Lucena, la "acertada estrategia" de Aena y el grave error del Govern que pagará Cataluña

"Acertada estrategia". Así definió ayer Maurici Lucena, presidente de Aena, la evolución de la compañía desde la pandemia, una política que ha permitido al grupo aeroportuario adelantar un año el cumplimiento de su plan estratégico, al proyectar para 2025 la meta de los 300 millones de pasajeros desfilando por sus terminales españolas, y anunciar un crecimiento del beneficio bruto operativo (ebitda) del 20% para 2026.

Indudablemente, la fuerte recuperación del tráfico aéreo mundial explica gran parte de los buenos resultados arrojados por la compañía pública, que para 2026 prevé tener un millón de pasajeros desfilando diariamente por sus aeropuertos en todo el mundo, lo que va más allá de España, al sumar también sus posesiones en Reino Unido (Londres-Luton), Brasil (ANB y BOAB), México (GAP).

La apuesta por la internacionalización es uno de los puntos diferenciales que quiso poner en valor Lucena con su afirmación de que las cifras récords de Aena son algo más que un maná caído del cielo. Detrás hay mucha gestión, trabajo que se beneficia de ser el mayor grupo de aeropuertos del mundo y monopolio nacional, pero que también exige complejos equilibrios entre el accionista público y el privado. Una de cal y otra de arena.

Para alcanzar sus nuevas previsiones de crecimiento, Aena necesitará poner en valor tres pilares de su estrategia en los últimos años: la internacionalización, la explotación comercial y el aprovechamiento inmobiliario de los terrenos que rodean sus aeropuertos. Variables que dependen del desempeño del grupo, más que de un contexto que, indudablemente, pinta favorable.

Lucena y su equipo aspiran a que la actividad exterior represente el 15% del ebitda en 2026, para lo cual, deberían cerrar una nueva adquisición en el corto plazo. Aunque el directivo catalán insistió en el mensaje de que tampoco le quita el sueño no alcanzar esta meta, el hecho de plasmarlo en una presentación oficial al mercado es, cuanto menos, toda una declaración de intenciones.

En ese mismo horizonte, para 2026, la compañía se muestra convencida de conseguir un crecimiento de los ingresos comerciales del 48% frente a 2019, antes de la pandemia, y del 32% en términos de ingreso comercial por pasajero. Estas proyecciones no sólo suponen un salto cualitativo respecto a la proyección que hizo Aena cuando presentó el plan estratégico en noviembre de 2022 (+23% y +12%, respectivamente), sino que ponen en valor todos los nuevos contratos firmados con las tiendas libres de impuestos, los restaurantes y el resto de comercios de sus terminales.

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EFE

El fruto de todas estas nuevas licitaciones ha sido un incremento del 20% de las Rentas Mínimas Garantizadas (RMGAs) en 2023 frente a 2019 y Aena prevé llegar al 46% en 2026. Este punto es especialmente relevante para la compañía, tras la enconada batalla que libró con los inquilinos de sus locales por el cobro de las RMGAs durante la pandemia, y que perdió tanto en los tribunales como en el Parlamento.

La optimización que el grupo aeroportuario busca en todas sus licitaciones le permite tener un margen de ebitda del entorno del 59%, un nivel de eficiencia comparable a iconos como Inditex, que le permite una generosa política de dividendos, con un paý out (porcentaje del beneficio que se destina a retribuir al accionista) del 80%, cuyo principal beneficiado es el Estado español.

Tampoco la compañía logró llevar a buen fin la venta de la primera fase del plan inmobiliario de Barajas, con el que esperaba haber ingresado 250 millones hace dos años. Ahora está terminando de redefinirlo, para hacerlo más flexible jurídicamente, y así poder llegar a 2026 habiendo adjudicado las 32 hectáreas del plan logístico y un hotel junto a las terminales 1,2,3. La ambición de Aena en Barajas es tal que confía en tener adjudicado el 25% de la superficie de la ciudad aeroportuaria para 2026.

Internacionalización, explotación comercial e inmobiliaria son signos diferenciales de la gestión de Aena

Una decidida apuesta que Lucena desearía poder llevar también a cabo en Barcelona, pero la resistencia de la Generalitat a la ampliación de El Prat parece un muro insalvable. "Me parece muy grave error no ampliar el aeropuerto de Barcelona", dijo tajante Lucena, quien se mostró convencido de que esta posición del Govern afectará muy negativamente a la economía catalana y ampliará su brecha con Madrid, ya que en el mismo periodo, en Barajas se van a alcanzar los 90 millones de pasajeros.

"Esto va a ser un freno para Cataluña considerable en términos económicos", insistió el directivo barcelonés, para quien lo preocupante es la mentalidad que lleva a oponerse a esta obra, cuando la ampliación del Prat "tiene aspectos cualitativos relevantes de hacia donde evoluciona el mundo en el siglo XXI".

Una evolución que va tan rápido que Aena considera que va a necesitar doblar sus inversiones en el periodo 2027/2031, frente al quinquenio anterior, lo que supone destinar un cheque de 6.000 millones de euros a aumentar la capacidad de sus aeropuertos. Si Cataluña quiere, un bocado importante irá para ahí. Pero si cierra la puerta, las inversiones volarán hacia otros lados: Málaga, Valencia y, sobre todo, Madrid.