La puerta de la casa de la enferma de ébola, tapiada con un tabique de pladur

Los servicios de limpieza de la Comunidad de Madrid terminarán hoy con la labor de desinfección del inmueble y las zonas comunes donde viven Teresa Romero y su esposo, junto con una docena de vecinos más, en una urbanización de Alcorcón. Muchas de las personas que comparten ascensor y escalera con la infectada del ébola se enteraron por El Confidencial de que la propietaria del sexto estaba ingresada en el Carlos III tras haber sido contagiada por el virus y denunciaron que, 24 horas después del ingreso, ningún responsable sanitario se acercó hasta el inmueble para limpiarlo. Desde entonces, ya se ha desinfectado en tres ocasiones.

La vivienda de la pareja está precintada con un tabique de pladur para garantizar la contención de cualquier riesgo y para dar seguridad a los vecinos del inmueble. La noche del miércoles, un técnico de la Comunidad de Madrid dio una charla a los trece vecinos que comparten edificio con la pareja para explicarles que el porcentaje de haberse contagio por haber compartido ascensor con Teresa en la última semana era mínimo. El jueves, la misma charla se ofreció para el resto de vecinos de la urbanización, que preguntaban sin descanso detalles sobre la propagación del virus, como que si por estar la ventana abierta de la casa de la pareja aislada en el Carlos III podían ser contagiados.

Las acciones de limpieza, coordinadas entre la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Alcorcón, se aceleraron desde que el miércoles, el día que entraron con una orden judicial a la vivienda de Teresa para sacrificar a Excalibur, el perro de la familia. A continuación, se produjo la primera acción de desinfección del piso, cuya puerta fue tapiada después con pladur, así como de algunas zonas exteriores y accesos del edificio.

Las labores de desinfección no terminaron ahí. La noche de este jueves se volvió a desinfectar las zonas comunes, incluido el garaje donde la pareja aguarda su vehículo. El Ayuntamiento ha distribuido una serie de carteles con información de interés y teléfonos de contacto para los vecinos de la urbanización, que están sumidos en la psicosis desde que el martes, cuando se enteraron que la infectada vivía muy cerca de ellos.

En la puerta de la urbanización, la nube de periodistas que durante días han estado afincados se ha disuelto. En su lugar han montado un pequeño altar en honor a Eskalibur, el perro que sacrificaron sin saber si había podido ser infectado.

La enferma, estable dentro de la gravedad

El estado de salud de la vecina de Alcorcón es muy débil. A las 8.45 horas de este viernes, la auxiliar de enfermería se encontraba estable dentro de la gravedad, según han informado fuentes sanitarias, pero atraviesa ahora mismo las horas clave de la enfermedad. Ayer experimentó durante todo el día un empeoramiento, y a última hora de la noche de este jueves se encontraba en situación “muy crítica”, según informó el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez.

El estado de la paciente se agravó severamente a lo largo de la jornada, en la que pasó a ocho el número de personas que permanecen en observación en el Hospital Carlos III de Madrid para determinar si están infectados por el virus. Según las últimas informaciones, se encuentra estable dentro de la gravedad.

El hermano de Teresa Romero informaba por la mañana a las puertas del centro hospitalario que los médicos les habían reclamado con urgencia y les habían dado "pocas esperanzas". Luego, la secretaria autonómica del Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE), Elvira González, declaraba a los periodistas que la paciente "está grave, intubada y empieza a tener fallos multiorgánicos". Horas más tarde, fuentes del Carlos III negaban que estuviera intubada y los fallos multiorgánicos. La prohibición de la víctima y de su esposo de comunicar partes médicos facilitaba la falta de información médica oficial y la propagación de rumores.