Los accionistas de Ferrovial ignoran las amenazas del Gobierno y aprueban cambiar la sede

Luz verde de los accionistas de Ferrovial al traslado de la sede a Países Bajos. En una Junta General sin fisuras, y con un cuórum del 77,6%, los inversores de Ferrovial han respaldado el proyecto de fusión inversa con su filial Ferrovial Internacional SE (FISE), movimiento que supondrá llevarse la sede de la compañía de Madrid a Ámsterdam.

Para el grupo de infraestructuras, este traslado a la nueva City europea es crítico para potenciar su crecimiento, mejorar el acceso a los mercados de capitales y mejorar su competitividad, como ha subrayado el presidente de Ferrovial, Rafael del Pino, quien se ha presentado este jueves ante todos sus accionistas con un mensaje claro: "Ferrovial no se va de España". Y los inversores le han apoyado con su voto, ignorando los ataques del Gobierno.

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El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha acusado a la empresa de antipatriota y de estar llevando a cabo esta mudanza por razones exclusivamente fiscales, dicho en plata, para pagar menos impuestos. Del Pino ha replicado que "Ferrovial no se va de España. Mantendrá actividad, empleo, inversiones, contribución fiscal y cotización en las bolsas españolas". Y los accionistas han avalado con su voto esta postura.

El empresario ha insistido en que "la fusión forma parte del desarrollo natural de Ferrovial" y busca potenciar su crecimiento internacional, tanto en términos de negocio como de incremento de la base accionarial. Y, como datos que respaldan esta afirmación, ha destacado que, "actualmente, más de un 90% del valor del grupo procede de la actividad internacional, más del 90% de los inversores institucionales son internacionales y el 75% del valor procede de activos situados en América del Norte".

De hecho, el pasado ejercicio, el 64% de las inversiones del grupo se ejecutaron en Estados Unidos. De cara a futuro, Del Pino ha resaltado que de los 13.068 millones de euros de cartera de obra de construcción que tiene, máximo histórico, el 83% es internacional, y el 51% de toda la nueva contratación del año se concentró en América del Norte (Canadá y Estados Unidos).

Sobre estos números, el presidente ha insistido en la idea de que este proyecto de fusión "persigue objetivos económicos válidos" y, por tanto, que "no se hace por motivos fiscales", como ha intentado defender el Gobierno para asustar a los accionistas del grupo justo antes de la Junta, amenazando con prohibir al grupo acogerse a la exención fiscal de las fusiones, lo que podría suponer a la compañía una factura de 130 millones de euros.

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"Los impuestos que pagará Ferrovial después de la operación serán similares", ha respondido Del Pino, quien, además, ha advertido que ya hay jurisprudencia que avala su actuación para acogerse a la exención fiscal de las fusiones. Toda una declaración de intenciones que pone blanco sobre negro que, si el Gobierno cumple su amenaza, la compañía se defenderá en los tribunales.

El principal argumento que ha esgrimido el Ejecutivo para defender que Ferrovial lleva a cabo esta operación por razones fiscales, no económicas, es que nada impide al grupo cotizar en Estados Unidos desde Madrid, aunque se trata de un camino que nadie ha recorrido por el momento y que necesita ajustes tanto operativos como normativos a los dos lados del Atlántico, incertidumbres que la compañía española quiere evitar.

En este sentido, Del Pino ha subrayado que la mudanza a Ámsterdam "permite proponer una vía ya contrastada para poder cotizar en Estados Unidos en un plazo breve", ya que no es "fácil ni inmediato" hacerlo desde España, camino que es "incierto a día de hoy". Y, por si eso no fuera suficiente, el presidente de Ferrovial ha subrayado un punto clave que gana peso ante la inmediata presidencia española de la Unión Europea: le ampara la "libertad de establecimiento que nutre la esencia misma de la Unión Europea".

La contribución fiscal del grupo de infraestructuras en España el pasado ejercicio fue de 282 millones de euros, cifra que Del Pino asegura que se mantendrá en niveles similares e, incluso, que "esta operación es la mejor contribución que Ferrovial puede hacer a la sociedad en la que estamos presentes, ya que le ayuda a seguir creando empleo y riqueza". Y el grueso de la plantilla, la residencia del propio Del Pino y las oficinas centrales seguirán estando en Madrid.

Junta sin fisuras

En el turno de preguntas de los accionistas, apenas ha habido cuatro intervenciones de dos minoritarios y de dos asociaciones de representantes de pequeños inversores, Better Finance y WFI (World Federation of Investors). Todos ellos han mostrado su respaldo al proyecto, han insistido en la idea de que corresponde a los accionistas, no al Gobierno, autorizar este proyecto, y han avalado la visión del grupo de seguir creciendo internacionalmente.

La votación del proyecto de fusión se ha dividido de dos apartados. El primero ha supuesto someter a votación todos los acuerdos relacionados con la fusión, como el balance, la integración propiamente dicha y los tres condicionantes al éxito de la misma (que deba recomprar más de 500 millones de euros en acciones, que Euronext Amsterdam aporte certeza razonable de que las acciones serán admitidas a cotización en el momento de la fusión y que haya la misma garantía en la bolsa española). El segundo ha hecho referencia a la nueva política de remuneraciones. Los dos, como el resto de puntos del orden del día, han recibido el visto bueno.

Tras este pase militar, Del Pino ha dejado un último y claro mensaje a todo aquel que lo quiera escuchar: "Se respetará la soberanía de la Junta y prevalecerá esta soberanía, dada la confianza que tenemos en la legislación española y europea". Así que, si el Gobierno quiere batalla, parece que la tendrá. En Madrid, en Ámsterdam y en Bruselas.