Rajoy, el oráculo de Pontevedra, descoloca al PSOE... casi tanto como al PP

Mariano Rajoy tiene tan en ascuas a su partido, grupos parlamentarios incluidos, ante la “inminente” decisión sobre el cabeza de lista del PP para las europeas que ya hay discusiones internas sobre si el retraso en la designación es por un problemade ajuste en el Gobierno o si se trata de una “jugada maestra” de su jefe que descoloca al PSOE. “Será que la remodelación del gabinete se amplía”, “Miguel (Arias Cañete) es el único candidato que encaja ya”, “Al final igual recurre a Esteban (González Pons) para no tocar el Gobierno” o “La baza de la crisis se la guardará para después de las elecciones” son algunas de las frases más repetidas entre los dirigentes del partido que se consideran informados.

De momento, se impone la sentencia semanal de los primeros interesados, que son los europarlamentarios. “El oráculo sigue sin pronunciarse, nadie sabe nada”, repiten desde enero. Son 21 de 24 los que quieren seguir y otros más que aspiran a entrar. Está en la tradición acumulada en el Partido Popular desde que José María Aznar se puso al frente hace 24 años: el presidente decide los nombramientos importantes, previa consulta con quien considere oportuno, y los elegidos se enteran el último día y, a ser posible, horas antes de que se haga el anuncio.

Hubo un tiempo en la sede de Génova en que hasta se reunía el comité electoral, órgano encargado de hacer informes de los candidatos a entrar en las listas antes de cerrarlas, según recuerdan los más veteranos. Ahora Rajoy ha perfeccionado el sistema y se limita a comunicar su propuesta a ese órgano. El marianismo tiene uno de sus pilares en un particular manejo de los tiempos basado en retrasar las decisiones para evaluar cuanto más mejor un problema y observar los movimientos que provocala expectación creada ante una posible, probable o segura vacante.

El precedente de Juan Manuel Moreno, el tapado

El último episodio fue el de Juan Manuel Moreno en la carrera por la presidencia del PP andaluz. Ni la secretaria general, María Dolores de Cospedal, estaba en el secreto y Rajoy se guardó el fallo hasta el final. Para la candidatura europea el proceso ha sido muy distinto porque el jefe del Ejecutivo tiene que contar con el factor de los posteriores encajes de los miembros del PP en las instituciones europeas y al mismo tiempo presentar un cabeza de cartel indiscutible dentro de su partido. Las encuestas apuntan para el partido un riesgo cierto de perder los comicios.

En la dirección del PP insisten en que no se puede hablar de retraso en la decisión de Rajoy porque hasta el día 20 de abril hay tiempo para cerrar las listas. Pero lo dicen los mismos portavoces que dieron por hecho que el candidato se conocería antes de la convención nacional que celebraron en Valladolid (1 de febrero), que luego dijeron que el nombramiento sería antes del congreso del Partido Popular Europeo reunido en Dublín (6-7 de marzo) para que sirviera de lanzamiento y, finalmente, que aseguraron que el anuncio sería el pasado día 10.

Todas esas previsiones eran lógicas y fundadas, pero Rajoy sigue en silencio. “Pronto”, respondió en los pasillos del Congreso al ser preguntado por cuándo se conocerá al candidato. El portavoz parlamentario, Alfonso Alonso tuvo que matizar después que pronto, “en versión gallega”, no quiere decir inminente. O sí.

El presidente del Gobierno no se inmuta ante las prisas de los que le rodean. Los más cercanos, ni le preguntan. Es lo que ocurrió en el último comité ejecutivo del PP. Era inútil. Además, en la dirección y los grupos parlamentarios se ha instalado la idea que el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, es elegido desde el principio y en lo que está ahora Rajoy es en darle tiempo para que cierre sus proyectos en el Congreso y prepare el relevo en el departamento. “Ya no nos imaginamos que pueda ser otro”, comentan en Madrid y en Bruselas. El propio Rajoy remachó esa idea al comentar ante los presidentes provinciales del partido que el elegido iba a gustar a todo el mundo y que iba a ser muy “representativo”.

Valenciano, dedicada a Gallardón

Los dirigentes más afines al presidente del Gobierno, aunque decían antes de la cita de Dublín que la decisión corría prisa, sostienen que ya no. Ven a Elena Valenciano lanzada contra los molinos de viento, dedicada a meterse con Alberto Ruiz-Gallardón por el aborto y consideran que su jefe tiene descolocado al PSOE al no nombrar todavía candidato.

Es cierto que Miguel Arias Cañete lleva tres semanas en precampaña electoral sin estar formalmente designado (aunque sea para decir que no sabe nada) y las cámaras de televisión le siguen en el Congreso, el Senado, La Moncloa, el Ministerio y a cualquier acto sectorial al que acude. “El ambiente del país no está ahora para campaña electoral, nosotros estamos para resolver los problemas de los españoles; ya tendremos tiempo para la campaña”, dijo este jueves en la Cámara baja. Y remachó en frase de inspiración marianista: “las candidaturas se hacen cuando los comités electorales se reúnen, el nuestro se reunirá cuando proceda. Y no pasa nada”. Esel menos inquieto de los dirigentes del PP en la espera de que el oráculo se pronuncie.