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Urnas en 55 días: órdago de Rajoy para romper al independentismo
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la respuesta del Gobierno al golpe separatista

Urnas en 55 días: órdago de Rajoy para romper al independentismo

El presidente del Gobierno vuelve a descolocar a propios y adversarios con una jugada arriesgada: convocar elecciones con solo dos meses de intervención de la Generalitat

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la rueda de prensa ofrecida en la Moncloa. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la rueda de prensa ofrecida en la Moncloa. (EFE)

Mariano Rajoy vuelve a descolocar a propios y adversarios, esta vez independentistas catalanes, con una jugada arriesgada como la de convocar elecciones autonómicas en Cataluña el 21 de diciembre, con el periodo mínimo para intervenir las competencias de la Generalitat en rebeldía, apenas ocho semanas para desmontar los resortes de poder y financiación paralela de los secesionistas. "Hace lo que tenía que haber hecho Puigdemont, acaba con el victimismo del 'no nos dejan votar', cierra el margen para cualquier comprensión internacional a la causa de los separatistas y obliga a algunos de esos partidos a meterse en campaña en vez de en las revueltas callejeras". Esos eran los comentarios repetidos anoche entre los dirigentes del PP, sorprendidos por la maniobra final del jefe, "arriesgada pero inevitable" ante las prisas de los socialistas (por el PSC) y Ciudadanos para celebrar esos comicios.

Según la interpretaban en la sede de Génova, la decisión final del presidente del Gobierno era el precio por el apoyo a poner en marcha el artículo 155 de la Constitución y para convocar elecciones en enero, pero ya puestos "cuanto antes mejor". Ese era el efecto sorpresa que se había reservado Rajoy, disolver ya el Parlamento catalán en vez de esperar otro mes que los secesionistas iban a aprovechar como órgano central de su propaganda una vez destituido el Govern en pleno.

Aunque hay dirigentes populares que ya hablaban de nueva "jugada maestra" de Rajoy, como la de rehuir la petición del rescate económico en 2012 o rechazar el turno de investidura en 2015, en la dirección nacional y en la catalana del PP apostaban hasta ahora por una aplicación severa y larga del artículo 155 en Cataluña. Eran partidarios de esperar a la vuelta plena a la normalidad institucional y social, desmontar antes todas las estructuras de promoción y adoctrinamiento separatista (redes clientelares, medios de comunicación públicos y subvenciones en general) con el fin de que los constitucionalistas pudieran competir después en las urnas con menos desventaja de lo que lo hacen tradicionalmente.

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la rueda de prensa. (EFE)

El presidente del Gobierno prefirió limitar al mínimo, al menos en el tiempo, la intervención de la Generalitat. Era lo más democrático, según recuerdan en fuentes gubernamentales: dar la palabra a los ciudadanos cuanto antes para restituir el orden constitucional después de que los gobernantes se hubieran instalado en la ilegalidad. Una operación quirúrgica, rápida y "proporcional" prometida por Rajoy que conlleva el riesgo de llamar a la urnas en un momento de máxima movilización en la calle de los partidarios de esa república nacionalista que nadie reconocerá.

Las formaciones de Puigdemont y Junqueras tendrán que continuar sus discusiones para decidir si van a los comicios, si lo hacen o no juntos…

El otro problema que presenta la fecha prenavideña señalada por el jefe del Ejecutivo es la falta de tiempo para que los tribunales sustancien alguna condena firme para los principales promotores del golpe separatista. Sin embargo, en el PP no esperan que los partidos tradicionales se atrevan a boicotear las elecciones ("hay muchas nóminas en juego") y desde luego no creen que sea el caso de lo que queda de la antigua Convergència, hoy PDeCAT, y ni siquiera de ERC. Las formaciones de Puigdemont y Junqueras tendrán que continuar sus discusiones, esta vez para decidir si van a los comicios, si lo hacen o no en coalición y si eso supone la vuelta a la ley.

placeholder Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, aplauden junto a los diputados de JxSí y la CUP tras la votación. (EFE)
Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, aplauden junto a los diputados de JxSí y la CUP tras la votación. (EFE)

Como Rajoy dijo al presentar sus primeras medidas de intervención de la Generalitat, convoca también unas elecciones "libres, limpias y legales (no como la consulta del 1-O, venía a decir) que puedan restaurar la democracia en la comunidad autónoma". Era su mejor argumento para sostener que "no se trata de suspender el autogobierno, de intervenirlo ni de recortarlo, sino sencillamente de devolverlo a la normalidad lo antes posible".

Mariano Rajoy vuelve a descolocar a propios y adversarios, esta vez independentistas catalanes, con una jugada arriesgada como la de convocar elecciones autonómicas en Cataluña el 21 de diciembre, con el periodo mínimo para intervenir las competencias de la Generalitat en rebeldía, apenas ocho semanas para desmontar los resortes de poder y financiación paralela de los secesionistas. "Hace lo que tenía que haber hecho Puigdemont, acaba con el victimismo del 'no nos dejan votar', cierra el margen para cualquier comprensión internacional a la causa de los separatistas y obliga a algunos de esos partidos a meterse en campaña en vez de en las revueltas callejeras". Esos eran los comentarios repetidos anoche entre los dirigentes del PP, sorprendidos por la maniobra final del jefe, "arriesgada pero inevitable" ante las prisas de los socialistas (por el PSC) y Ciudadanos para celebrar esos comicios.

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