Repsol se alía con The Phone House para crecer en luz y gas tras comprar sus casi 100.000 clientes

Repsol acaba de cerrar un acuerdo con Grupo Dominion para adquirir y dar suministro a los cerca de 100.000 clientes de energía de la cotizada vasca. Según confirman fuentes al tanto de la operación, este acuerdo además vendrá aparejado con una alianza comercial por la que The Phone House, la cadena de tiendas de Dominion, ofrecerá los productos energéticos de la petrolera dirigida por Josu Jon Imaz.

Además, las fuentes consultadas destacan que Alterna, la comercializadora de luz y gas en la que están los clientes traspasados a Repsol, seguirá siendo gestionada por la propia Dominion, que a partir de ahora aportará su conocimiento como intermediario de ventas.

Este acuerdo se produce después de que hace meses Grupo Dominion decidiera explorar una opción de venta, muy castigada por los altos precios de la energía. Según destaca en su última presentación de resultados remitida a la CNMV, la firma ha pasado de tener casi 170.000 clientes de luz y gas en junio de 2021 a quedarse en algo más de 92.000.

Fuentes del sector explican que la empresa dueña de The Phone House es una de las que más han crecido en los últimos años, gracias en parte a la fuerza que le da contar con un canal comercial físico de más de 500 tiendas. Así lo demuestra, por otra parte, el exponencial crecimiento que registra la empresa en el segmento de telecomunicaciones, que en un año ha pasado de más de 91.000 servicios vendidos a casi 230.000.

Sin embargo, los usuarios estaban casi todos indexados a los precios de los mercados mayoristas de energía, que desde hace un año se han disparado hasta alcanzar cotas no vistas nunca antes. Este fuerte incremento, que ha multiplicado por 10 el precio del gas y por cinco el de la electricidad, ha hecho que trimestre a trimestre Alterna, la comercializadora de luz y gas de Grupo Dominion, fuera perdiendo clientes.

Con esta situación, se establecieron contactos con firmas internacionales de primer nivel como la petrolera francesa Total, que en España ya compró todos los clientes domésticos de EDP y es la quinta mayor comercializadora del país. No obstante, estos contactos, que llegaron durante la primavera, después de que la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania intensificara las subidas de los precios de luz, gas y carburantes, no fructificaron y ha sido ahora cuando finalmente han llegado a un acuerdo con Repsol.

La energética presidida por Antonio Brufau es una de las más activas en el mercado de luz y gas en los últimos años, después de comprar los clientes de Viesgo. En la actualidad, es una de las firmas que más crecen por la vía orgánica y ahora también está aprovechando la crisis de precios para aumentar su base de usuarios por la vía inorgánica. A este objetivo ayuda la fuerte generación de caja que obtiene la compañía de su negocio tradicional de hidrocarburos. La cotizada del Ibex 35 ha obtenido unos resultados récord en el primer semestre fruto de los elevados precios del petróleo (más de 2.500 millones de euros de beneficio neto).

A los más de 92.000 clientes que adquiere ahora de The Phone House, hay que sumar la compra de otros 23.000 consumidores de luz en febrero de este año a Capital Energy, que decidió abandonar el canal de venta doméstico dadas las dificultades actuales en el sector de la energía.

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De esta forma, Repsol ya tiene más de un millón de clientes de luz y gas. Además, está creciendo en generación de electricidad, donde cuenta con cada vez más proyectos de renovables tanto en España como en otros países como Chile o EEUU. El objetivo de la empresa es la descarbonización plena de su actividad en 2050.

Por otra parte, la multinacional continúa moviéndose para crecer en negocios de baja huella de carbono, como demuestra esta compra, en un momento de incertidumbre, dada la marcha de su principal responsable de esta área, María Victoria Zingoni, que emprende nuevos retos profesionales en el extranjero.

La mayoría de petroleras y compañías relacionadas con los hidrocarburos están lanzando ambiciosos anuncios de descarbonización que no siempre van acompañados de hechos, lo que cada vez está más penalizado entre los 'stakeholders'. Con esta compra, Repsol trata de convencer así a sus inversores y al mercado de que donde hay obras, las palabras sobran.