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Mentiras y cintas de vídeo: a examen los testigos de la defensa
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UNDÉCIMA SEMANA DEL JUICIO DEL 'PROCÉS'

Mentiras y cintas de vídeo: a examen los testigos de la defensa

Ese ha sido el mantra de las defensas del juicio del 'procés' a lo largo de los dos primeros meses largos de vista oral frente a los testigos de la Fiscalía

Foto: Las defensas del 'procés'. (EFE)
Las defensas del 'procés'. (EFE)

Mentiras y cintas de vídeo. Ese ha sido el mantra de las defensas del juicio del 'procés' a lo largo de los dos primeros meses de vista oral frente a los testigos de la Fiscalía. Una crítica unánime, compartida también por las formaciones independentistas a las que pertenecen los procesados y por sus representantes, frente a declaraciones que se han tachado de falsas, exageradas, dramatizadas y orquestadas. Pasó con los policías y guardias civiles que actuaron en los distintos centros de votación el 1-O. Pasó con la secretaria judicial del cerco a la Consellería de Economía. Pasó con políticos como Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría o Enric Millo.

El reproche por la presunta mentira de los agentes se enconó más que las otras. Dio pie a una sorda batalla, un tira y afloja permanente letrados-tribunal por la exhibición de vídeos de los colegios. Los abogados, venga a pedir que las imágenes se enseñaran a cada policía para contradecir su testimonio. El tribunal venga a explicar a través de su presidente Manuel Marchena, que los vídeos se verán pero en otra fase, la documental. La indignación ante algunas expresiones empleadas por los policías no solo se verbalizaba desde los estrados. Se palpaba en el público independentista de la sala, a través de continuos murmullos de desaprobación y firmes negaciones indignadas en las cabezas. Saltó el ámbito del Supremo y se desbordó en las redes sociales donde se piden continuamente, aún hoy, condenas por perjurio contra todos esos uniformarios de las "miradas de odio" de la masa.

Foto: Imagen tomada de la señal institucional del Tribunal Supremo de los abogados Andreu Van Den Eyden (d) y Xavier Melero (c). (EFE)

Pues bien, ha llegado el turno de los testigos de la defensa y pese a que toda esta irritación colectiva parecía el mejor abono para dar paso a comparecencias en las que resplandeciera la verdad absoluta, no ha sido así del todo. Hasta cuatro de los citados en la jornada del jueves, la primera de todas en las que solo se escuchó a personas solicitadas por los procesados, dejaron declaraciones cuanto menos dudosas y un rosario de 'no me acuerdos'. A algunos se les notaron más las inconsistencias que a otros y todas ellas fueron más evidentes, como es lógico, durante los interrogatorios de las acusaciones.

La tanda de miembros de ERC cuya presencia reclamó Junqueras fue especialmente significativa. La mayoría estuvieron presentes en la macromanisfestación del 20-S. Teresa Vallverdú aseguró que estuvo allí nada menos que 13 horas. Mucho tiempo para desconocer algunas cosas. No sabía, por ejemplo, que en el edificio oficial se esperaba la llegaba de los detenidos de la operación Anubis cuando la concentración se convocaba precisamente en protesta por los arrestos.

Mucho tiempo también para no ver otras. Aseguró que se encontraba a entre tres y cinco metros de la entrada. No oyó insultos, no vio los relevos, no vio escupitajos o gestos de desprecio. Y lo más sorprendente —como se aseguró el fiscal de recalcar— no vio los coches dañados de la Guardia Civil aunque sí a gente subida, al parecer, periodistas. No recordaba tampoco partes significativas de las palabras que pronunciaron Jordi Sànchez y Jordi Cuixart desde lo alto de los vehículos. La acusación incidió en concreto en una parte en la que el Òmnium decía, megáfono en mano: "Lo que estamos es indignados y decididamente alzados para luchar por nuestra libertad, las instituciones y nuestro país".

Lluís Juncà tampoco vio los coches aunque sí destacó que estaban "rebozados de gente por delante, por detrás y encima". Silvia Sabat vio gente encima de los automóviles pero no apreció que fueran de la Guardia Civil. Solo vio "muchas pegatinas" pero no daño alguno. Destacó que la ANC hizo un pasillo para que la gente pudiera entrar y salir con normalidad.

"Una gran confusión"

Jordi Orobitg destacó el carácter pacífico de la protesta. "Amenazas cero", dijo. La gente podía transitar. Aseguró que oyó el discurso de los Jordis sobre el coche pero tampoco consiguió recordar en qué consistió más allá de una impresión general. No constató "descalificaciones graves". "Nada que me pudiera avergonzar", dijo. Sus lagunas vinieron cuando el fiscal le recordó unos tuits que se le atribuyen en aquella jornada, sin duda lanzados desde la indignación. Explicó, para justificar este olvido, que aquel día había "una gran confusión".

La realidad es voluble a veces. Aunque la cita ya esté tan manida que no pueda estarlo más, es la que mejor sirve de conclusión. Lo decía Ramón de Campoamor en sus versos: "En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira, todo es según el color, del cristal con que se mira".

Mentiras y cintas de vídeo. Ese ha sido el mantra de las defensas del juicio del 'procés' a lo largo de los dos primeros meses de vista oral frente a los testigos de la Fiscalía. Una crítica unánime, compartida también por las formaciones independentistas a las que pertenecen los procesados y por sus representantes, frente a declaraciones que se han tachado de falsas, exageradas, dramatizadas y orquestadas. Pasó con los policías y guardias civiles que actuaron en los distintos centros de votación el 1-O. Pasó con la secretaria judicial del cerco a la Consellería de Economía. Pasó con políticos como Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría o Enric Millo.

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