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Sánchez se muestra complaciente con Cuba y ata proyectos para empresas españolas
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EL JEFE DEL EJECUTIVO FINALIZA SU VISITA

Sánchez se muestra complaciente con Cuba y ata proyectos para empresas españolas

El presidente cree haber logrado su objetivo de romper el hielo con la isla y avanzar hacia la "normalización". Dice que habló "de todo" con Canel, pero priorizó la protección a las firmas nacionales

Foto: Pedro Sánchez y su mujer pasean por La Habana Vieja con el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel (i) y el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, este 23 de noviembre. (EFE)
Pedro Sánchez y su mujer pasean por La Habana Vieja con el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel (i) y el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, este 23 de noviembre. (EFE)

El presidente de España!", gritaba uno desde una de las pequeñas calles de La Habana Vieja, en el corazón de la ciudad. El núcleo colorido de edificios coloniales, muchos restaurados en los últimos años, abrazaba la creciente comitiva. Era mediodía, el sol caía a plomo, el calor se hacía a veces asfixiante. Más y más cubanos se agolpaban en la calzada siguiendo "al presidente de España". A Pedro Sánchez y a su mujer, Begoña Gómez. Cientos de ciudadanos y turistas querían acercarse y conocerlos, móvil en ristre —la conexión a internet deja mucho que desear, y pillar wifi se convierte en una hazaña—, hacerse fotos. El jefe del Ejecutivo caminaba con aire distendido, americana en la mano, igual que hizo el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, también al lado de su esposa, Lis Cuesta. De cicerone ejercía el mejor conocedor de la historia de la ciudad, Eusebio Leal. Al paso sorprendieron unos pasos de flamenco en un tablao, o los jóvenes de una escuela taller financiada por España uniformados y esperando el saludo del mandatario socialista. Y hasta un "presos polítics!" con que unos jóvenes independentistas catalanes increparon al ministro de Exteriores, Josep Borrell.

Sánchez traslada el compromiso de Cuba de agilizar los pagos a las empresas españolas

La foto de Sánchez con Díaz-Canel caminando entre la multitud por La Habana Vieja, uno de los principales reclamos turísticos de la isla y de los que más quizá ha mejorado su rostro en estos años, decía mucho por sí sola. El presidente cubano, designado por Raúl Castro y aupado a la cúspide del régimen el pasado abril, no acompaña a los líderes extranjeros que vuelan hasta Cuba y recorren las calles de su centro histórico. Quería agasajar a su invitado. Mostrarle su afecto y agradecer la colaboración y el apoyo de España después de años de relaciones bilaterales más bien frías. Sánchez, a su vez, pretendía resaltar los lazos de hermandad, "normalizar" las relaciones. Y ayudar a los empresarios instalados en la isla y que desean tanto cobrar sus deudas como ganar el terreno perdido y que ha sido aprovechado por otras potencias extranjeras. Lo dijo el propio presidente: "Hemos roto el hielo y ese era el objetivo". Ahora se culminará con más desembarco de ministros en el país caribeño en los próximos meses y la guinda la pondrá la visita de Estado de los Reyes dentro de un año, coincidiendo con el quinto centenario de la fundación de La Habana.

Quizá por ello, porque lo prioritario era "romper el hielo" y priorizar las relaciones comerciales de las empresas españolas, en esta visita han tenido un menor protagonismo las cuestiones más incómodas para el régimen comunista. La disidencia, los presos políticos. El presidente cerró su agenda de poco más de 24 horas sin ninguna cita con los grupos opositores —sí con figuras destacadas de la sociedad civil cubana, algunas de ellas combativas con la dictadura, como periodistas de medios independientes como Abraham Jiménez— y sin críticas abiertas al Gobierno por la falta de libertades. Tampoco se oyeron, por cierto, por boca de los directivos que abrieron el desayuno empresarial de la segunda jornada de trabajo. El viaje tenía una fuerte impronta económica, y con él se encarrilaron, de hecho, contratos y proyectos importantes para España, como la gestión de cuatro aeropuertos, la conexión por cable submarino de internet, el abastecimiento de un 30% de la demanda de productos avícolas o el suministro de gas licuado.

Los empresarios tampoco expresan en público sus críticas al régimen y agradecen de hecho el impulso del Gobierno español a sus negocios en Cuba


Sánchez simplemente garantizó ante los medios, en su rueda de prensa del balance de viaje en la residencia del embajador de España en Cuba —apenas 15 minutos de comparecencia, rematada abruptamente y para indignación de los periodistas españoles desplazados hasta La Habana—, que en su conversación con Díaz-Canel la víspera había hablado "de todo" con él. Y en ese "de todo" incluía los derechos humanos. Cuando se le preguntó si pidió la liberación de algún preso político —el Observatorio Cubano de Derechos Humanos calcula que hay 139—, se aferró a esa afirmación y a que no iba a airear el tenor literal de su conversación con el presidente de la República.

Foto: Pedro Sánchez y Theresa May conversan el pasado 12 de julio en la cumbre de la OTAN en Bruselas. (Reuters)

"Por supuesto que sí"

Es cierto que en los últimos años, desde que comenzó el deshielo internacional con la isla, han desfilado líderes europeos, miembros de la Unión, papas y ministros del PP y ninguno se ha entrevistado con la disidencia. Sí lo hizo Barack Obama en 2016. Sánchez puso en valor que, tras su cita con Díaz-Canel, los ministros de Exteriores de los dos países, Josep Borrell y Bruno Rodríguez, firmaron un memorándum de entendimiento sobre consultas políticas que permitirá habilitar el cauce de diálogo para hablar de derechos humanos en Cuba, "por supuesto que sí".

Sánchez concibe su visita como un anticipo del viaje de Estado de los Reyes en 2019, cuando se cumpla el quinto centenario de La Habana

El jefe del Ejecutivo enfatizó que esta visita a la isla era "obligada" hace mucho tiempo, porque no tenía sentido alguno que no se estrecharan los vínculos políticos con una tierra muy ligada a España, y que no pusiera un pie en la isla un presidente español desde hacía 32 años, desde Felipe González. "Era necesario recuperar esa relación, romper el hielo, y eso es lo que hemos hecho". Una visita que ha generado, reiteró mucha "expectación" en el empresariado español. "Hemos venido a promover sus intereses, a facilitar su presencia". El momento es clave: Cuba está inmersa ahora mismo en un debate sobre la reforma constitucional ante el que España, dijo Sánchez, está "expectante" y que ve con optimismo, pues aprecia un cierto "impulso reformista". La culminación llegará con el referéndum previsto para febrero de 2019.

Pedro Sánchez realiza la primera visita de un presidente español a Cuba en 32 años

Esa implicación del jefe del Ejecutivo en la problemática de las compañías españolas afincadas en la isla fue agradecida por dos de sus máximos capitanes: José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio, y Antonio Garamendi, que se estrenaba como presidente de la patronal CEOE precisamente con esta visita a la isla. "Apreciamos el compromiso del Gobierno cubano con avanzar hacia un modelo de crecimiento y una apertura para la integración de su economíca en un mercado global [...]. El Gobierno español demuestra por su parte su firme compromiso con la intensificación de relaciones institucionales con Cuba. La presencia aquí del presidente en un ejemplo", señaló Bonet en el arranque del desayuno que Sánchez mantuvo con un centenar de empresarios en el hotel Iberostar Grand Packard, incluido la semana pasada en la lista negra de Donald Trump por estar participado por el Ejército cubano a través del conglomerado Gaviota.

Garamendi, por su parte, agradeció la ayuda del Ejecutivo y reconoció el lento camino de aperturismo económico que está emprendiendo la isla. Un despertar "gradual" que, al albur de la reforma constitucional, dijo, "merece una atención aún mayor por parte de los empresarios españoles", pues consolidaría las reformas económicas y fijaría un marco legal "más favorable" al sector privado. España se está consolidando, de hecho, como el segundo mayor socio comercial de La Habana, por detrás de China y por delante incluso de Venezuela. "El Gobierno", dijo Garamendi, "siempre va a tener el apoyo leal" de las firmas nacionales, su "lealtad", "sentido institucional y de Estado".

Foto: Pedro Sánchez y la ministra Reyes Maroto, con el nuevo jefe de la CEOE, Antonio Garamendi (d), y el presidente de la Cámara de Comercio, José Luis Bonet, este viernes en La Habana. (EFE)

Sin los peces muy gordos del Ibex

Sánchez demandó a Díaz-Canel que agilizara el cobro de las deudas con las empresas españolas. Algunas de ellas son pequeñas y medianas y están muy agobiadas por los impagos. Se calcula que la factura total que debe Cuba a las compañías de nuestro país es de 300 millones de euros. El presidente se comprometió a acelerar esos pagos, y también a regularizar antes de fin de año el impago de la deuda soberana, que asciende a unos 15 millones, según fuentes de La Moncloa. También se movilizará el fondo de contravalor, de unos 400 millones.

Los impagos a las empresas españolas, que Díaz-Canel se ha comprometido a agilizar, rondan los 300 millones, más otros 15 al Estado

En el equipo del presidente informaron de más avances conseguidos a lo largo del foro hispano-cubano que siguió al desayuno, y que al final reunió a unas 300 empresas de los dos países, un centenar más de las previstas. Una prueba más del "éxito" de la cumbre, cuya organización alabó incluso el exsecretario de Estado de Comercio con el PP y hoy presidente del Comité Bilateral Hispano-Cubano, Jaime García-Legaz. "Es el mayor encuentro de estas características de toda la historia", dijo. No obstante, faltaban algunos de los peces gordos del Ibex, si bien La Moncloa señalaba que no se había obsesionado con su presencia y sí con una representación "transversal" de grandes firmas y pymes.

Entre los proyectos más importantes que maduraron en este viaje, este: la oferta de Telefónica de enlazar la isla a su red de cables submarinos para mejorar el acceso a internet de la isla. Se trataría de conectar Cuba con un ramal de la maraña de cables de banda ancha que está desplegando como parte de su infraestructura por Latinoamérica, una región prioritaria para la compañía. La propuesta no es menor, toda vez que la isla es uno de los países en los que peor funciona internet. Los datos 3G son caros, los pocos puntos wifi que hay son muy inestables y están saturados. Tampoco el régimen ha tenido en estos años demasiado interés en potenciar la red, porque la consideraba un arma de "penetración ideológica", informa EFE.

Sánchez tranquiliza a los empresarios españoles con intereses en Cuba

De los detalles de este y de otros contratos estaba encima, advertían desde La Moncloa, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, que formaba parte de la delegación de Sánchez, al igual que su compañero Josep Borrell. Ella era la que participó, pues, en el cierre de importantes acuerdos comerciales España-Cuba.

placeholder Cubanos y turistas fotografían al presidente español, Pedro Sánchez, durante su paseo por La Habana Vieja, este 23 de noviembre. (EFE)
Cubanos y turistas fotografían al presidente español, Pedro Sánchez, durante su paseo por La Habana Vieja, este 23 de noviembre. (EFE)

Así, las autoridades cubanas se comprometieron a "enviar una lista de proyectos prioritarios que quieren reservar para España", señalaron desde La Moncloa. Es decir, que corporaciones españolas se han colocado como candidatos preferentes a ojos de la isla para restaurar la red de trenes de cercanías y gestionar cuatro aeropuertos, en este caso a través de la empresa pública Aena, cuyo presidente, Maurici Lucena, viajó a bordo del Airbus presidencial. España, no obstante, ha llegado más tarde al reparto, puesto que Francia se hizo con el aeródromo principal, el José Martí, en La Habana —los otros cuatro están situados en zonas turísticas—, mientras que los trayectos largos de ferrocarril los harán los rusos. A eso se refería Sánchez en la mañana cuando advertía que la "ausencia de liderazgo institucional", la "dejadez" de gobiernos anteriores del PP hizo que otros países tomaran la "ventaja" y se hicieran con los contratos más suculentos. Francia fue de las naciones más espabiladas.

Foto: Pedro Sánchez y Miguel Díaz-Canel charlan mientras sus ministros de Exteriores firman uno de los dos acuerdos alcanzados, este 22 de noviembre en La Habana. (EFE)

Suministro de pollos

Las negociaciones también están en marcha para que empresas españolas abastezcan de gas licuado a Cuba. La empresa Naviera Elcano está en conversaciones con Repsol para suministrar este combustible a la isla a bordo de buques, un proyecto que Gas Natural también está estudiando. "Hay buenas perspectivas". España aprovecha la ocasión después de que se retirara la petrolera francesa Total.

Se ha avanzado para que Telefónica conecte la isla por cable submarino, o que trenes de cercanías y aeropuertos sean gestionados por España

Los dos gobiernos sí firmaron ya un preacuerdo por el que se pondrá en marcha un proyecto de 50 millones de euros gracias al que empresas españolas como Kodysa abastecerán 400.000 pollos frescos cada semana. No es poca cosa. Con esta cifra se satisface el 30% de la demanda local y ayudaría a aliviar la crónica carencia de productos avícolas y de primera necesidad. El proyecto comprendería también el suministro de piensos y estaría participado por el Estado a través de la Compañía Española de Financiación del Desarrollo (Cofides), que depende del ministerio que dirige Maroto.

"Queremos que España esté más presente en Cuba", subrayó el presidente, quien también destacó la pretensión de nuestro país de "contribuir activamente en el proceso de reformas" en la medida en el que las autoridades de la isla lo reclamen.

placeholder Pedro Sánchez escucha al historiador de La Habana, Eusebio Leal, durante su paseo por el casco histórico de la ciudad, este viernes. (EFE)
Pedro Sánchez escucha al historiador de La Habana, Eusebio Leal, durante su paseo por el casco histórico de la ciudad, este viernes. (EFE)

La "mayor presencia" que invocó Sánchez no busca ser solo comercial. El segundo de los memorandos de entendimiento firmado por Borrell tiene que ver con la cooperación cultural, de forma que las producciones españolas se puedan ver en la isla y a la inversa. La muestra de esa colaboración se plasmó en la inauguración de la muestra 'Archipapers', pero también en la entrega temporal que hizo Sánchez al historiador de la ciudad, Eusebio Leal, de la silla que perteneció al general que participó en la Guerra de la Independencia de Cuba Antonio Maceo. La pieza salió de Mallorca para un periodo de dos años y viajó en el Airbus presidencial hasta La Habana, hasta el Palacio de los Capitanes Generales. En la parte antigua y noble de la ciudad. El punto de arranque del recorrido a pie del presidente, que finalizó en la plaza de San Francisco. Para entonces Borrell, parapetado debajo de su gorro de paja en la cabeza para combatir el intenso sol, se había encarado con los independentistas. En silencio. "No le vamos a escupir. 'No pateixis' [no sufras]", le dijeron, recordando el episodio de tensión vivido esta semana en el Congreso con ERC.

España quiere estar "presente" en Cuba, más aún ahora que está abierto el debate de la reforma constitucional. El cauce institucional se ha abierto

Sánchez quiere que este viaje sea el inicio de un "nuevo tiempo", inmerso en un momento de cambio en la isla, y cuyo colofón sea la visita de Estado de los Reyes el año que viene. Será el siguiente hito. Otro con la categoría de histórico. De los de verdad. Porque jamás un monarca español ha pisado Cuba, la última de sus colonias, en un encuentro bilateral. El 16 de noviembre de 2019 se cumplen 500 años del nacimiento de La Habana. Un cumpleaños demasiado redondo, cree el Ejecutivo, como para dejarlo pasar por alto. Para entonces volverá el debate siempre recurrente (y necesario), qué ocurre con la disidencia. Porque Cuba, por mucho que intente abrirse tímida y lentamente al mundo, sigue siendo lo que es, un régimen de partido único, lejos de evolucionar hacia una verdadera democracia, en el corazón del Caribe.

El presidente de España!", gritaba uno desde una de las pequeñas calles de La Habana Vieja, en el corazón de la ciudad. El núcleo colorido de edificios coloniales, muchos restaurados en los últimos años, abrazaba la creciente comitiva. Era mediodía, el sol caía a plomo, el calor se hacía a veces asfixiante. Más y más cubanos se agolpaban en la calzada siguiendo "al presidente de España". A Pedro Sánchez y a su mujer, Begoña Gómez. Cientos de ciudadanos y turistas querían acercarse y conocerlos, móvil en ristre —la conexión a internet deja mucho que desear, y pillar wifi se convierte en una hazaña—, hacerse fotos. El jefe del Ejecutivo caminaba con aire distendido, americana en la mano, igual que hizo el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, también al lado de su esposa, Lis Cuesta. De cicerone ejercía el mejor conocedor de la historia de la ciudad, Eusebio Leal. Al paso sorprendieron unos pasos de flamenco en un tablao, o los jóvenes de una escuela taller financiada por España uniformados y esperando el saludo del mandatario socialista. Y hasta un "presos polítics!" con que unos jóvenes independentistas catalanes increparon al ministro de Exteriores, Josep Borrell.

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