Bermúdez de Castro, el hombre del 155 que entró en la Generalitat por el garaje

"Les hubiera gustado que fuéramos en 100 autobuses a ocupar las consejerías y fuimos tres personas; yo pisé una dependencia y entré por el garaje para que nadie pudiera sentirse turbado". Así explicó en el Senado la cuidadosa y discreta intervención de la Generalitat a cargo de Presidencia del Gobierno y en aplicación del 155 de la Constitución el principal responsable de la operación sobre el terreno: el secretario de Estado para las Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro.

Mano derecha de Soraya Sáenz de Santamaría para las relaciones con las autonomías desde noviembre de 2016, y como tal delegado del Ejecutivo para el control de la Administración catalana, Bermúdez de Castro presume de la "plena normalidad" con que funciona la Generalitat intervenida gracias a la decisión y tacto de Mariano Rajoy, y a los propios funcionarios. Pero también a los cargos políticos como los directores generales, incluidos los de ERC. "La gestión del día a día acatando el 155 la están llevando ustedes, todos sus directores generales acatan el 155", soltó el secretario de Estado al portavoz republicano en la Cámara Alta en su primer debate parlamentario.

Oscense con raíces en la comarca de la Ribagorza, de la cantera de Nuevas Generaciones y formado a las órdenes de Luisa Fernanda Rudi, Bermúdez de Castro lleva la mitad de su carrera política en departamentos de Presidencia y con billete de ida y vuelta para Barcelona. Estudió Empresariales en la Universidad Abierta de Cataluña, estuvo al frente de la Consejería de Presidencia del Gobierno de Aragón (2011-2015) y ahora , en La Moncloa con Sáenz de Santamaría, está más tiempo en el AVE y en Barcelona (la mitad de la semana) que en Madrid.

El hombre de Santamaría en la Generalitat y coordinador del desembarco de altos cargos del Estado español que no fue necesario (cuestión también de informática e internet) tiene 46 años y una larga trayectoria política, primero en el ámbito municipal en el Ayuntamiento de Huesca y luego en el autonómico en las Cortes de Aragón y en el Gobierno de Rudi. Ese conocimiento del funcionamiento práctico del Estado autonómico, más la amistad personal con la vicepresidenta del Ejecutivo, le llevó a su actual cargo.

Bermúdez de Castro comparte con Sáenz de Santamaría desde hace años jornadas de esquí en la estación de Formigal, la favorita de Aramón, la empresa pública que gestiona el sector de la nieve en toda la región y de la que el actual secretario de Estado también fue presidente. Con dos hijas pequeñas, la primera nacida cuando era consejero autonómico y la segunda el pasado año, este lunes tuvo que recurrir al ejemplo familiar para replicar al portavoz de ERC en el Senado, que no podía creerse que en las "guarderías españolas" se hiciera jurar bandera a los niños. Eso sostenía el independentista para desacreditar las acusaciones sobre el adoctrinamiento nacionalista en colegios de Cataluña.

Casado con una periodista, el 'interventor' de la Generalitat es un modelo de discreción (como le gusta a su jefa) para dirigir las consejerías sin ser detectado siquiera. E igual que entró un día por un garaje a una dependencia del Gobierno autonómico "hasta que se dieron cuenta", ahora evita contar dónde despacha cuando va a Barcelona. Solo se sabe que coordina todas los departamentos y supervisa todas las decisiones administrativas que se toman en Cataluña, buena parte de ellas propuestas y luego ejecutadas por directores generales colocados en su día por Carles Puigdemont y Oriol Junqueras.