Botín y Gortázar bendicen a los nuevos dueños de Celsa con un crédito de 525 M

Celsa tendrá nuevos dueños esta semana. Tras la sentencia judicial de principios de septiembre y la aprobación del plan de rescate por parte del Gobierno, los fondos de inversión liderados por Deutsche Bank firmarán la entrada oficial en el capital y el consejo de administración de la empresa fundada por los Rubiralta. Una toma de control real que cuenta con el apoyo de la banca española, que acaba de conceder a la compañía un crédito a cinco años por 525 millones de euros.

Según han confirmado varias fuentes próximas a la operación, Deutsche Bank, Attestor, Sculptor, Golden Tree, Capital Group, Cross Ocean y SPV han logrado que Banco Santander, BBVA, CaixaBank y Banco Sabadell les aprueben un préstamo a largo plazo para garantizar la viabilidad del grupo siderúrgico catalán. Esta nueva financiación, que vencerá en 2028, se suma al canje de 1.500 millones de euros de deuda en capital ejecutada por los fondos, lo que les da la propiedad del 100% de Celsa, hasta esta semana en manos de los Rubiralta.

Los nuevos 525 millones, que la banca ya facilitaba con garantía del Estado a la compañía, pero con vencimientos semestrales por el alto riesgo de impago, se dividirán en un tramo por la mitad del importe para circulante (pagos de nóminas y proveedores, principalmente) y otro para financiar las inversiones de las plantas siderúrgicas. Hasta la fecha, la citada cantidad era destinada solamente para cubrir las necesidades diarias del grupo debido a sus tensiones de tesorería.

Los fondos tendrán que hacer amortizaciones parciales y semestrales del nuevo crédito sindicado, que, no obstante, tendrá una cuota final del 60% del importe al vencimiento. Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell, que en su día dieron la espalda a los Rubiralta, al vender a precio de derribo sus préstamos, han incluido la cláusula de cash sweep o barrido de caja, por el que tendrán derecho a cobrar los excesos de caja que pudieran existir tras cumplir las obligaciones financieras. En otras palabras, los nuevos accionistas no se podrán repartir dividendos.

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Agustín Marco

De no haber inconveniente de última hora, y una vez ya obtenido el plácet de la banca, Rafael Vilaseca se hará cargo esta semana de la presidencia no ejecutiva de Celsa. El ex consejero delegado de Naturgy, el hombre elegido por los fondos para la nueva etapa de Celsa, formará un nuevo consejo de administración provisional, con varios abogados de confianza, como paso previo a la designación de un órgano de gobierno de profesionales independientes del mundo de la empresa.

Se espera, por expresa petición de Vilaseca, que los nombres que ocuparán el consejo de forma permanente estén elegidos antes de acabar el año o en enero de 2024. Una selección que irá acompañada de la contratación de un nuevo consejero delegado procedente de la industria siderúrgica.

Su labor no será fácil porque Celsa, tras un año 2022 con resultados operativos históricos pese a su estado de insolvencia por impago de la deuda, ha empezado a notar la ralentización de la economía mundial. Según fuentes del sector, tanto las ventas como el ebitda de 2023 serán bastante inferiores a los 6.100 y 897 millones, respectivamente, logrados en el ejercicio precedente, debido al descenso de la demanda en una industria que siempre va pegada al ciclo económico. La entrada en recesión técnica de países como Alemania y Francia está afectando a su cuenta de resultados.