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Billetes de avión en la UE: entre un precio máximo (que está muy caro) y uno mínimo (que contamina)
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Billetes de avión en la UE: entre un precio máximo (que está muy caro) y uno mínimo (que contamina)

Francia quiere imponer una tarifa mínima para reducir el impacto medioambiental e Italia quiso implantar un tope al coste de los vuelos a las islas de Sicilia y Cerdeña

Foto: Un avión de Ryanair llega al aeropuerto de Manises (Valencia). (EFE/Manuel Bruque)
Un avión de Ryanair llega al aeropuerto de Manises (Valencia). (EFE/Manuel Bruque)
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El precio de los billetes de avión es motivo de discusión en los principales países de nuestro entorno. Mientras Francia propone una tarifa mínima para reducir el impacto medioambiental que ocasionan las aerolíneas en la Unión Europea, Italia quiso implantar un tope al coste de los vuelos a las islas de Sicilia y Cerdeña. Aunque el Gobierno de Meloni ha dado marcha atrás con esta medida que algunos tildaban de populista, decantándose ahora por dar más poderes a las autoridades de competencia para que vigilen el excesivo encarecimiento de los precios que se produce en esas rutas en temporada alta.

Los economistas valoran con disidencia estas dos propuestas. Para la profesora de Economía de la Universidad Europea, Leticia Poole, la intención de Francia de estipular una tarifa mínima es "una medida demagógica", porque "se hace más daño al sector que bien". En su opinión, lo que se debería acordar en Bruselas es "abaratar el tren y mejorar las conexiones", ya que es un transporte más ecológico que el avión y todavía "puede desarrollarse mucho más" en la Unión Europea.

Foto: El consejero delegado de IAG, Luis Gallego. (Reuters/IAG)

El miedo de Poole es que se produzcan víctimas colaterales al determinar un precio mínimo para los billetes. Apunta, en concreto, al turismo en la Unión Europa, sobre todo en países como España o Italia, cuyas economías dependen en gran medida de la llegada de viajeros. "Si desde Alemania va a ser más caro volar a Canarias que a Turquía, la gente elegirá la opción más barata, por lo que vamos a contaminar más y se va a perjudicar a nuestro turismo", advierte esta experta.

Pero Francia está decidida a llegar hasta el final con su propuesta, beneficiada por una economía mucho menos dependiente del turismo. Así lo ha demostrado el Gobierno de Macron en los últimos meses, con iniciativas como la prohibición de los vuelos cortos si el trayecto se podía realizar en tren en menos de dos horas y media, una normativa que solo ha afectado a tres rutas.

Puede parecer que esa medida se aprobó únicamente de cara a la galería, pero el Ejecutivo de Macron no ha cesado en su intento de recortar el negocio de las aerolíneas para reducir la huella de carbono. El siguiente paso, que ya ha sido anunciado, consiste en incluir en los presupuestos de 2024 un impuesto a todos los vuelos que despeguen desde territorio galo. Se desconoce todavía cómo será este gravamen, pero se estima una recaudación de 300 millones de euros anuales que se destinarán a financiar la transición ecológica.

Foto: Francia prohíbe los vuelos de corta distancia para reducir la contaminación (iStock)

Mientras tanto, las políticas en Italia van en sentido contrario. El Gobierno de Meloni quiso limitar las tarifas marcando el precio máximo que las aerolíneas podrían cobran por volar a Sicilia y Cerdeña desde la península itálica. La cuestión es que hay muy poca competencia, porque solo Ryanair y Alitalia realizan estos trayectos. Estas dos compañías han creado una especie de oligopolio que encarece notablemente los billetes en temporada alta, llegando a observar alzas del 200% respecto a los precios medios del resto del año.

Se trataba, por tanto, de una medida encaminada a combatir un abuso de posición dominante. Pero Ryanair amenazó con suprimir estos trayectos si se aplicaba un coste máximo. Como ninguna aerolínea tiene planes de comenzar a cubrir estas rutas, el Ejecutivo transalpino se ha visto obligado a dar marcha atrás. Fue esta misma semana cuando se desdijo a sí mismo y anunció que sus planes pasan ahora por dar más poder a las autoridades de competencia para vigilar los precios.

El profesor del IESE Business School, Javier Díaz-Giménez, considera que la iniciativa de Italia estaba avocada al fracaso, porque entiende que lo único que hubiese ocasionado son "trampas por parte de las aerolíneas". Si se llega a implementar, "te hubiesen cobrado hasta por ir al baño, porque les da igual de donde sacar el margen", explica a modo de exageración al recordar que ya obligan a pagar por las maletas de cabina. Otra opción es que las compañías aéreas "se viesen obligadas a cerrar" al no obtener rentabilidad con sus operaciones.

Foto: Avión de Air France en el aeropuerto de Ámsterdam. (EFE/Ramon Van Flymen)

Este experto rechaza de pleno poner un tope a los precios, tanto por arriba como por abajo: "Si tienes un mercado monopolizado como el de Italia, puedes intentar aumentar la competencia, mientras que si quieres limitar el cambio climático como Francia, pon un impuesto".

Critica que, con medidas como esta, los gobiernos del planeta "se han olvidado de la microeconomía básica". Lamenta así la nueva retórica de las figuras políticas contemporáneas, que "se creen que pueden y deben poner el precio de las cosas, pero no pueden ni deben", destaca Díaz-Giménez, haciendo una defensa del libre mercado.

En cualquier caso, la previsión es que los billetes sean cada vez más caros por las tasas que deben abonar las aerolíneas que operan en el espacio comunitario. Ya pagan un impuesto por la contaminación que ocasionan, desembolsando hasta los 100 euros por tonelada de CO₂. Y ahora deben comenzar a cumplir con los objetivos de sostenibilidad de la Comisión Europea, que obliga a incrementar progresivamente los vuelos cero emisiones, hasta que representen el 70% del total en 2050. Por eso, están empezando a utilizar biocombustibles, que ahora mismo tienen una producción muy escasa y son hasta cuatro veces más caros que el queroseno tradicional.

Foto: Turistas esperan con su equipaje en un aeropuerto. (EFE/Khaled Elfiq)

Como cualquier empresa, las compañías aéreas intentan proteger sus márgenes cuando tienen que pagar más impuestos. Por eso, ya se observa un encarecimiento de los pasajes, como explica la directora comercial de Kayak para Europa, Natalia Díez-Rivas, utilizando el ejemplo de Baleares. "La mayor subida se observa ahora en septiembre, donde en comparación con el mismo mes de 2022, los precios de los billetes de avión han subido alrededor de un 16%", ha señalado.

El precio de los billetes de avión es motivo de discusión en los principales países de nuestro entorno. Mientras Francia propone una tarifa mínima para reducir el impacto medioambiental que ocasionan las aerolíneas en la Unión Europea, Italia quiso implantar un tope al coste de los vuelos a las islas de Sicilia y Cerdeña. Aunque el Gobierno de Meloni ha dado marcha atrás con esta medida que algunos tildaban de populista, decantándose ahora por dar más poderes a las autoridades de competencia para que vigilen el excesivo encarecimiento de los precios que se produce en esas rutas en temporada alta.

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