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Marchena salva el interrogatorio a Trapero lanzando en el descuento la pregunta clave
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el mayor carga contra la cúpula política

Marchena salva el interrogatorio a Trapero lanzando en el descuento la pregunta clave

El presidente del tribunal tomó la palabra al final de la sesión para preguntar sobre las reuniones del 26 y 28 de septiembre en las que los Mossos avisaron al Govern de la posible violencia el 1-O

Foto: El presidente del tribunal y ponente de la sentencia, Manuel Marchena (2d). (EFE)
El presidente del tribunal y ponente de la sentencia, Manuel Marchena (2d). (EFE)

El turno de acusaciones y defensas ya había concluido. Tras más de cuatro horas de interrogatorio, el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, parecía haber terminado la declaración y su abogada, Olga Tubau, sentada junto a él, comenzaba recoger los documentos para marcharse. Pero entonces intervino Manuel Marchena, el presidente del tribunal. Apoyándose en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, el magistrado lanzó en el descuento la pregunta clave que ninguna de las acusaciones había podido realizar: ¿avisaron los Mossos al Govern de la posible violencia en el 1-O?

La cuestión era vital para las defensas de los acusados y, en especial, para el 'exconseller' de Interior Joaquim Forn. Los dos mandos de los Mossos que comparecieron como testigos antes que Trapero, Manel Castellví y Emilio Quevedo, ya habían dejado claro que advirtieron a la cúpula política de que el referéndum podía implicar una escalada de violencia. Según explicaron, así se les trasladó a Puigdemont, Junqueras y Forn en dos reuniones celebradas el 26 y 28 de septiembre de 2017, pero por un error de cálculo de la Fiscalía y Vox, ninguna de las acusaciones pudo preguntar ayer sobre estos encuentros a Trapero.

El Ministerio Público, que acusa al mayor de rebelión en un procedimiento separado que se conduce en la Audiencia Nacional, no pidió en su escrito que Trapero declarara como testigo en el juicio del 'procés', pero Vox y algunas de las defensas sí lo hicieron. El partido de Santiago Abascal, por ello, preguntó en primer lugar y, con ello —según el criterio que ha ido sentando el tribunal en los últimos días— delimitó el alcance de las preguntas que podía o no efectuar el Ministerio Público. Si Vox no preguntaba sobre un aspecto concreto y Trapero no lo mencionaba en sus respuestas, entonces la Fiscalía no podía ponerlo sobre la mesa durante su turno.

Así, cuando llegó la pregunta más sensible del fiscal Javier Zaragoza sobre las reuniones del 26 y 28 de septiembre, el abogado del 'exconseller' de Interior, Javier Melero, no perdió la oportunidad de utilizar este comodín: "Disculpe, señor presidente. El tema es de indudable interés, pero a la vista de lo peticionado por la acusación popular que plantea la prueba de su interrogatorio, las preguntas del fiscal en este punto parece que desbordan el marco de la testifical", argumentó el abogado. No le faltaba razón y el tribunal lo sabía, pero al mismo tiempo se trataba de una cuestión en la que el testimonio de Trapero era crucial para esclarecer los hechos. Tras consultarlo con el resto de jueces, Marchena optó por suspender la sesión hasta las cuatro de la tarde para tomar una decisión.

"La pregunta que se quiso introducir por el Ministerio Fiscal sobre aspectos relacionados con la reunión que tuvo el señor Trapero, o las dos reuniones a las que asistió, se considera que son preguntas que desbordan los límites de, digamos, el desarrollo de la prueba testifical, tal y como han sido planteados en esta prueba por quien disponía de ella, que era la acusación popular", explicó Marchena. Zaragoza formuló una protesta, pero la suerte ya estaba echada: la Fiscalía no podía plantear preguntas sobre esas reuniones. Aunque el representante del Ministerio Público trató de sortear esta limitación, el abogado Melero estaba al quite: "¡La acusación se va por la puerta y sale por la ventana!", llegó a exclamar como protesta.

El interrogatorio continuó, pero las preguntas sobre estos encuentros quedaron descartadas. Marchena, sin embargo, se guardaba un as en la manga. Finalizado el turno de las defensas, el magistrado tomó la palabra: "Mire, señor Trapero, antes de marcharse, la ley de enjuiciamiento criminal, en el artículo 708 en su párrafo segundo, dice textualmente que el presidente por sí o a excitación de cualquiera de los miembros del tribunal podrá dirigir a los testigos las preguntas que estime conducentes para depurar los hechos sobre que se declaren". La pregunta clave estaba a punto de realizarse: "¿Qué preocupación motiva que usted convoque esa reunión? ¿Qué mensaje quiere usted transmitir a esos responsables políticos y qué respuesta obtiene?".

La respuesta de Trapero fue demoledora para los acusados. Uno tras otro, el mayor fue soltando ganchos a la mandíbula del Govern: "Les emplazamos a un cumplimiento de la legalidad", "les dijimos que evidentemente la íbamos a cumplir, que no se equivocasen con nosotros", "les dijimos que el cuerpo de Mossos evidentemente no iba a quebrar nunca con la legalidad ni la Constitución"... Los periodistas creían tener ya sus crónicas terminadas, pero el broche final hizo abrir los ordenadores de nuevo: el mayor de los Mossos acabababa de lanzarse a la yugular de sus antiguos jefes.

El turno de acusaciones y defensas ya había concluido. Tras más de cuatro horas de interrogatorio, el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, parecía haber terminado la declaración y su abogada, Olga Tubau, sentada junto a él, comenzaba recoger los documentos para marcharse. Pero entonces intervino Manuel Marchena, el presidente del tribunal. Apoyándose en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, el magistrado lanzó en el descuento la pregunta clave que ninguna de las acusaciones había podido realizar: ¿avisaron los Mossos al Govern de la posible violencia en el 1-O?

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