Clemente ficha al abogado de Orcel y Abengoa en su ofensiva contra Santander

Ismael Clemente ha decidido plantar batalla a Banco Santander en la guerra por el control de Merlin Properties, una disputa que ha superado las paredes de la sala del consejo de la socimi y, ante lo cual, el directivo ha decidido fichar al bufete De Carlos Remón.

Este despacho es el mismo que acaba de ganar a la entidad la demanda presentada por el financiero italiano Andrea Orcel, a quien el Juzgado de Primera Instancia número 46 de Madrid ha dicho que se le deben pagar 68 millones de euros, y el mismo que representa a Felipe Benjumea, expresidente de Abengoa, en la reclamación de 1.000 millones de euros que presentó contra la entidad cántabra y el HSBC, y que en primera instancia ha ganado el banco.

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Las fuentes consultadas aseguran que Clemente llegó al consejo convocado este lunes de urgencia para votar su cese, y del que salió victorioso, con el fichaje de Álvaro Remón bajo el brazo. Todo un golpe de efecto, ya que además de poner de manifiesto que está dispuesto a pelear, lo hace acompañado de una bestia negra para el banco, en general, y para su número tres y presidente de Merlin, Javier García-Carranza, en particular.

Remón ha sido el socio del bufete que ha llevado personalmente el caso Orcel y, aunque la sentencia lograda a su favor todavía no es firme, sí que es un duro revés para Santander, ya que afecta a la misma cúpula de la entidad. El origen de esta causa se remonta a finales de octubre de 2018, cuando la entidad notificó al supervisor de la bolsa el fichaje del italiano como consejero delegado para, menos de tres meses después, comunicar que no cerraba su contratación.

En este ínterin, Santander llegó a ofrecer a Orcel el puesto de mando de Merlin, según afirman varias fuentes conocedoras, munición con la que ahora puede disparar Clemente, cuya estrategia pasa por demostrar la falta de buena gobernanza en la actuación de Santander y de algunos consejeros independientes del máximo órgano de administración de Merlin.

De hecho, un manifiesto firmado por el equipo directivo de la socimi al completo y por la práctica totalidad de la plantilla este mismo lunes en respaldo de Clemente critica "el feudalismo corporativo" demostrado por la entidad, poniendo así de manifiesto el frente por el que poder atacar ahora.

Santander llegó a ofrecer a Orcel el puesto de Clemente cuando le comunicó que no iba a ser el consejero delegado del banco

"Merlin no se merece comportamientos abusivos y feudales por parte de accionistas minoritarios que pretenden ejercer el control mayoritario hurtando al resto de accionistas su participación en la toma de decisiones, ahorrándose de esta forma el pago de la prima correspondiente. Si algún accionista desea controlar Merlin, habrá de formular la correspondiente oferta pública y pagar al resto de accionistas el valor justo de mercado", señala el manifiesto, escrito que se ha elevado al consejo de la socimi.

En el caso de Abengoa, Benjumea acusa a la entidad de haber impuesto su cese como presidente de Abengoa, y de haber impedido con este movimiento una ampliación de capital de 650 millones de euros que habría evitado la crisis del grupo. Se da la circunstancia de que Benjumea es tío de Javier García-Carranza, el presidente de Merlin, unos lazos de sangre que no impidieron al número tres de la entidad ejecutar la salida del empresario andaluz.

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Precisamente, uno de los principales riesgos a los que se enfrentan tanto García-Carranza, como los otros consejeros puestos por Santander en Merlin, Francisca Ortega e Ignacio Gil-Casares, como los independientes que han respaldado el cese de Clemente, es que cualquier accionista de la socimi emprenda contra ellos una acción de responsabilidad, al considerar que han perjudicado a la compañía con su actuar.

Por el momento, la noticia adelantada por El Confidencial de que Santander quería cesar al consejero delegado se saldó este lunes con una caída de los títulos de Merlin en bolsa del 6,34%, la mayor de todo el Ibex 35. Al castigo inversor se une el cierre de filas de directivos y empleados en torno a Clemente y que Santander, promotor del cese, es solo accionista minoritario, con un 22% del capital, lo que deja en el techo de los independientes el grueso de la responsabilidad.

Como dice un experto en gobierno corporativo, "esto es un pulso, y si vas con toda la fuerza, a los independientes les tiene que hacer pensar". Y Clemente se ha armado para la guerra.