Navantia triplica contratos, pero no logra salir de números rojos y pierde 97 M en 2022

Los astilleros públicos Navantia, controlados por la SEPI, triplicaron el valor de pedidos confirmados en 2022, hasta los 1.742 millones de euros, pero su volumen de ingresos permaneció plano en 1.342 millones de euros y arrojó pérdidas de 97 millones de euros, ligeramente superiores a las del pasado ejercicio. Sin embargo, la compañía aseguró que aspira a impulsar más de un 50% su facturación para alcanzar los 2.000 millones de euros a partir de 2024 y "llegar al equilibrio de la cuenta de resultados en los próximos años".

La compañía dijo que el resultado negativo se vio afectado por el incremento en los precios de las materias primas y la energía, así como la subida de tipos de interés. Sin embargo, en su cuenta de resultados, una de las partidas más castigadas fue la de ingresos financieros, asociada al resultado de los valores negociables y otros instrumentos, que bajó más de un 30%, a 84,4 millones. El resultado antes de impuestos también empeoró hasta 124,5 millones de euros de pérdidas, un 10% más que en 2021. Por su parte, la división de servicios aumentó su facturación hasta 79 millones de euros, un alza del 64% interanual, impulsado por el contrato con Arabia Saudí.

Los nuevos contratos formalizados llevan la cartera de pedidos a 7.364 millones de euros y la compañía espera mantener este ritmo en los próximos años para llegar a los 10.000 millones de euros acumulados entre 2023-2027. Navantia no detalla cómo calcula este objetivo, pero asegura que es “consecuencia de la intensa labor comercial y de posicionamiento en mercados de alto valor añadido y gran demanda”. Entre los nuevos contratos —que van materializándose en ingresos a lo largo de varios años— destacan el avance de la división de energías verdes (Navantia Seaenergies), con 400 millones de euros, y el área de servicios, donde la compañía está apostando con fuerza, con 241 millones de euros.

Entre los proyectos más relevantes, Navantia está inmersa en la construcción de varios nuevos buques (BAM-III, BAM-IS, oceanográficos, hidrográficos), fragatas (F-110) y submarinos (S-80) para la Armada, tres buques de apoyo para la Marina británica, un patrullero de altura para Marruecos y la última entrega de corbetas para Arabia Saudí, entre otros.

En 2022, la inversiones quedaron ajustadas a 82,4 millones de euros para la mejora de instalaciones, maquinaria y tecnologías digitales, casi un 10% más que el año anterior. La compañía se adjudicó además seis proyectos del Fondo Europeo de defensa en 2022 por 24 millones de euros a desarrollar en tres años.

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Navantia creó dos nuevas filiales el pasado ejercicio, una en Arabia Saudí y otra en Reino Unido, que se unen a las operaciones en Australia con las que la compañía aspira a reforzar su negocio internacional y de exportación, clave en la cuenta de resultados. En Australia, la firma facturó 35 millones en 2022 con un resultado antes de impuestos de casi 5 millones y una cartera de pedidos al cierre del ejercicio de 15,5 millones. También fue reseñable la entrada de Navantia en Enagás Renovables, con un 5% del accionariado, como parte de su apuesta de diversificación en energías verdes.

Los astilleros estatales también finalizaron su plan de rejuvenecimiento de la plantilla —que asciende a 4.547 personas— conforme al plan estratégico 2018-2022, lo que ha llevado la edad promedio de la empresa a 46 años, desde 53. Navantia asegura que los nuevos contratos permitirán la contratación de 1.500 personas, aunque no detalla el ritmo de incorporación (el año pasado, se realizaron 446 contrataciones).