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Kérastase, Ventolín y Cheetos: los gigantes globales que atesora esta provincia sin AVE
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L'ORÉAL, GSK Y PEPSI

Kérastase, Ventolín y Cheetos: los gigantes globales que atesora esta provincia sin AVE

Son tres empresas que llevan décadas en la región y que ya tienen mucha inversión en tecnología comprometida en la zona. Pese a las carencias, siguen apostando por la provincia

Foto: La catedral de Burgos el pasado julio. (EFE/ Santi Otero)
La catedral de Burgos el pasado julio. (EFE/ Santi Otero)

En el centro de la ciudad de Burgos solo hay un cine. A la región no llega el AVE y ni siquiera hay conexión ferroviaria directa con Madrid. Sin embargo, es la capital de una de las provincias con más industria de España. Son conocidas las plantas de producción de algunas de las empresas de la talla de Campofrío, Pascual, Grupo Antolín o Nicolás Correa. Pero, más allá de las empresas fundadas en el entorno burgalés, así como fuera del segmento automovilístico, también hay casos de multinacionales que mantienen en la región una producción diferencial que luego exportan a todo el mundo: L’Oréal, GSK o PepsiCo son algunos casos. Las tendencias de la globalización o presión de costes no han evitado que estas empresas, vinculadas al gran consumo, ya lleven varias décadas en la zona.

En los últimos años ha habido algunas bajas relevantes en la zona. En 2018, Siemens Gamesa anunció el cierre de su fábrica de palas, el ejemplo más conocido de una cascada de cierres en Miranda del Ebro en la última década, coincidiendo con la crisis financiera y las presiones de la globalización. Las dudas continúan todavía hoy, con ERE como el cerrado este año por la multinacional automotriz alemana Benteler, en un momento de crisis para el sector. Ahora, las fábricas también se enfrentan a problemas como el del desabastecimiento de materias primas o el encarecimiento de los costes.

Sin embargo, hay que diferenciar entre aquellas plantas vinculadas a sectores en crisis (el automóvil es un ejemplo claro) y aquellas más desligadas a los bandazos económicos. Dentro del sector del gran consumo, hay algunas multinacionales que llevan décadas en la zona, y no tienen pronóstico de irse. Es el caso de L’Oréal, que tiene en la ciudad una de sus principales fábricas a nivel global dentro del segmento de productos capilares.

Foto: Vías fantasma cercanas a la estación abandonada de Gascones de Lozoya. (Alejandro Mata)

La planta cumplió este 2021 sus 50 años de actividad. En la actualidad, fabrica un millón de productos cada día que se venden en 52 países, el 67% de los cuales son europeos. El 94% de lo fabricado en esta planta es para vender fuera de la península, siendo los productos de cabello de L’Oréal los que más se producen en esta planta (un 48% del total). Sin embargo, cobra mayor protagonismo la marca profesional Kérastase. Esta gama supone un 26% de la producción total de la planta, pero esta proporción supone que casi todos los productos de Kérastase que se venden a nivel mundial salgan de Burgos. La planta cuenta con unos 500 empleados.

Otro ejemplo como L’Oréal es GSK, que, desde Aranda del Duero, lleva 43 años fabricando desde la región. Si en 1978 empezó fabricando para el mercado español, con el tiempo se ha convertido en una planta de índole internacional. Con unos 600 empleados, fabrica unas 179 millones de unidades de productos al año, de las cuales el 95% se exportan. La fábrica de la provincia de Burgos tiene un fuerte foco en el área respiratoria: desde 1981, fabrica el famoso Ventolín allí, suministrando cerca del 40% del consumo global de este producto. Con todo, también cuenta con producción dentro de los segmentos de tratamientos contra el VIH y lo conocido como ‘consumer healthcare’, es decir, productos que se venden en farmacia. Fuentes de la planta explican que este año se alcanzarán los 15 millones de euros en inversión, la mayor cifra de los últimos 14 años.

placeholder Control de calidad en pelo de cabra de la fábrica de L'Oréal. (L'Oréal)
Control de calidad en pelo de cabra de la fábrica de L'Oréal. (L'Oréal)

También está el caso de PepsiCo, matriz de marcas como Cheetos. El gigante estadounidense aterrizó en la ciudad de Burgos en 1971, fabricando entonces el conocido refresco, aunque ha ido agregando otras marcas como KAS o la de gazpachos Alvalle. Cuando en 2012 la multinacional anunció un plan de recortes de 8.700 empleos, Burgos se quedó fuera del tijeretazo laboral. Actualmente, el personal de la planta, oficinas y dentro de distribución de esta fábrica cuenta con unos 700 empleados. En torno al 20% de la producción de esta fábrica se exporta. Sin embargo, la planta es también un centro importante en innovación dentro del entramado global. Este año, la empresa ha empezado a probar un sistema de inteligencia artificial en Burgos con el que busca perfeccionar la producción de Cheetos a nivel mundial. Según los resultados de estas pruebas, PepsiCo planea implementar la tecnología en las decenas de plantas que tiene por todo el mundo.

Carencias pese a la industria

Estas fábricas entran así dentro del potente ecosistema industrial de Burgos. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística a cierre de 2019, la provincia de Burgos supuso un 21% de la cifra de negocios industrial de Castilla y León, solo por detrás de Valladolid (26%). La comunidad autónoma es la séptima con mayor cifra de negocios de España, y supone un 6% del total. Según datos del INE, en 2020 la industria ocupaba el 32,33% del PIB total de la provincia, en comparación con el 19,94% que supone en Castilla y León o el 16,12% a nivel nacional. Del total de las fábricas, la industria manufacturera supuso el 82,79% del total de la industria burgalesa, representación superior en 3,17 y 6,48 puntos porcentuales a la que se dio en Castilla y León y en España. El empleo regional tiene una gran dependencia de este sector. Según el último informe de trabajo elaborado por la SEPE, un 24% de la población activa estaba vinculada a cierre de 2020 a este sector económico. “La participación de la población activa burgalesa en el sector industrial sobrepasó en 9,02 y 11,95 puntos porcentuales a la que se registró a nivel autonómico y nacional; fue la provincia de Castilla y León con mayor importancia relativa de activos en este sector”, apunta el informe, matizando que esta es una situación que se da año tras año.

Foto: En el suelo de la antigua papelera, cerrada en 2009, irá una terminal de contenedores. (R. M.)

En este entorno, se dan algunas asimetrías entre el músculo empresarial de la región y el estado de las infraestructuras y servicios de la provincia. El transporte es un ejemplo claro. Burgos es conocida por localización estratégica, pero, a la hora de analizar las conexiones, la cosa cambia. El AVE es el ejemplo más conocido. La obra que iba a conectar el trayecto desde Madrid a Burgos se autorizó en 2008, sin embargo, solo está previsto que llegue desde Palencia en 2022. Sin embargo, lo cierto es que Burgos no tiene ni conexión directa desde Madrid. La vía entre Chamartín y Burgos que pasaba por el noreste segoviano con escala en Aranda del Duero quedó inoperativa en 2011, con el desprendimiento de una bóveda que sentenció una lista de varios hitos que subrayaban la decadencia de la vía. Este cierre obliga desde entonces a tanto viajeros como convoyes desde Madrid a dar un rodeo por Medina del Campo, Valladolid o Venta de Baños para volver a entrar en la provincia burgalesa. La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, anunció en noviembre que el Gobierno invertiría más de 10 millones de euros para recuperar el tren directo.

¿Por qué quedarse?

En una visita a la fábrica de Burgos, el director de la planta, Benoît Mocquant, reconocía que Burgos era una región “muy bonita, pero que no es para todo el mundo, por lo que a veces cuesta encontrar los perfiles”. En el caso de L’Oréal, se trata de una empresa con mucha movilidad interna, por lo que los directivos de la fábrica consiguen atraer el talento con el reclamo de las oportunidades laborales que brindaba hacer carrera en una planta tan importante para la compañía. Si tan remota es Burgos para el ciudadano, ¿por qué sigue la planta allí?

Primero hay que entender que la región está situada en una localización estratégica a nivel logístico. Por ejemplo, Mocquant explica que los productos de L’Oréal se envían a Europa a través de camiones que salen por Francia, a China por el puerto de Valencia y a Reino Unido con los países nórdicos a través del puerto de Bilbao. Por otro lado, estas empresas acumulan un legado en la región que se remonta a una época especial en el tiempo. Hace más de 50 años, Burgos ofrecía el espacio que otras provincias ya no tenían. Según explican en la empresa francesa, en los años 70, Burgos disponía de 750 hectáreas de terreno disponible y, desde mediados de los años 60, había sido una de las ciudades españolas elegidas para albergar un Polo de Promoción Industrial del Gobierno de Francia, lo que llevaba implícita una serie de facilidades a las empresas que decidieran ubicarse allí.

"No tiene sentido atomizar la producción de un producto de lujo por todo el mundo"

Las multinacionales acumulan así un largo tiempo en una zona en la que ya han comprometido una serie de inversiones dirigidas a productos diferenciales. Fue en la planta de Aranda donde GSK desarrolló el Ventolín en 1981, haciendo de esta fábrica un destacado punto dentro del segmento respiratorio de la farmacéutica. "Es un producto muy importante para nosotros, pero, sobre todo, es un producto vital para millones de pacientes en todo el mundo", explican desde la dirección de la planta.

Lo mismo ocurre con L’Oréal. Pese a que suele focalizar su fabricación cerca de los puntos de venta, con Kérastase hace una excepción. “Se trata de un producto de alta gama que requiere de mayor detalle en la fabricación y control de calidad que otros productos”, explica Mocquant. El directivo explica que la empresa ha focalizado una serie de inversiones vinculadas a esta marca, ha formado la plantilla para trabajar bajo estos parámetros y ha hilado una red de proveedores veteranos para la planta. “En el caso de Kérastase, trabajamos con un modelo centralizado porque tener la base que tenemos en Burgos atomizada por todo el mundo no tendría sentido estratégico para un producto diferencial como Kérastase, sería un rompecabezas”, argumenta el directivo. “Además, todo lo ‘made in Spain’ tiene una connotación de lujo en el exterior”.

Es tal el estatus innovador de esta fábrica que, con las marcas generales de L’Oréal, Burgos suele ser la planta de pruebas antes de que la demanda se estabilice en otros puntos del mundo, explica el director de la fábrica. Es decir, lo mismo que ocurrió con Pepsi y los Cheetos burgaleses: la planta sirve como lugar de pruebas para luego exportar esos sistemas a otras fábricas. De hecho, tal es la importancia de la zona que PepsiCo abrió este año un nuevo centro logístico de la planta tras una inversión de 16,7 millones de euros. Con este, pretende aumentar las exportaciones a otros mercados europeos como Francia, Italia, Bélgica u Holanda.

Foto: Contenedores apilados. (EFE/Ricardo Maldonado Rozo)

Esta combinación de factores lleva a las empresas a seguir apostando por Burgos. “Aranda de Duero, la provincia de Burgos y todo lo que es Castilla y León proporcionan un entorno de estabilidad, innovación, productividad y condiciones positivas que dan confianza a las empresas”, explican desde la dirección de la fábrica de GSK en la zona. “En este momento, estamos muy bien posicionados en la estrategia de la compañía: llevamos muchos años siendo el centro de acondicionamiento de nuevos productos de comprimidos y recientemente se ha tomado la decisión estratégica por la que GSK Aranda se preparará para fabricar dos nuevos productos y retomará el suministro a Estados Unidos una vez se consiga la certificación FDA”, añaden desde la planta. “Somos una fábrica tecnológica con procesos y sistemas innovadores y, también, somos piloto de sistemas que la compañía quiere implantar —todo esto hace vislumbrar un gran futuro para la planta arandina—”. La empresa acumula una inversión de 15 millones de euros en la fábrica este año.

Lo mismo ocurre con L’Oréal. La planta de Burgos es estratégica en cuanto a las pruebas de eficiencia sostenible que lleva tiempo probando en esta fábrica. De hecho, esta planta es la primera de toda su base global en tener un sistema ‘waterloop’ desde 2017 —es decir, la planta solo emplea agua de la red municipal de Burgos como materia prima y para el consumo humano—. Su sistema de depuración puntero permite recuperar el agua para procesos como la limpieza y ha reducido el consumo un 51% desde 2005. En su 50 aniversario, L’Oréal se comprometió a una inversión anual de 10 millones de euros en Burgos. “Pensamos todos los días en traer más producción aquí”, asiente Mocquant.

En el centro de la ciudad de Burgos solo hay un cine. A la región no llega el AVE y ni siquiera hay conexión ferroviaria directa con Madrid. Sin embargo, es la capital de una de las provincias con más industria de España. Son conocidas las plantas de producción de algunas de las empresas de la talla de Campofrío, Pascual, Grupo Antolín o Nicolás Correa. Pero, más allá de las empresas fundadas en el entorno burgalés, así como fuera del segmento automovilístico, también hay casos de multinacionales que mantienen en la región una producción diferencial que luego exportan a todo el mundo: L’Oréal, GSK o PepsiCo son algunos casos. Las tendencias de la globalización o presión de costes no han evitado que estas empresas, vinculadas al gran consumo, ya lleven varias décadas en la zona.

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