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Salgado apura su mandato colocando jefes de gabinete en órganos de control
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TIBIA DESPEDIDA DE SU GRUPO A ZAPATERO

Salgado apura su mandato colocando jefes de gabinete en órganos de control

El adiós de Rodríguez Zapatero al Congreso de los Diputados estuvo marcado, como en la Cámara Alta hace una semana, por la rectificación y una fría

Foto: Salgado apura su mandato colocando jefes de gabinete en órganos de control
Salgado apura su mandato colocando jefes de gabinete en órganos de control

El adiós de Rodríguez Zapatero al Congreso de los Diputados estuvo marcado, como en la Cámara Alta hace una semana, por la rectificación y una fría despedida del Grupo Socialista, más preocupado por mirar de reojo a las listas electorales donde deben hacerse hueco casi a codazos. De momento, quienes no deberán preocuparse por eso son tres de los jefes de Gabinete del Ejecutivo casi saliente a los que la vicepresidenta Salgado ha 'colocado' en diferentes órganos de control: Joaquín García Bernaldo de Quirós, Luis Díez Martín y José Luis Rodríguez Álvarez ya no se verán afectados por el paro, el otro gran tema que presidió la última sesión de control.

Zapatero cerró su andadura parlamentaria en el Congreso en la misma línea que se despidió la semana pasada en el Senado, con un nuevo arranque de sensatez rectificadora de sus 7 años y medio de mandato al frente del Gobierno. Si en la misma Cámara Alta donde dudó de la nación española ("concepto discutido y discutible") ha terminado por aclarar que su "España plural" también era "España", en el mismo hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo, desde donde impulsó el estatuto catalán y la barra libre en el Estado autonómico, se despidió con una cerrada defensa de la Constitución, de los pactos de Estado, del consenso y de los límites de competencias a las Autonomías.

El Zapatero saliente recuerda a Don Quijote, que al final de sus andanzas volvió a la realidad, y aunque no va a repetir las palabras del personaje de Cervantes al final de sus días -"ya conozco mi necedad"-, sostiene las teorías contrarias a lo que ha hecho con soltura y como si no tuviera la menor importancia.

El presidente del Gobierno contestó a sus tres últimas preguntas como un trámite más para reconocerse responsable, pero no culpable, de los 5 millones de parados que deja. Tan tranquilo estaba en su banco azul que Bono pasó a la siguiente pregunta sin darle los 28 segundos de tiempo que todavía le quedaban de réplica a Rajoy. Los vicepresidentes de la Cámara se percataron y a Zapatero le dio tiempo de pronunciar sus últimas frases en el hemiciclo para expresar su confianza en el futuro del país e invitar a la oposición a ofrecer a los ciudadanos "algo más que ataque". Esa fue su despedida. Luego se levantó del asiento y, acompañado por Rubalcaba, salió entre aplausos de sus diputados.

Elena Salgado, Antonio Camacho y Valeriano Gómez tuvieron que lidiar con los portavoces de la oposición, empeñada en hacer un balance de la labor del Gobierno saliente tan negativa como reflejan los datos de la situación económica. Sáenz de Santamaría, Cristobal Montoro y Miguel Barrachina cargaron contra las más profundas preocupaciones de los socialistas: su división interna y el problema del paro entre los salientes. La ministra eludió entrar en el asunto de las críticas públicas del candidato socialista a la "reestructuración" del sistema financiero que ha hecho el Gobierno del que formaba parte, primero como titular de Interior y luego como vicepresidente primero. Cosas de la precampaña de Rubalcaba basada en el desmarque de Zapatero aunque fuera su mano derecha.

Salgado confirmó que su Gobierno sí ha sabido adelantarse y prevenir el problema del desempleo. Tres jefes de gabinete han colado en las últimas semanas en órganos de control, tres altos cargos que han salvado del "ere" del 20 de noviembre. Y cuanto más próximos, mejor. Los diputados del PSOE escuchaban en silencio las denuncias que hacía Barrachina sobre los privilegiados progresistas que se garantizan puesto de trabajo e incluso subida de sueldo en pleno derrumbe del partido. La vicepresidenta cuida a su equipo. Joaquín García Bernaldo de Quirós, Luis Díez Martín y José Luis Rodríguez Álvarez son los nombres de los agraciados para ocupar puesto y cobrar del erario en la Comisión Nacional de la Competencia y en la Agencia de Protección de Datos.

Salgado sí da puestos de trabajo

Como recomendó la propia Salgado a los diputados del PP, "no conviene vender la piel antes de cazar el oso". De momento, a Rajoy le han salido afines y devotos como hongos en otoño húmedo pero quien de verdad sigue repartiendo cargos es el Gobierno saliente. Zapatero, además de recuperar la cordura como Alonso Quijano, sigue encantado porque está seguro de pasar a mejor vida, la contemplativa, en el Consejo de Estado. Mientras, sus diputados se miran de reojo porque saben que la mitad tienen el futuro en el aire y no quieren convertirse en Sancho Panza, aunque se salvaran de pagar el impuesto sobre el Patrimonio que se aprueba mañana.

El adiós de Rodríguez Zapatero al Congreso de los Diputados estuvo marcado, como en la Cámara Alta hace una semana, por la rectificación y una fría despedida del Grupo Socialista, más preocupado por mirar de reojo a las listas electorales donde deben hacerse hueco casi a codazos. De momento, quienes no deberán preocuparse por eso son tres de los jefes de Gabinete del Ejecutivo casi saliente a los que la vicepresidenta Salgado ha 'colocado' en diferentes órganos de control: Joaquín García Bernaldo de Quirós, Luis Díez Martín y José Luis Rodríguez Álvarez ya no se verán afectados por el paro, el otro gran tema que presidió la última sesión de control.

Elena Salgado