Ana Botella afronta su segundo debate de la ciudad en su 'annus horribilis'
Lleva dos meses sin presidir la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno que se celebra todos los jueves, en un intento de esquivar preguntas como si la trama Gürtel pagó
Lleva dos meses sin presidir la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno que se celebra todos los jueves, en un intento de esquivar preguntas como si la trama Gürtel de los festejos de la boda de su hija Ana con Alejandro Agag. Sin embargo, Ana Botella no se librará hoy de escuchar la retahíla de “compromisos incumplidos” y “trabajo mal hecho” que le echarán en cara los tres portavoces de la oposición, una vez que ella abra, hoy a las diez de la mañana, su segundo debate sobre el estado de la ciudad al frente de la alcaldía, el séptimo desde que se instituyó en la capital esta sesión extraordinaria.
Fue un debate en el que el entonces vicealcalde, Miguel Ángel Villanueva, -hoy ya -, había anunciado el día anterior que los grandes ejes del discurso de la alcaldesa serían la austeridad en el uso de los fondos públicos, la eficiencia en la gestión y el impulso al crecimiento económico para crear empleo. El portavoz socialista, Jaime Lissavetzky, propuso aquel día a Botella que vendiera el Palacio de Cibeles porque eso sí sería “austeridad y eficiencia” y no “lujo, boato, desmesura y derroche”.
Ninguno de ellos contó con que, desde ese día hasta hoy, cuando vuelven a someter a examen al Gobierno municipal, un fatídico accidente en un recinto municipal la noche de Halloween devorase la imagen de la alcaldesa en solo unos días. La tragedia del Madrid Arena en las primeras horas del funesto 1 de noviembre ha dejado la imagen de la alcaldesa tan desgastada que pocos en su partido apuestan por que vaya a ser la candidata del PP para las elecciones municipales de 2015. De hecho, a dos años de las elecciones, ya por su propia sucesión.
La esposa de José María Aznar recibió un aluvión de críticas cuando se descubrió que continuó con los planes para el puente de Todos los Santos, pese al aciago suceso. En la memoria de los madrileños quedará también la comparecencia que hizo sin que los periodistas tuvieran derecho a preguntar y su negativa a contestar a nada relativo al caso, limitándose a delegar las preguntas a una comisión de investigación en la que su propio partido vetó hasta en dos ocasiones su propia comparecencia.
Los sucesos, que todavía se estudian en un proceso judicial, han ensombrecido los últimos meses de gestión de Ana Botella como alcaldesa, marcados hasta entonces por la búsqueda del equilibrio entre el recorte de gastos derivado de la crisis y la voluntad de mantener los servicios esenciales.
Botella llegó a Cibeles contando con el presupuesto confeccionado por el equipo de Gallardón y aprobado el 22 de diciembre, el mismo día que el ministro de Justicia renunció a la alcaldía, Dicho presupuesto fijaba la capacidad de gasto del consistorio en 3.870,29 millones de euros, un 4,1% menos que en 2011. Sin embargo, Botella acordó a finales de enero no disponer de 3,4 millones de euros, en mayo se desprendió de otros 125 millones y en septiembre hizo lo mismo con otros 50, ahorrándose hasta casi 180 millones de euros de las cuentas aprobadas en un principio. Antes de cumplir su aniversario en la alcaldía, aprobó sus primeros presupuestos, los de 2013, con otro recorte de 174,5 millones de euros. Tras este año y medio en el poder municipal, donde ha vivido cinco remodelaciones de Gobierno, cuatro con ella como alcaldesa, Botella se la juega todo a una carta: que Madrid sea la ciudad elegida para albergar los Juegos Olímpicos en 2020.
Lleva dos meses sin presidir la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno que se celebra todos los jueves, en un intento de esquivar preguntas como si la trama Gürtel de los festejos de la boda de su hija Ana con Alejandro Agag. Sin embargo, Ana Botella no se librará hoy de escuchar la retahíla de “compromisos incumplidos” y “trabajo mal hecho” que le echarán en cara los tres portavoces de la oposición, una vez que ella abra, hoy a las diez de la mañana, su segundo debate sobre el estado de la ciudad al frente de la alcaldía, el séptimo desde que se instituyó en la capital esta sesión extraordinaria.