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Muerte en los Pirineos: un coche, un cadáver y un arma increíble nunca antes detectada
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un misterioso caso: inédito en españa

Muerte en los Pirineos: un coche, un cadáver y un arma increíble nunca antes detectada

Un coche, un cadáver y un misterioso instrumento que los investigadores nunca antes habían visto. Parece digno de un 'thriller', pero ha sucedido dentro de nuestras fronteras

Foto: Escopeta para topos a la izquierda en un montaje de El Confidencial. (EC)
Escopeta para topos a la izquierda en un montaje de El Confidencial. (EC)

Esta historia comienza como acaban tantas otras, con un coche detenido en la cuneta de una carretera secundaria y, al volante, un cadáver con un agujero en el lado izquierdo del pecho.

Cuando llegaron, los policías se encontraron con un caso que, sin ser especialmente difícil de resolver, sí era el más extraño que habían visto en sus dilatadas carreras. Para empezar, había un muerto pero no rastro de sangre, ni dentro del coche ni en la ropa. El agujero del proyectil, solo de entrada, también resultaba sospechoso a primera vista.

Foto: Fernando Serranía, con algunos de los documentos obtenidos. (Michael McLoughlin)

El forense que examinó el cuerpo y practicó la autopsia, Carlos Chérrez, accede a contar el caso a El Confidencial a condición de no revelar el lugar exacto de los hechos. Todo lo que podemos contar es que sucedieron en una zona rural situada al norte de España, cerca de los Pirineos.

"El pobre chico no estaba escondido en el monte, lo que hubiera complicado todo, sino en el arcén de una carretera", explica el forense. "Entonces apenas pasaron varias horas hasta que la policía local lo encontró".

La víctima era un hombre de 30 años. El asiento estaba reclinado hacia atrás y el freno de mano echado. Vestía vaqueros y una sudadera gris con capucha. Barba de tres días. A través del agujero del pecho destacaba el color azul de la camiseta que llevaba debajo.

A primera vista, todos apuntaron al homicidio, pero pronto apareció algo que les hizo reconsiderar su hipótesis: de asesinato a suicidio.

placeholder Instrumento encontrado en el coche de la víctima.
Instrumento encontrado en el coche de la víctima.

Pero ¿qué demonios es ese instrumento? A primera vista parecía una especie de bayoneta de hierro oxidado, o incluso un apero de labranza. Pero, de nuevo, uno de los curiosos que se acercaron señaló el dispositivo metálico y entonces habló.

"Ha sido un caso de fácil resolución porque los lugareños que encontraron el cadáver informaron de la naturaleza del arma", explica Chérrez. "Si no se hubiera identificado el arma en el levantamiento del cadáver se habría investigado un homicidio misterioso de incierta resolución".

Si no se hubiera identificado el arma en el levantamiento del cadáver se habría investigado un homicidio misterioso

Era un arma de fabricación artesanal para matar topos. A medio camino entre la escopeta y la ballesta, se clava en el suelo apuntando a la madriguera de los topos y, con un sistema de muelles y palancas actúa de forma parecida a un cepo, solo que en lugar de atrapar a la presa le suelta un cartucho de perdigones.

Eso explicaba también el clavo que se encontró en el asiento del conductor, cuya función es penetrar dentro del cartucho para provocar la detonación.

placeholder Funcionamiento de la escopeta para topos: al activar el resorte B se produce el disparo.
Funcionamiento de la escopeta para topos: al activar el resorte B se produce el disparo.

"El uso de este arma se extiende por varias poblaciones del Pirineo", continúa el forense, autor junto con Rafael Teijeira de un artículo al respecto publicado recientemente en una importante revista de ciencia forense. "La condición de artesanal y encubierta para las autoridades condiciona que no exista un conocimiento cierto de la extensión del fenómeno".

Lo cierto es que a raíz de este caso, Chérrez consultó la literatura publicada al respecto y halló que no era un hecho aislado.

El largo historial de las escopetas para topos

"Todo el mundo puede hacer una escopeta casera siguiendo instrucciones sencillas y sin adquirir responsabilidad legal", explicaba el investigador turco Serafettin Demirci, de la Universidad de Selcuk en un artículo de 2008. Ahí describía hasta tres casos en los que un arma auto-manufacturada para topos había acabado con la vida de una persona.

Por ejemplo. Un hombre de 51 años instaló una en su campo de patatas y, al ver que no funcionaba la sacó para inspeccionarla. El resultado fue un disparo en la cara que le provocó la explosión del ojo izquierdo y, tres días más tarde, la muerte. En otro caso, otro hombre de 43 sufrió un desenlace parecido. En este caso, para fabricar el arma habían modificado un rifle situando en el extremo del disparador un aro de hierro dentro del cual se situaba una patata, que servía como cebo. Y al mover el tubérculo, ¡BANG!

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Pero el caso más útil para el caso de Chérrez era el del tercer ciudadano turco, uno de 78 años que llevaba al menos 15 tratándose intermitentemente de depresión. Dos días después de salir de un ingreso psiquiátrico, este hombre colocó un arma para topos verticalmente a su cabeza y apretó el gatillo. Era la segunda vez que intentaba suicidarse, la primera ingirió un insecticida.

Otro estudio señala que en Turquía, desde el año 2000, al menos han aparecido otros 28 granjeros en urgencias con heridas en la mano provocadas por un arma para topos. Pero no solo allí.

Al otro lado de los Pirineos, en Bayona, este tipo de munición casera también ha registrado muchos casos, según otro trabajo de 2013. En un plazo de dos años, aparecieron diez personas con heridas de arma contra topos. Muchas de ellas llegaron a perder dedos o tuvieron que someterse a fisioterapia para recuperar la movilidad.

Es decir, que el chico español que apareció en el coche era uno más de los habitantes pirenaicos acostumbrados a tratar con este sorprendente dispositivo casero.

¿Puede la historia complicarse más?

Sorprendentemente, la herida no produjo sangre. ¿Por qué?

"La lesión de entrada era asombrosa, no era un agujero que se correspondiera a un arma de fuego sino una erosión", explica el forense. "En un arma típica la velocidad del proyectil es mucho mayor y la piel no se estira tanto, sino que se desintegra".

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Sin embargo, en este caso, el arma artesanal produjo un gran estiramiento de la piel que, al mismo tiempo, "provocó un agujero muy pequeño que se rellenó con la sangre y el propio proceso de cadaverización", añade Chérrez.

La investigación posterior del suceso, que aconteció en la primavera de este mismo año, arrojó otra información que ayudó a dar forma a las conclusiones. El sujeto tenía un historial de abuso de drogas y problemas psiquiátricos. El informe final dictaminó el suicidio como causa de la muerte.

Además, trascendió que, varios años antes, el hermano mayor de la víctima había fallecido, también por suicidio y en el mismo lugar que él.

En aquel caso, se desconoce el método.

Esta historia comienza como acaban tantas otras, con un coche detenido en la cuneta de una carretera secundaria y, al volante, un cadáver con un agujero en el lado izquierdo del pecho.

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