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Los 'comuns' de Ada Colau tras el 1-O: entre la búsqueda de un pacto con ERC y la nada
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TRES escenarios PARA la izquierda no soberanista

Los 'comuns' de Ada Colau tras el 1-O: entre la búsqueda de un pacto con ERC y la nada

Catalunya en Comú se debate entre generar un frente común que amenace la hegemonía independentista o forzar una alianza postelectoral con ERC ante su previsible divorcio de Junts pel Sí

Foto: El portavoz de los 'comuns' en el Congreso, Xavier Doménech, conversa con el portavoz parlamentario de ERC, Joan Tardà, y el diputado Gabriel Rufián. (EFE)
El portavoz de los 'comuns' en el Congreso, Xavier Doménech, conversa con el portavoz parlamentario de ERC, Joan Tardà, y el diputado Gabriel Rufián. (EFE)

El referéndum independendista del próximo 1 de octubre determinará el mapa electoral a medio plazo, en función de cómo se resuelva y las posiciones que adopten las diferentes fuerzas. Pocos son los expertos demoscópicos que no llaman la atención sobre el escenario que se abrirá tras la consulta unilateral convocada por el Govern a la hora de leer, con cautela por tanto, los datos del último barómetro CIS sobre intención de voto. Todos los escenarios están abiertos y la creciente incertidumbre obliga a los partidos a improvisar sus estrategias en el día a día. La única hipótesis compartida y en base a la que comienzan a trabajar todos los partidos es la convocatoria de elecciones anticipadas en Cataluña, tras una consulta sin validez jurídica ni reconocimiento internacional.

La novedad electoral en estos comicios anticipados la representaría Catalunya en Comú, el partido liderado por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el portavoz de los 'comuns' en el Congreso de los Diputados, Xavier Domènech. Su papel es una incógnita dado la ambigüedad con la que surfea sobre la cuestión identitaria, sin descartarse como socio tanto de la izquierda soberanista -ERC- como de los socialistas de nuevo cuño plurinacional -PSC-. A la espera de que se resuelva si su futuro estará ligado o no a Podem, la izquierda no soberanista podría presentarse atomizada y con menos opciones electorales que la derecha, generar un frente común que amenace la hegemonía independentista o forzar un cambio en los bloques mediante una alianza poselectoral con ERC ante su previsible divorcio de Junts pel Sí.

Los 'comuns' siempre priorizaron el escenario de un pacto poselectoral con ERC, aunque la férrea oposición del repúblicano Alfred Bosch en el Ayuntamiento de Barcelona, tras apoyar la investidura, ha reducido estas posibilidades, hasta el punto de que Ada Colau se decantó por dar entrada al PSC en su equipo de Gobierno. En sus inicios recibieron un trasvase de las bases republicanas incluso mayor al de las socialistas, destacando siempre como un mantra que en sus filas y la dirección estaba integrada tanto por federalistas como por confederalistas y soberanistas, y un acercamiento “fraterno” entre las izquierdas les posibilitaría cambiar el marco político haciéndolo más favorable a sus intereses electorales, priorizando lo social sobre lo identitario.

El previsible candidato de los 'comuns' a la Generalitat, Xavier Domènech, aprovechaba su intervención durante la moción de censura contra Mariano Rajoy el pasado junio para clarificar esta hoja de ruta, dirigiéndose a ERC. "Compañeros de ERC, les diría que para hablar de futuro demos un paso más", basándose en que "ya hay posibilidad de una mayoría" para construir una Cataluña "más justa, más libre y más limpia", porque "debemos reconocer que el problema de la corrupción extendida no es solo un problema de España", en referencia a los casos de corrupción que arrinconan a la antigua CIU.

Domènech ya ofreció a ERC desde la tribuna del Congreso un pacto de Gobierno, en clave constituyente y para dejar fuera de juego al PDeCAT

Domènech concluía así que “podemos construir más allá de las hojas de ruta, la podemos construir a partir de procesos constituyentes que acepten que tanto los del sí como los del no comparten algo fundamental: el Estado autonómico está agotado en Cataluña desde hace años y hace falta construir una nueva Cataluña. No dividamos, construyamos juntos fuera de aquello que también es viejo en el Gobierno de Cataluña”.

Toda una declaración de intenciones, que no tiene nada de novedosa pero que con vistas al laberinto electoral actual produciría un terremoto político en Cataluña con un cambio de hegemonías que despojaría al PDeCAT, la antigua Convèrgencia, del protagonismo que ha tenido durante las últimas décadas. Al mismo tiempo, los 'comuns' no dejan de mirar al PSC, como se ha demostrado a nivel municipal, y a la reedición de un tripartito de izquierdas suplantando el espacio de ICV que, en este contexto, no sería fácil de digerir ni para los socialistas catalanes ni para Ferraz, a pesar de su reciente giro para abrazar la plurinacionalidad.

El meteórico ascenso electoral de ERC es paralelo al descalabro de sus socios de la derecha independentista, y las posibilidades de reeditar un gobierno de concentración con la actual coalición de Junts pel Sí son cada vez más escasas y se generaliza su rechazo entre los republicanos. Para el sociólogo y economista Salvador Cardús, que colabora como asesor del Govern en el Consell Assessor per a la Transició Nacional, “reconstruir Junts pel Sí como en las elecciones anteriores es una opción que, la verdad, no la veo”.

Los márgenes de maniobra de los diferentes actores son estrechos y ninguna formación está en condiciones de modificar sus posicionamientos

Al mismo tiempo, Cardús reconoce la dificultad de anticipar análisis políticos porque “todos los escenarios están absolutamente abiertos”, en un contexto en el que “no solo no hay estrategia, sino que la táctica es fugaz” con decisiones, dice, “que se toman día a día”. La mirada es “cortoplacista” y dependiendo de cómo se resuelva el 1-O, como coinciden la mayoría de analistas, podría precipitarlo todo. En todo caso, apunta que los márgenes de maniobra de los diferentes actores son muy estrechos y ninguna formación está en condiciones de modificar sus posicionamientos, por lo que tampoco descarta que se prolongue una situación en la que nadie acabe de resolver el desafío territorial o se entre en un período de limbo político.

Los 'comuns' mantienen un rocoso electorado, como demuestran los últimos datos del CIS, y la oferta que siempre ha estado en la mesa de la dirección de ERC supondría la unión entre la fuerza más votada en Cataluña en las dos últimas elecciones generales y la segunda. El desgaste de Junts pel Sí, una coalición contranatura y para un contexto de excepcionalidad que difícilmente se podrá sostener en el tiempo, es un secreto a voces y solo el PDeCAT busca su supervivencia reeditándola. Las presiones que surjan desde colectivos de la sociedad civil como Òmnium Cultural o la ANC también determinarán el juego de las coaliciones.

Para la analista e investigadora de la Fundación de los Comunes, Nuria Alabao, quien también formó parte de la dirección catalana de Podem en sus inicios, las posibilidades de que un frente progresista amenace la hegemonía independentista son escasas si se mantiene el actual marco independentista, reeditando el carácter plebiscitario de los últimos comicios del 27-S. El hundimiento del PDeCAT en las encuestas no le ha restado ni un ápice su capacidad de establecer la agenda y el marco discursivo en el que deben moverse el resto de partidos, según explica.

Mientras los comuns no logren situar el eje social en el centro de la política catalana su meta de alcanzar la Generalitat será inviable

Mientras los 'comuns' no logren situar el eje social en el centro de la política catalana su meta de alcanzar la Generalitat será inviable, aunque finalmente sellen un acuerdo con Podem para concurrir con una única papeleta, como Alabao cree que sucederá. Precisamente, de ahí la obsesión de Domènech porque las próximas elecciones sean en clave constituyente, en lugar de plebiscitaria con la única intención de independencia 'sí' o independencia 'no'. Además de una “Cataluña más limpia” de corrupción.

Como señala el último CIS, la corrupción y el fraude son el primer problema que más afecta a los electores que votaron a ERC el 26-J, seguido de los problemas relacionados con la calidad del empleo o la precariedad, el paro y las pensiones. La independencia de Cataluña no asoma hasta la quinta posición, empatada a puntos con la sanidad, la educación y los problemas de índole económica en general. Todo ello, como concluye Nuria Alabao, considerando que el independentismo surge de las clases medias y medias altas, lo que limita su capacidad para convencer a las clases empobrecidas y obreras que vayan a mejorar sus condiciones de vida.

El referéndum independendista del próximo 1 de octubre determinará el mapa electoral a medio plazo, en función de cómo se resuelva y las posiciones que adopten las diferentes fuerzas. Pocos son los expertos demoscópicos que no llaman la atención sobre el escenario que se abrirá tras la consulta unilateral convocada por el Govern a la hora de leer, con cautela por tanto, los datos del último barómetro CIS sobre intención de voto. Todos los escenarios están abiertos y la creciente incertidumbre obliga a los partidos a improvisar sus estrategias en el día a día. La única hipótesis compartida y en base a la que comienzan a trabajar todos los partidos es la convocatoria de elecciones anticipadas en Cataluña, tras una consulta sin validez jurídica ni reconocimiento internacional.

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