Es noticia
Mediapro ya no es 'la de Roures': así perdió las llaves de su imperio el magnate audiovisual
  1. Empresas
Un adiós en tres actos

Mediapro ya no es 'la de Roures': así perdió las llaves de su imperio el magnate audiovisual

Su salida del grupo audiovisual que fundó hace tres años es el desenlace de un proceso que se inició hace cinco años con el aterrizaje en su capital de la china Orient Hontai

Foto: Jaume Roures, fundador de Mediapro. (EFE/Ian Langsdon)
Jaume Roures, fundador de Mediapro. (EFE/Ian Langsdon)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Mediapro ya no es la de Jaume Roures. La salida del empresario catalán del grupo audiovisual que fundó hace casi tres décadas, anunciada este viernes, supone el fin de un proceso que se inició hace ya un lustro y que poco a poco ha ido provocando que el mediático empresario haya perdido los mandos del negocio.

"El Consejo de Administración de Grup Mediapro ha aprobado hoy, a petición de su socio mayoritario, la desvinculación de Jaume Roures de la gestión del grupo, después de 30 años al frente del mismo". Esta fue la fórmula empleada por la compañía para anunciar la destitución de su mediático mandamás, a causa de las diferencias estratégicas que han venido enturbiando su relación con Southwind Media, el fondo chino propiedad de Orient Hontai, que controla hasta el 85% del capital de la compañía.

Su socio a lo largo de todos estos años, Tatxo Benet, será quien asuma al completo la gestión de la compañía, no sin antes reconocer el vacío "inmenso" que deja Roures en la compañía, pero subrayando, al mismo tiempo, que "Grup Mediapro seguirá estando en muy buenas manos".

El movimiento llega en un momento en que el grupo audiovisual parece estar asomando la cabeza, tras las fuertes turbulencias experimentadas durante la pandemia del coronavirus. En 2022, la compañía registró un ebitda de 189 millones de euros, un 18% más que el ejercicio anterior. Y en un informe reciente, la agencia Fitch auguraba que el margen ebitda del grupo alcanzará ya este año niveles prepandemia, en torno al 13,5%, para seguir mejorando en los ejercicios posteriores. "Mediapro está bien posicionada para beneficiarse del crecimiento general del mercado y el enfoque en el contenido producido localmente como el principal productor de contenido televisivo en España y su posición establecida en LATAM como productor de contenido español", resumía la nota.

Foto: Jaume Roures, presidente de Mediapro. (EFE)

Pero tan buenos datos y perspectivas no han sido suficiente para tapar los rotos generados en los años previos y apuntalar la posición de un Roures que, finalmente, ha tenido que asumir que había perdido las riendas de su propia compañía, en un proceso que se puede resumir en tres actos y que se inicia en febrero de 2018.

Fue el día 21 de aquel mes cuando la compañía catalana anunciaba la entrada en el accionariado de Imagina —la matriz, entonces, de Mediapro— del grupo chino Orient Hontai, que se había hecho con un 53,5% del capital tras comprar las participaciones de Torreal (22,5%), Televisa (19%) y Mediavideo (12%). La operación, que valoraba el negocio en alrededor de 1.900 millones de euros, representaba para la compañía "un aumento significativo de su capacidad competitiva en sus mercados tradicionales de España y Europa", al tiempo que confirmaba "la confianza de los mercados en su modelo de negocio y su estrategia de crecimiento", se señalaba en un comunicado en el que se ponía especial énfasis en que tanto Roures como su socio Tatxo Benet (ambos con un 12% del capital, cada uno) mantendrían el timón del negocio.

Las pérdidas de 215 millones que firmó en 2020 llevaron al grupo al filo del colapso

Aquellos eran años en que el poderoso entramado audiovisual que Roures y Benet habían levantado en España, a partir de una posición privilegiada en el segmento del negocio de derechos deportivos (principalmente de LaLiga), se iba fortaleciendo, al tiempo que extendía sus tentáculos a otras actividades y geografías, mientras avistaba su salto a bolsa. Un proyecto ambicioso para el que se recurrió sin muchos reparos al endeudamiento, con la firma el mismo 2018 de un préstamo sindicado por valor de 920 millones de euros.

Ese ejercicio se cerró con un ebitda de 222 millones de euros, casi un 17% más que el año anterior, y el año siguiente esta cifra aún se elevó de forma ligera, hasta los 224 millones. Pero cuando estos últimos datos se hicieron públicos, Mediapro ya se estaba adentrando en un contexto, el marcado por la crisis del coronavirus, que la dejaría en la cuerda floja.

La suspensión temporal de las catorce competiciones de liga que producía en aquel momento y la paralización de decenas de proyectos cinematográficos representaron un mazazo para el balance del grupo. El ebitda de 2020 pasó a reflejar unos números rojos por valor de 215 millones y la compañía tuvo que recurrir a la financiación del ICO y hasta solicitar la ayuda de la SEPI, mientras se sucedían los impagos de sus obligaciones financieras.

Foto: Jaume Roures. (Reuters/Charles Platiau)

En medio de esa crisis, surgieron los nombres de Invesco y Searchlight, dos fondos oportunistas que habían adquirido a los prestamistas originales la deuda de Mediapro y que durante meses protagonizaron una virulenta lucha para tratar de hacerse con el control de la compañía a precios de derribo. Finalmente, y tras momentos de alta tensión, fue posible un acuerdo con los acreedores. Para ello, Orient Hontai tuvo que inyectar 620 millones de euros adicionales, con los que lograba elevar su participación en la compañía por encima del 80%, a costa de Roures y Benet (así como el fondo británico WPP), que veían diluirse su porción del capital al entorno del 5% cada uno.

En paralelo, el grupo lograba refinanciar su deuda, amortizando el crédito previo de 920 millones de euros y firmando un nuevo préstamo por valor de 500 millones.

Desde entonces, la de Mediapro ha sido una historia de recuperación, pero condicionada por las heridas de aquellos turbulentos meses. No en vano, el grupo audiovisual paga por su deuda un 7,5% más euríbor, lo que a día de hoy representa un gasto en intereses superior al 11% que mantiene en tensión sus finanzas a pesar de la buena marcha del negocio.

placeholder Tatxo Benet, presidente y consejero delegado de Mediapro. (Europa Press/ David Zorrakino)
Tatxo Benet, presidente y consejero delegado de Mediapro. (Europa Press/ David Zorrakino)

Todo esto mientras sigue lidiando con las que se presentan desde hace años como sus grandes amenazas. Por un lado, la creciente competencia de las denominadas plataformas OTT (over-the-top), con Amazon a la cabeza, que desde hace años vienen protagonizando una progresiva entrada en el mercado de los derechos deportivos. Y, por otra, su elevada dependencia del contrato internacional de LaLiga, que, según los cálculos de Fitch, representará hasta un 40% del ebitda de la compañía en 2023.

Precisamente, la renovación de este contrato, el pasado mayo y hasta 2029, supuso una noticia crítica para las perspectivas de la compañía, al asegurar "una fuente de ingresos altamente rentable durante los próximos seis años" y mejorar "la visibilidad y previsibilidad de los resultados del grupo", según indicó entonces la agencia Moody’s.

Pero la propia firma de calificación advertía en su análisis de que el nuevo contrato implicaba peores condiciones (una menor tasa de retribución variable y un alcance geográfico más reducido) y de que los movimientos de LaLiga —con la creación de una joint venture con Ocho Sports Advisors— sugieren "que la tradicional dependencia de LaLiga de Mediapro para comercializar los derechos internacionales de retransmisión de LaLiga se está debilitando, aumentando considerablemente los riesgos de una no renovación en el próximo ciclo de contrato en la temporada 2028-2029".

Queda por ver si el empresario se desprende del 5% del capital que aún controla

Es en ese contexto que, recientemente, la agencia Reuters informaba de que Orient Hontai estaría explorando la venta de su participación en el grupo. Sin confirmación oficial sobre estos planes, lo que sí ha hecho el fondo chino ha sido apartar de la gestión a un Roures con el que, según diversas fuentes, hacía tiempo que había perdido la sintonía. Queda por ver si el empresario se desprende, como parece lógico, del 5% del capital que aún controla.

En este divorcio curiosamente no se ha visto salpicado ni Benet ni el resto de la dirección del grupo. "Todo el equipo gestor y su consejero delegado estamos totalmente alineados con los socios accionistas del grupo, Southwind y WPP, con quienes compartimos sin fisuras el proyecto de futuro de la compañía", afirmaba el ahora único responsable de la gestión del negocio, en la nota en la que se anunciaba la salida de su compañero de fatigas durante tantos años.

"No ha habido ni el más mínimo cambio ni en el proyecto fundacional ni en los valores que el grupo representa", continuaba para trasladar la idea de que Mediapro seguirá siendo Mediapro, sin grandes virajes estratégicos. Aunque ya no sea la Mediapro de Roures.

Mediapro ya no es la de Jaume Roures. La salida del empresario catalán del grupo audiovisual que fundó hace casi tres décadas, anunciada este viernes, supone el fin de un proceso que se inició hace ya un lustro y que poco a poco ha ido provocando que el mediático empresario haya perdido los mandos del negocio.

Mediapro Jaume Roures
El redactor recomienda