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Pablo Yáñez, el joven fanático de Ciudadanos que impulsó la mayor crisis del partido
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EN CS DESDE 2007 Y DETRÁS DEL FICHAJE DE CLEMENTE

Pablo Yáñez, el joven fanático de Ciudadanos que impulsó la mayor crisis del partido

"Lleva desde el principio. Se ha comido muchos marrones". Es lo que más repiten desde el partido cuando intentan explicar la influencia y las responsabilidades que acumuló el joven

Foto: Pablo Yáñez, de Ciudadanos.
Pablo Yáñez, de Ciudadanos.

Cuando en 2007 a muchos les daba miedo o vergüenza defender las ideas de Ciudadanos —aún Ciutadans, un partido catalán sin implantación territorial—, Pablo Yáñez González (Valladolid, 1989) replicaba con atrevimiento cada palabra que pronunciaba Albert Rivera. No le importaba ser un 'outsider' a ojos de la gente. Optaba por contarle al mundo que existía un partido que apostaba por la igualdad entre españoles, la regeneración democrática y un cambio en la ley electoral, y que ese partido no era UPYD. Su logo era naranja y tenía un líder que a él le resultó cautivador. Muchas de esas ideas, hoy manidas de tanto escucharlas entre dirigentes (nuevos y viejos), entonces no eran tan habituales. Y menos todavía en boca de un chaval de 18 años.

Yáñez tenía esa edad cuando se unió por fin a Ciudadanos. Debió esperar a cumplirlos para afiliarse, aunque era una de las decisiones que más claras había tenido nunca. "Lleva desde el principio. Se ha comido muchos marrones cuando éramos tres gatos". Son las palabras que más repiten hoy altos dirigentes del partido cuando tratan de explicar cómo es posible que el joven vallisoletano acumulara tanta influencia y poder orgánico a pesar de su juventud e inexperiencia.

Y el resumen es ese: "Pablo ha estado siempre. En los momentos difíciles, cuando Ciudadanos ni existía". En realidad, Yáñez llevaba tiempo defendiendo cuestiones que encajaban a la perfección en el ideario naranja. Con solo 16 años, fundó la Asociación Nacional por la Libertad Lingüística, una entidad que exigía a las instituciones combatir el nacionalismo, haciendo especial hincapié en la cuestión lingüística. "Me propuse derribar los muros que se levantaban con las palabras", aseguraba al diario 'ABC' en 2010.

placeholder Yáñez en 2010, cuando presidía la Asociación Nacional por la Libertad Lingüística. (EFE)
Yáñez en 2010, cuando presidía la Asociación Nacional por la Libertad Lingüística. (EFE)

A través de su asociación, Yáñez pidió al Senado que se frenara la contratación de traductores de las lenguas cooficiales para plenos y comisiones en la Cámara, y trabajó por que la Fiscalía investigara a fondo si el expresidente catalán José Montilla incurrió en prevaricación al imponer la lengua catalana en la universidad. Denunció que la página web de 868 ayuntamientos discriminaban el castellano al no ofrecerlo como opción. Son algunos ejemplos de la particular lucha que empezó siendo casi un adolescente.

En Ciudadanos, encontró el cobijo que no había visto antes. Un partido en cuyo ADN aparecía la férrea oposición a los nacionalismos y que, a fin de cuentas, "cuadraba con su idea del mundo", según explicó en 2008 en una entrevista al 'Norte de Castilla'. En aquel año, Yáñez estudiaba Ciencias Políticas en la Universidad Complutense, una carrera que nunca llegó a terminar. En su casa, según relató él mismo, no les parecía mal el inicio de su andadura política, "siempre y cuando no descuidara los estudios". La promesa se hizo añicos. Entre sus profesores estuvieron Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, aunque en aquella facultad —que años después alumbraría a Podemos— no hizo mucho más que debatir.

A Yáñez le apasionaba la política desde que prácticamente era un crío. A pesar de no terminar sus estudios, fundó una especie de consultoría especializada en campañas electorales 'low cost' de la que no queda ya ningún rastro. Sí aplicó la experiencia que pudo ir adquiriendo al proyecto de Ciudadanos y lo hizo desde el primer momento, participando en casi todas las campañas, incluso en las menos destacables, como la de las elecciones europeas a las que Rivera acudió de la mano de Libertas en 2009. A partir de ahí, su ascenso político se incrementó a pesar de ser el benjamín del partido. Era como el niño de Ciudadanos.

Foto: La expopular Silvia Clemente, junto al secretario general del partido, José Manuel Villegas. (EFE)

Fue ocupando cargos y responsabilidades a distintas escalas. Formó parte de la mayoría de los comités electorales e intervino activamente en las campañas con más o menos protagonismo (también en las de las elecciones vascas y gallegas, en las que Ciudadanos no obtuvo representación), y está en el equipo de Comunicación del partido desde hace tiempo. Peleó mucho por aparecer en tertulias radiofónicas y televisivas, convirtiéndose en uno de sus grandes objetivos. En estos momentos, continúa contratado en el área dirigida por Fernando de Páramo coordinando los mensajes de la formación en las distintas comunidades autónomas. Este lunes dimitió de sus responsabilidades orgánicas como miembro de la ejecutiva nacional (en la que también estaba desde la asamblea general de 2017 por voluntad de Albert Rivera) y como secretario regional de Comunicación.

Fue el diputado más joven que pisó el Congreso en la legislatura breve (y fallida) que resultó de las elecciones generales de 2015. Obtuvo el escaño al ir de número uno por Salamanca, pero no logró revalidarlo en junio de 2016. La cúpula le mandó un mensaje de tranquilidad y él supo que seguirían contando con él. Estaban contentos con su trabajo. Inclusó logró destacar en la primera oportunidad que tuvo desde la tribuna de la Cámara Baja, intentando sacarle los colores a Pablo Iglesias con una imagen que todos sus compañeros recuerdan: mostrándole billetes del Monopoly para desmontar el discurso económico del partido morado. Rivera y el resto del grupo aplaudían con fuerza en un gesto que no era difícil de interpretar: lo hacía bien para lo joven que era.

placeholder Yáñez, repartiendo folletos en la campaña de las generales. ('Salamanca televisión al día').
Yáñez, repartiendo folletos en la campaña de las generales. ('Salamanca televisión al día').

En 2016 no pudo volver al Congreso, pero le buscaron un hueco relevante en el partido y meses después ya tenía una silla en el comité ejecutivo nacional. Hasta no hace mucho, algunas personas del partido insistían en darle más responsabilidad y apostaban por que ganara peso en la comunicación y elaboración de los mensajes. Más de uno consideraba a Yáñez una especie de gurú y confiaban en sus decisiones y en los criterios que defendía en las reuniones. El propio Villegas siempre le tuvo en cuenta. Tanto, que al final la mayor crisis interna vivida en Ciudadanos ha estado íntimamente ligada al joven de Castilla y León, que hoy tiene 29 años.

Él ha asumido las consecuencias de la derrota de Silvia Clemente en las primarias, reconociendo que confió y avaló la candidatura presentando su dimisión. En realidad, asumió mucho más. Dejó sus cargos porque la formación necesitaba dar una respuesta al escándalo que supuso un recuento irregular que dio la vuelta al resultado final, coronando a Francisco Igea como candidato a la Junta, y que no se correspondía con la transparencia de otros procesos de la que siempre han sacado pecho.

placeholder La expresidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente. (EFE)
La expresidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente. (EFE)

La fotografía publicada por 'eldiario.es' el pasado febrero en una cafetería del barrio de Delicias en Valladolid, en la que aparece la expresidenta de las Cortes castellanoleonesas junto a Yáñez, precipitó la noticia de su fichaje. Y, sobre todo, demostró que él era el artífice de la incorporación de la expopular, que contó con el respaldo de Villegas, a diferencia de otros 'pesos pesados' que optaron por quedarse al margen. Poco después de su dimisión, Rivera concedía una entrevista en TVE en la que daba carpetazo al asunto entendiendo que el comité de garantías actuó con absoluta premura y eficiencia.

En los cuadros del partido, sin embargo, aún quedaba un regusto de decepción. Puede que pensaran algo similar a lo que dijo Yáñez en 2008 cuando le preguntaron sobre la crisis económica que el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero veía solo como "opinable". "El primer paso para solucionar un problema es reconocer que existe", zanjó el joven al respecto.

Cuando en 2007 a muchos les daba miedo o vergüenza defender las ideas de Ciudadanos —aún Ciutadans, un partido catalán sin implantación territorial—, Pablo Yáñez González (Valladolid, 1989) replicaba con atrevimiento cada palabra que pronunciaba Albert Rivera. No le importaba ser un 'outsider' a ojos de la gente. Optaba por contarle al mundo que existía un partido que apostaba por la igualdad entre españoles, la regeneración democrática y un cambio en la ley electoral, y que ese partido no era UPYD. Su logo era naranja y tenía un líder que a él le resultó cautivador. Muchas de esas ideas, hoy manidas de tanto escucharlas entre dirigentes (nuevos y viejos), entonces no eran tan habituales. Y menos todavía en boca de un chaval de 18 años.

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