronato de la Fundación Cotec la semana pasada. (EFE)

"El Rey abdica para salvar a la Monarquía de la crisis institucional", titulaba este diario la mañana de un 2 de junio que hoy cumple su quinto aniversario. Poco después, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comparecía para confirmar la noticia y asegurar que don Juan Carlos daría a conocer ese mismo día los motivos. La Casa Real difundió entonces un video —lleno de intencionalidad con una fotografía de él, junto a su hijo y su nieta, Leonor, hoy heredera—, en el que el Rey reconocía que "una nueva generación" reclamaba "con justa causa el papel protagonista" para abrir un el camino "hacia un futuro mejor".

Una nueva generación, insistía, "con nuevas energías y decidida a emprender las reformas que la coyuntura actual está demandando para afrontar los desafíos del mañana". Don Juan Carlos abdicaba para que su hijo, días después y ya bajo el nombre de Felipe VI, reinara en una nueva España que demandaba cambios incluso en la más alta institución del Estado. El 19 de junio, don Felipe era proclamado Rey ante las Cortes Generales y con un compromiso firme: el de "una Monarquía renovada para un tiempo nuevo".

El monarca afrontaba una etapa distinta, llena de cambios, nuevos partidos políticos y un reto especialmente complejo: el auge del independentismo catalán. La realidad es que, como explicaba Zarzalejos, "la permanencia de don Juan Carlos en la Jefatura del Estado" había venido sustentándose en el consenso del PP y del PSOE. Pero los comicios europeos de mayo de 2014 lo cambiaron todo. "Dejaron tocado el bipartidismo" (la suma de ambos partidos no alcanzó el 49% de los votos) y los socialistas quedaron sumidos en una crisis que terminó con la renuncia de Alfredo Pérez Rubalcaba, recientemente fallecido. La irrupción de nuevas fuerzas como Podemos puso de manifiesto la popularidad creciente en las tesis republicanas de la izquierda, especialmente en la gente joven.

placeholder Los Reyes Felipe y Letizia, junto a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, en el Congreso. (EFE)
Los Reyes Felipe y Letizia, junto a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, en el Congreso. (EFE)

Cinco años después, los retos que llevaron a don Juan Carlos a abdicar (desde este domingo ha decidido retirarse definitivamente) y que Felipe VI asumió poniéndose al frente de la Corona siguen siendo prácticamente los mismos. El PSOE, eso sí, es ahora el partido más fuerte del arco político español y Podemos ha ido perdiendo apoyo de manera continua en las últimas citas electorales. Aun así, los socialistas necesitan al partido de Pablo Iglesias para gobernar y, sobre todo, a pesar del 'pinchazo' en las urnas, la formación morada reivindica su legitimidad de formar parte de ese Ejecutivo. Algo que sería también crucial para la jefatura del Estado.

El otro frente, el más preocupante, sigue estando en cotas de máxima tensión. El juicio del 'procés' está a punto de terminar y la sentencia, con toda probabilidad, conllevará una condena significativa para miembros del ex-Govern catalán, hoy en prisión preventiva, y siendo —algunos de ellos como Oriol Junqueras— europarlamentarios o diputados en el Congreso.

Los enfrentamientos de los actuales líderes catalanes con la Corona no han cesado en ningún momento. El actual 'president' de la Generalitat, Quim Torra, continúa saltándose los actos protocolarios cuando coincide con el Rey en Cataluña y ni siquiera acude a los recibimientos oficiales. Los 'tira y afloja' han sido constantes en este tiempo (hasta el punto de que eventos como los Premios de la Fundación Princesa de Girona tuvieron que cambiar su ubicación habitual y desplazarse a otra). El monarca, eso sí, se ha mantenido firme en sus intervenciones —dentro y fuera de esta comunidad autónoma—, recordando que la unidad de España no está en juego y, sobre todo, recordando que el cumplimiento de la ley y los valores constitucionales se preservarán en todo momento.

placeholder El rey Felipe VI; el presidente de la Generalitat, Quim Torra (i), y la ministra de Industria en funciones, Reyes Maroto (d). (EFE)
El rey Felipe VI; el presidente de la Generalitat, Quim Torra (i), y la ministra de Industria en funciones, Reyes Maroto (d). (EFE)


La reforma constitucional, más lejos

Algunos de los llamados ayuntamientos del cambio —candidaturas que en 2015 consiguieron un gran poder territorial y a los que Podemos apoyó— aprovecharon la pasada legislatura, junto a fuerzas independentistas, para impulsar iniciativas contra la Rey en sus consistorios. Ocurrió también en Barcelona, donde los votos de Colau y de los partidos secesionistas aprobaron una propuesta que pedía abolir la Monarquía. En muchos ayuntamientos se aprobó la reprobación al monarca, que también llegó al Parlamento vasco. La formación de Iglesias y Alberto Garzón y ERC promovieron iniciativas en el Congreso que no llegaron a buen puerto.

Todo ello coincidiendo con una legislatura en la que se habló de reformar la Constitución. Solo se habló, porque el debate no llegó a ninguna parte. Los socialistas —desde la oposición— estaban convencidos de promover una reforma exprés para, entre otras cosas, terminar con los aforamientos. Propuesta que Ciudadanos y Podemos respaldaban. El PP —clave entonces para llevar a cabo cualquier cambio— se opuso siempre. Rajoy sabía que no era el momento de abrir el melón.

placeholder El rey emérito Juan Carlos conversa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y Felipe González. (EFE)
El rey emérito Juan Carlos conversa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y Felipe González. (EFE)

Hace meses que el asunto de una posible reforma constitucional no ha vuelto al debate político. El PSOE —primera fuerza que con toda probabilidad volverá a gobernar— sigue teniendo esa aspiración, pero es consciente de que armar una mayoría suficiente para sacarla adelante será casi imposible. Además, la tensión con los independentistas en este momento ha alcanzado niveles significativos. En su programa electoral más reciente la respuesta socialista a la cuestión catalana pasaba por reforzar el autogobierno sin plantearse de ninguna manera un posible referéndum.

El Rey ha sido consciente de las conversaciones y los debates planteados sobre una hipotética reforma constitucional y, de hecho, ya en la ronda de consultas de 2016 la trató con algunos líderes políticos que pasaron por Zarzuela. El jefe del Estado es consciente de que "todo se puede cambiar" con respeto absoluto a la ley y según las herramientas constitucionales, como recuerdan en su entorno más cercano. Otra cosa es que tampoco la próxima legislatura sea el momento adecuado.

Felipe VI tiene despejada su agenda de la próxima semana. Las razones parecen evidentes: en los próximos días celebrará la ronda de consultas con los líderes políticos para, después, proponer un candidato —que será Pedro Sánchez— para que se someta a la investidura. La primera cita será con la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que le proporcionará la lista de representantes de las distintas formaciones. La situación con las fuerzas catalanas es compleja: ERC no piensa acudir por sus creencias republicanas, mientras que Junts per Catalunya debe decidir a quién enviará. Batet ya cerró la puerta a que Jordi Sànchez acuda a Zarzuela.

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