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De Bolinaga a la cita con Rato: los múltiples charcos del ministro Fernández Díaz
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su valoración en el cis, la mitad que rubalcaba

De Bolinaga a la cita con Rato: los múltiples charcos del ministro Fernández Díaz

El capítulo de la reunión con Rodrigo Rato se suma a la lista de desafortunados incidentes que han abierto grietas con las víctimas de ETA, con la Guardia Civil y con la oposición

Foto: Jorge Fernández Díaz en el funeral de las víctimas del accidente aéreo de Germanwings. (REUTERS)
Jorge Fernández Díaz en el funeral de las víctimas del accidente aéreo de Germanwings. (REUTERS)

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, tenía razones para prometérselas felices cuando asumió el cargo en diciembre de 2011. Contaba con el apoyo de su colega y amigo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para tomar las riendas de una cartera principal que por primera vez prescindía de la nube negra de ETA y tenía controlado el integrismo yihadista. Pero una serie de avatares, y sobre todo la facilidad para meterse en charcos tanto dialécticos como de obra, han impedido que pudiera convertirse en un ministro estrella o, por lo menos, en mantener la misma aprobación en el CIS que otros antecesores. La última ha sido su reunión "estrictamente personal" con el exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato, por la que declarará este viernes en el Congreso.

Bajo su nombre la valoración de la figura del ministro del Interior en los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha bajado la nota media a casi la mitad. De hecho, mientras Fernández Díaz ha sido calificado en la medición de julio con un 2,61, en el mismo mes del año en el que el PSOE culminaba la legislatura, 2011, el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba cosechaba un 4,62 y conseguía una de las mejores notas del plantel de ministros.

Independientemente de la lista de tropiezos, su gestión ha tenido que lidiar constantemente con críticas de la oposición por su política migratoria en las fronteras de Ceuta y Melilla y durante los dos años de trámite de la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida también como Ley Mordaza, que entró en vigor el pasado mes de julio. Por este motivo, Fernández Díaz también se convirtió en objetivo de una activista de Femen que se lanzó en su contra como un proyectil humano con la frase “Violador de libertades” escrita en el pecho.

Agosto de 2012: Excarcelación del etarra Bolinaga

El primero de los escollos llegó con la polémica por la libertad condicional concedida al etarra Josu Uribetxeberria Bolinaga, quien padecía un cáncer que posteriormente le causó la muerte en enero de 2015. Bolinaga, que cumplía la máxima pena por el asesinato de tres guardias civiles y el largo secuestro del exfuncionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, recibió un primer informe de Instituciones Penitenciarias para ser excarcelado al considerar que la gravedad de su enfermedad le impedía permanecer en la cárcel. Trece días después, la Audiencia Nacional y su forense, Carmen Baena, contravinieron esa decisión al considerar que su vida no corría peligro inminente y que podía seguir siendo tratado en la cárcel. Y la indignación de un sector de las asociaciones de víctimas de ETA estalló después de que el Ministerio del Interior pidiera un informe que volvió a mantener el diagnóstico original y ponía al etarra en las calles, un hecho que Fernández Díaz apuntaló con el argumento de que actuar de otro modo habría supuesto prevaricar. Sin embargo, el etarra no murió en el plazo de un año ni de dos, dando la razón a la forense.

Enero de 2013: Dimisiones en cadena

Desde el inicio de su labor, el equipo de Fernández Díaz ha sufrido una larga serie de bajas, tanto voluntarias como forzosas. La primera llegó al cumplirse el primer año, de la mano de quien fuera el número dos del Ministerio del Interior, el ex primer secretario de Estado de Seguridad, Francisco Ulloa. Su jefa de gabinete, Concepción Figuerola, dejó también el puesto en septiembre, y se sumó el jefe de Gabinete del director de la Policía, Pedro Aguado, después de que se revelara que su mujer era socia de una academia de aspirantes al Cuerpo; el comisario general Rodríguez Ulla, por la investigación paralela del ático de Marbella del expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González, y también su sucesor, José Losada, por no frenar las indagaciones. Entre los que pasaron a pasillo hay que contar también a un jefe de gabinete del Secretario de Estado de Seguridad, un jefe de Asuntos Internos de la Policía, un asesor del ministro en temas de terrorismo, el jefe de gabinete del director de la Policía, y el jefe de prensa del Ministerio.

Mayo de 2013: El tropiezo de ETA y el aborto

Un cortocircuito en una rueda de prensa llevó al ministro a los primeros puestos en las listas de noticias más leídas. Preguntado por la reforma legislativa del aborto en pleno cuestionario sobre una serie de detenciones de miembros de la banda terrorista, Fernández Díaz acabó mezclando ideas. “Primero hablamos de lo de hoy y luego de otras cosas, porque el aborto tiene poco que ver con ETA. Bueno, tiene algo que ver, pero, en fin, no demasiado”, dijo.

Enero de 2014: La filtración de una operación contra ETA

Una de las salidas más mediáticas del Ministerio del Interior fue precisamente la de su exdirector de Comunicación Albert Gimeno, un periodista de La Vanguardia que llegó a la cartera en 2012 considerado como un estrecho colaborador del político catalán. La dimisión llegó después de que el equipo de prensa informara por equivocación de una operación contra ETA antes de que los agentes de la Guardia Civil salieran siquiera de los cuarteles. Algunos medios llegaron a hacerse eco y la operación finalmente cumplió con la detención de ocho integrantes del Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK, en euskera), aunque algunas fuentes señalaron en el momento que nunca se lograron encontrar los documentos más sensibles.

Agosto de 2015: La reunión con Rato

El pasado sábado el diario El Mundo publicó que Fernández Díaz había mantenido una reunión en la sede de Interior con Rodrigo Rato, lo que el ministerio confirmó este lunes en un escueto comunicado. La entrevista, aclaraba la nota, se celebró en el edificio oficial para garantizar la “transparencia” y en el transcurso de una hora se habló de todo un poco a título "exclusivamente personal", pero no de la situación procesal del exbanquero. Esta versión fue después demeritada por Rato, que dijo en declaraciones a El País: “(La entrevista) fue amigable. Hablamos de muchos temas, como de Cataluña y otras cuestiones, además de todo lo que me está pasando”.

Para apagar el fuego, y en medio de las exigencias de la oposición para que Fernández Díaz se sume a la avalancha de dimisiones en su ministerio, el titular de Interior ha solicitado comparecer ante la Comisión de Interior del Congreso, y lo hará el próximo viernes 14 a las 09:30 de la mañana.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, tenía razones para prometérselas felices cuando asumió el cargo en diciembre de 2011. Contaba con el apoyo de su colega y amigo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para tomar las riendas de una cartera principal que por primera vez prescindía de la nube negra de ETA y tenía controlado el integrismo yihadista. Pero una serie de avatares, y sobre todo la facilidad para meterse en charcos tanto dialécticos como de obra, han impedido que pudiera convertirse en un ministro estrella o, por lo menos, en mantener la misma aprobación en el CIS que otros antecesores. La última ha sido su reunión "estrictamente personal" con el exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato, por la que declarará este viernes en el Congreso.

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