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El CSN decreta una hoja de ruta con 10 instrucciones para evitar otro Fukushima
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TRAS LOS ‘STRESS TESTS’ REALIZADOS A LAS CENTRALES ESPAÑOLAS

El CSN decreta una hoja de ruta con 10 instrucciones para evitar otro Fukushima

Las seis centrales nucleares españolas (Almaraz, Ascó, Vandellos II, Trillo, Garoña -en proceso de cierre- y Cofrentes) deberán llevar a cabo antes de que concluya el 2016

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El CSN decreta una hoja de ruta con 10 instrucciones para evitar otro Fukushima

Las seis centrales nucleares españolas (Almaraz, Ascó, Vandellos II, Trillo, Garoña -en proceso de cierre- y Cofrentes) deberán llevar a cabo antes de que concluya el 2016 un plan de mejoras extraordinario que amplíe sus márgenes de seguridad ante desastres y catástrofes naturales. El objetivo, a la luz de lo ocurrido en Japón el 11 de marzo del año pasado, es evitar otro posible Fukushima. Por ello, el pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) acordó en marzo una hoja de ruta con instrucciones claras y mejoras relevantes para incrementar la capacidad de respuesta de todas las instalaciones de la península.

En total, son diez directrices, que se desarrollarán, de forma progresiva y en plazos establecidos, a lo largo de los próximos cuatro años. Así se recoge en el Informe anual del año 2011 que el Consejo de Seguridad Nuclear ha remitido a las Cortes y en el que se detallan los planes para reforzar la seguridad frente a situaciones externas más allá de las propias bases de diseño de las centrales nucleares.

El trabajo es el resultado del estudio al que se sometió a las centrales españolas tras el accidente de Fukushima, los stress test, que midieron la capacidad de respuesta de las instalaciones ante fenómenos extremos. El CSN recuerda que en esas pruebas no se identificó ningún aspecto que suponga “una deficiencia relevante en la seguridad y que pudiera requerir la adopción urgente de actuaciones en las mismas”. Pero, pese a todo, constata la existencia de márgenes de mejora ante situaciones que, eventualmente, pudieran llevar a una situación de accidente con daño al combustible (accidente severo).

Con carácter general, el CSN ha requerido a todas las centrales que presenten antes de fin de año un plan de acción que detalle, entre otras cosas, las mejoras a implantar y los plazos. “Todo el proceso debe estar adecuadamente procedimentado, prever formación y entrenamiento del personal y una vigilancia específica de los nuevos equipos a instalar, con especial énfasis en asegurar que el uso de los nuevos equipos previstos se pueda realizar de modo rápido y eficiente en condiciones reales de emergencia”, detalla.

Duplicar la resistencia a terremotos

El accidente en la central de Fukushima fue provocado por un terremoto de 9 grados en la escala de Richter y por el posterior tsunami que afectó gravemente a las instalaciones de la central. Aunque España no esté expuesta a sismos de esa magnitud, el CSN ha establecido que las centrales deberán aumentar la resistencia sísmica de los equipos y estructuras importantes para la seguridad, lo que supone, en la práctica, “duplicar y, en algunos casos, triplicar el nivel actual de resistencia a terremotos”.

En segundo lugar, el organismo decreta la obligación de implantar nuevos equipos, fijos y portátiles, para aumentar la capacidad de respuesta prolongada de las centrales a las perdidas prolongadas de suministro eléctrico.

Antes del 2015, las centrales deberán contar también con un nuevo centro alternativo de gestión de emergencias (CAGE) y se pondrá también en marcha un nuevo centro nacional de apoyo de emergencias (CAE), que deberá estar en funcionamiento el año que viene con equipos y personal especializado, y con capacidad para intervenir en cualquier central en un plazo máximo de 24 horas.

Otras medidas decretadas por el CSN son la mejora en los sistemas de comunicación en emergencia, la implantación de un sistema de venteo filtrado en las centrales y de equipos pasivos recombinadores para el control de hidrógeno en la contención y, también, la mejora de la capacidad de inyección alternativa de agua al sistema primario y a la cavidad de los reactores.

Por último, el organismo nuclear establece que las centrales deberán aumentar la capacidad de respuesta frente a accidentes en las piscinas de combustible gastado, “incluyendo sistemas adicionales de refrigeración, nueva instrumentación de temperatura, nivel de agua y radiación de área en el edificio de combustible” y deberán, a su vez, mejorar la red de alerta de radioactividad ambiental, “para permitir la recepción automática de datos en todas las situaciones de las plantas”. 

Las seis centrales nucleares españolas (Almaraz, Ascó, Vandellos II, Trillo, Garoña -en proceso de cierre- y Cofrentes) deberán llevar a cabo antes de que concluya el 2016 un plan de mejoras extraordinario que amplíe sus márgenes de seguridad ante desastres y catástrofes naturales. El objetivo, a la luz de lo ocurrido en Japón el 11 de marzo del año pasado, es evitar otro posible Fukushima. Por ello, el pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) acordó en marzo una hoja de ruta con instrucciones claras y mejoras relevantes para incrementar la capacidad de respuesta de todas las instalaciones de la península.

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