Los EREs y las encuestas acorralan al PSOE en las elecciones más cruciales en 30 años

Mientras el CIS dejaba en el aire la mayoría absoluta de Javier Arenas en Andalucía y  Francisco Javier Guerrero disparaba con tono didáctico el modus operandi de los exconsejeros José Antonio Viera y Antonio Fernández en la utilización del fondo de reptiles, Griñán y Arenas arrancaban la campaña electoral más decisiva de los 30 años de autonomía andaluza.

El PSOE y el PP se la juegan. Los socialistas, que lo daban ya (casi) todo por perdido, se encontraron ayer con la sorpresa del sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas que no garantiza los diputados suficientes (55) para que Arenas releve al PSOE al frente de la Junta de Andalucía. Griñán no disimuló su euforia ante unos resultados que Juan Manuel Sánchez Gordillo mediante (el alcalde de Marinaleda, aspirante a diputado, se niega a votar al candidato socialista) permitirían conservar no sólo el poder del Gobierno andaluz, sino mantener la secretaría general del PSOE-A.

Griñán empezó la campaña en el Metropol Parasol, las polémicas setas de la Plaza de la Encarnación de Sevilla. Arenas inició el zafarrancho electoral en Algeciras, capital del Campo de Gibraltar, una de las zonas andaluzas que más ha sufrido el azote del desempleo. Por la mañana, el presidente del PP andaluz peregrinó hasta la localidad sevillana de Dos Hermanas, escenario en septiembre de 2009 de un mitin que supuso para los populares una catarsis. Fue en ese momento cuando se empezaron a creer que la victoria era posible.

Las luchas intestinas en el PSOE andaluz, primero con la bicefalia insostenida entre Manuel Chaves y José Antonio Griñán, la celebración de un congreso regional que aupó a los Griñaninis al poder y el enfado de veteranas huestes como Luis Pizarro dieron ánimo a Arenas, quien en esta campaña adaptará a su semejanza la máxima de Alfonso Guerra: “Quien se mueva no sale en la foto”. El exministro del PP no quiere arriesgar. Ahora mismo tiene más que perder que ganar.

Los episodios de supuesta corrupción como los escándalos de los EREs falsos (el fondo de reptiles de 700 millones de euros) e Invercaria con sus ramificaciones familiares han dado alas a los populares andaluces. Han dosificado la información y en los 15 días de campaña tienen prevista más artillería de dossiers y documentos que sirvan para descomponer al enemigo socialista. Con todo, Arenas no se fía de la victoria y destierra el término mayoría absoluta. Insiste en una “mayoría suficiente” de Gobierno.

Una de las grandes incógnitas es el comportamiento electoral de los ciudadanos ante los casos de corrupción que está investigando la juez Mercedes Alaya, titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla. Las declaraciones de Guerrero (mañana tiene su  tercer día de cita judicial ante la magistrada: aún deberá responder a 70 preguntas) culpando a Chaves y Griñán no sorprenden en el Gobierno andaluz, quien ya por descontado en término de pérdida de votos el asunto de los EREs falsos. El recorte en la nómina del mes de febrero y el aumento de las cifras del paro son las tablas de salvación de un PSOE-A a la deriva, con un capitán que ve cómo entra agua en todo el buque tras 30 años de travesía sin apenas sobresaltos en la ruta.