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Historia del divorcio político y personal en Podemos: del G5 al "Íñigo no es Manuela"
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CINCO AÑOS DE PARTIDO, UNA VIDA DE AMISTAD

Historia del divorcio político y personal en Podemos: del G5 al "Íñigo no es Manuela"

La historia de Podemos ha sido una historia de divorcios, tanto políticos como personales, que ahora se consuma con un gran cisma coincidiendo con el quinto aniversario de su fundación

Foto: Pablo Iglesias y otros dirigentes del partido durante la noche electoral de las europeas en 2014. (EFE)
Pablo Iglesias y otros dirigentes del partido durante la noche electoral de las europeas en 2014. (EFE)

Del núcleo fundador de Podemos, el denominado G5, formado por Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa, Luis Alegre e Íñigo Errejón, apenas queda rastro en los órganos de decisión de la formación, por motivos dispares pero con el telón de fondo de las disputas ideológicas y por el control de la organización. Tampoco en las listas electorales ratificadas en las primarias para las próximas elecciones generales. Las divisiones internas y las batallas en público han sido una constante desde poco después de su fundación.

El primer gran cisma se produjo tan solo tres meses después de irrumpir en el Congreso con un grupo parlamentario de 69 diputados y un 21% de los votos, tras las fallidas elecciones generales de 2015. Entonces, la dirección se abría en dos: pablistas y errejonistas, después de que se conociese la 'operación jaque pastor' tras encontrarse un documento en la sede del partido, que desarrollaba una hoja de ruta del sector errejonista para derrocar a Pablo Iglesias en la secretaría general. Supuso el cese del secretario de Organización, Sergio Pascual, y el largo camino hasta Vistalegre II. Fue también el primero "golpe de Estado".

Foto: Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en el Congreso. (EFE) Opinión

El segundo se produjo hace poco más de un año, tras filtrarse el denominado documento Bescansa, en el que la fundadora del partido trasladaba a Errejón "un borrador" de propuesta para ser su número dos en la candidatura para la Comunidad de Madrid y derrocar posteriormente a Pablo Iglesias, de cara a tomar el liderazgo de Podemos antes de las elecciones generales de 2020. Bescansa se había descolgado de la dirección ya antes de Vistalegre II, tratando de lanzar una infructuosa tercera vía.

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Una batalla por el poder que venía por diferencias respecto a decisiones trascendentales como el sentido del voto en la investidura de Pedro Sánchez de 2016, tras el pacto del PSOE con Ciudadanos, o las diferencias estratégicas sobre la necesidad de confluir o no con IU. Luego vendrían las dimisiones en bloque de órganos para forzar convocatorias de primarias internas y conflictos cada vez más airados que fueron escalando hasta desembocar en la batalla por el todo o nada de la segunda asamblea ciudadana, Vistalegre II. La madre de todas las batallas que tras su resolución, todo apunta a una escisión del sector que había sido derrocado, el errejonista.

La oferta de Iglesias a Íñigo Errejón para evitar este extremo, ofreciéndole una salida como candidato en Madrid, evitó la marcha del partido de su sector. Sin embargo, se comenzó a madurar hasta producirse dos años después y a escasos cuatro meses de las elecciones. En el peor momento posible para el bloque progresista, al inicio de un nuevo ciclo electoral, tras el pacto tripartito en Andalucía de PP, Ciudadanos y Vox que anticipa la configuración de un nuevo panorama en la política española, y en un contexto de creciente desmovilización del electorado de izquierdas, como quedó patente en las elecciones andaluzas del pasado 2-D.

placeholder Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en una imagen en el Congreso de los Diputados. (EFE)
Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en una imagen en el Congreso de los Diputados. (EFE)

Los años de amistad, militancias, proyectos académicos y políticos que siempre habían compartido los fundadores de Podemos, con biografías paralelas, quedaron enterrados con la vida interna del partido. La promotora de Podemos, como se denominó a los primeros espadas que condujeron "técnicamente" el partido hasta la celebración de su primera asamblea constituyente, estaba compuesta por un cohesionado equipo que compartía aspiraciones políticas desde hacía más de una década.

Nada queda de todo aquello. Errejón ha llegado a reconocer que ni siquiera conoce a los hijos de Iglesias. Tampoco Bescansa

Pero no solo eso, pues mantenían entre sí unos inquebrantables lazos profesionales y personales fortalecidos a lo largo de los años entre iguales, con el trasfondo de compartir una posición académica (y laboral) marginal dentro de la institución universitaria en la que trabajaban. Nada puede unir más, y si se le suma el hecho de compartir hobbies, intereses y filosofía de vida, entonces, la amistad alcanza el grado de familiaridad. En su departamento de Somosaguas de la UCM, donde trabajaban, florecía la endogamia, que luego se replicó en Podemos. "Tenemos demasiado dentro el virus de la acción, ese virus que te arranca de las horas que dedicas al estudio de la historia y te lleva a tratar de intervenir en la historia", admitía Iglesias, por lo que no se define, así mismo, al resto de compañeros de La Promotora como intelectuales, sino como políticos (profesionales).

'La Promotora' fue el nombre homónimo que, como preludio y declaración de intenciones, adquirió la "red de profesores de pensamiento crítico" impulsada en 2008 por el grupo de los cinco que conforman ahora la cúpula del partido, a excepción de Luis Alegre, también profesor de la UCM pero que estaba adscrito a otro departamento distinto al de Pablo Iglesias. Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón y Carolina Bescansa eran sus principales patas. El G5 de Podemos o los caballeros de la Mesa Redonda, metáfora legendaria de la que no discrepan los aludidos. Un par de años antes, Iglesias y Errejón, junto a los también exdirigentes de la formación Jorge Moruno o Rita Maestre, habían creado la asociación universitaria Contrapoder, primera fábrica discursiva de Podemos que sirvió para tender los primeros puentes con las embajadas de Venezuela, Bolivia y Ecuador.

placeholder Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en un acto celebrado en Valencia en 2015. (EFE)
Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en un acto celebrado en Valencia en 2015. (EFE)

El nexo académico entre todos ellos fue el profesor Heriberto Cairo, director de tesis de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, y muy cercano a Carolina Bescansa. Especialista en política latinoamericana, fue decano de la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM. Él fue quien reconoció, en una entrevista publicada por 'El País', que el G5 tenía "una posición muy minoritaria en la academia, que es la de hacer política además de analizarla". De su mano, Pablo Iglesias entró a las aulas de la UCM como profesor de Geografía Política y Geopolítica de América Latina. Observación participante que también desarrollaron en la fundación CEPS, que permitió al G5 empaparse in situ de los procesos bolivarianos, así como proveerse de los primeros recursos económicos para arrancar los proyectos políticos que fueron dando forma al partido. Al igual que en la Escuela Latinoamericana de Gobierno, Políticas Públicas y Ciudadanía de la UCM. Dirigida por Monedero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón también forma parte del reducido y selecto club, en el que solo tienen cabida otros tres profesores más.

Experiencias todas ellas en las que tuvo un papel muy activo el profesor Ariel Jerez, otro de los fundadores del partido y miembro de la ejecutiva estatal, pero que ha optado por mantenerse lo más alejado posible de los focos. Junto a Carolina Bescansa, Jerez cocinó los análisis electorales y las encuestas sociológicas para valorar cuál era el mejor momento de lanzar el partido. Uno de los contribuidores españoles al desarrollo del Foro Social Mundial, y quien fue vicedecano de Estudiantes de la UCM. En definitiva, un elitista grupo compuesto exclusivamente por politólogos, como lo son la mayoría de miembros de la ejecutiva estatal, poco representativo de la unidad popular que aspiran a construir.

El nexo académico entre todos ellos fue el profesor Heriberto Cairo, director de tesis de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, y muy cercano a Carolina Bescansa

Iglesias conoció a Errejón "comiendo pan con azúcar —'es como un suizo', decía— en el puesto de chuches de la facultad", según revela el secretario general en los agradecimientos de su tesis doctoral. Un trabajo en el que, añade, los testimonios de Errejón "fueron muy valiosos para examinar la experiencia de los colectivos madrileños vinculados al movimiento global, desde las jornadas de Praga y Génova hasta las movilizaciones contra la guerra, las manifestaciones del 13 de marzo de 2004 frente a la sede del Partido Popular y el intento de acción global en Escocia en julio de 2005, contra la reunión del G8". Acciones de protesta en las que participó codo con codo con Iglesias. En Arde Madrid, la plataforma que trató de aglutinar a los grupos de extrema izquierda de la capital, heredera del Movimiento de Resistencia Global y que tuvo su máximo apogeo durante las manifestaciones del "No a la guerra", tendría un papel mucho más politizado junto a Pablo Iglesias.

Foto: Íñigo Errejón y Pablo Iglesias. (Raúl Arias) Opinión
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El ex número dos del partido, por su parte, dedicó su tesis a Iglesias, "compañero de mente incisiva y voluntad bolchevique, así como un permanente estímulo intelectual". En el texto de agradecimiento continúa afirmando sobre el líder: "Él me enseñó que el arte de la guerra se practica con método y tesón, haciendo más que diciendo, como me quiere", y remata: "Esta tesis y su autor le deben mucho más de lo que cabría en estas líneas". Ambos compartieron incluso director de tesis, el por entonces decano de su Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense, Heriberto Cairo, del que fueron discípulos destacados.

El primer proyecto político que ambos pusieron en marcha fue la asociación universitaria Contrapoder. Creada en el año 2006, durante el ecuador de su doctorado y coincidiendo con su tercer año dando clases como profesor colaborador, fue durante mucho tiempo la asociación mayoritaria, aunque hoy en día se ha convertido en residual tras el abandono de Iglesias. De la mano de esta asociación, Evo Morales pronunciaría una conferencia en la facultad el 14 de septiembre de 2009. El máximo mandatario boliviano estuvo arropado en la mesa por Pablo Iglesias, además de Rita Maestre e Íñigo Errejón. Un encuentro del que Iglesias y Errejón sacaron una reflexión, según plasmaron días después en un artículo publicado en el portal de información alternativa 'Kaosenlared', que se convertiría en su principal hoja de ruta hasta hoy en día: "Podemos conformar la agenda política y obligar al resto de actores a tomar posición según parámetros que nosotros fijamos".

placeholder Iglesias y Errejón al término de un mitin en Sevilla en 2015. (EFE)
Iglesias y Errejón al término de un mitin en Sevilla en 2015. (EFE)

Nada queda de todo aquello. Errejón ha llegado a reconocer que ni siquiera conoce a los hijos de Iglesias. Tampoco Bescansa. En el caso de esta última, el intento fallido de personificar una tercera vía en Vistalegre II, su posicionamiento público en contra de la 'operación diálogo' con el bloque independentista y la hoja de ruta que filtró erróneamente la propia Bescansa para evitar que Pablo Iglesias fuese el candidato en las próximas elecciones generales, fueron los hitos que alimentaron su divorcio político y personal.

Un divorcio anunciado que se consumó con su salto al vacío en las primarias gallegas para intentar pilotar la dirección autonómica en sentido contrario tanto a Madrid como a la confluencia En Marea. Volviendo a las dedicatorias de las tesis doctorales, parecen un espejismo las palabras que Iglesias le dedicaba en la suya: "Comandante con todos los galones, cuyas capacidades e inteligencia no dejan de impresionarme". La historia de Podemos ha sido una historia de divorcios, tanto políticos como personales, que ahora se consuma con un gran cisma coincidiendo con el quinto aniversario de su fundación.

Del núcleo fundador de Podemos, el denominado G5, formado por Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa, Luis Alegre e Íñigo Errejón, apenas queda rastro en los órganos de decisión de la formación, por motivos dispares pero con el telón de fondo de las disputas ideológicas y por el control de la organización. Tampoco en las listas electorales ratificadas en las primarias para las próximas elecciones generales. Las divisiones internas y las batallas en público han sido una constante desde poco después de su fundación.

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