Los pisos turísticos piden a Almeida imponer un depósito antivándalos en la nueva normativa
Madrid Aloja, asociación de referencia del sector, defiende limitar al 40% el número de viviendas de un mismo edificio que se pueden destinar a alquiler turístico
Garantizar turismo de calidad. Es la máxima que ha reivindicado Madrid Aloja, asociación que suma más de 3.500 viviendas turísticas, con la elaboración de una batería de medidas que propone incluir en la nueva normativa que está preparando el Ayuntamiento de la capital para regular esta actividad y entre las que destaca la idea de imponer un depósito de garantía, que se devolverá la huésped cuando termine su estancia y se compruebe que todo está correctamente.
La propuesta de Aloja surge con una vocación disuasoria, más que punitiva, similar a las multas de tráfico, que previenen a los conductores de infringir las normas y sobre la base de variar el importe exigido en función del número de huéspedes de cada vivienda.
"Allá donde el depósito de garantía es grande, tiene un efecto disuasorio", defiende el presidente de Madrid Aloja, Adolfo Merás, quien defiende implantar medidas de este tipo en todas las zonas, para evitar que los turistas rechacen ir a una vivienda turística, frente a otra, por el depósito. "Si se convierte en una commodity, todos tendrán que pasar por esta criba. Lo que no podemos hacer es seguir soportando gente que se aprovecha de nuestra hospitalidad para molestar a los demás".
Pese a que solo un 3,5% de los madrileños considera los pisos turísticos como un problema de la ciudad, según la Encuesta de Calidad de Vida y Satisfacción con los Servicios Públicos del Ayuntamiento de Madrid de 2019, también es cierto que desde hace tiempo la imagen del sector está en entredicho por una variedad de críticas que van desde el malestar de los vecinos, sobre todo de aquellos que conviven en su mismo bloque con varias viviendas de este tipo, hasta el incremento de los precios del alquiler o las imágenes de fiestas ilegales en plena pandemia.
Conscientes de ello, desde Aloja quieren enarbolar la bandera del turismo de calidad como elemento clave para equilibrar los dos lados de la balanza, ya que "esto, y todos los sabemos, es un alquiler que ha llegado para quedarse, es un alquiler que perdurará", sostiene Merás. Para combatir la sobreocupación, propone fijar un límite en el número de huéspedes por vivienda y sanciones tanto a las plataformas que recojan anuncios con ocupaciones superiores a las permitidas, como a los usuarios que las superen.
Para dar mayor confianza a los vecinos, Aloja defiende medidas como crear un censo de vivienda turísticas, instalar sistemas de control de ruido y vigilantes nocturnos que garanticen el descanso, la implantación de una llave digital que se desactive al concluir la estancia y la creación de la Oficina de Servicio de Mediación y Convivencia, medida que en otras ciudades donde ya se ha implantado ha demostrado más de un 90% de eficacia para resolver los problemas más comunes.
Además, defiende acotar al 40% el número de pisos que dentro de un mismo edificio se pueda destinar a alquiler vacacional, y por encima de esta cifra convertir todo el inmueble propuesta que supone ir más allá del límite del 60% que fija ya la Ley de Arrendamientos Urbanos y que el propio Merás reconoce que puede ser la más difícil de aceptar por parte del Ejecutivo de José Luís Martínez-Almeida.
No obstante, el presidente de Madrid Aloja destaca el bueno tono de sus relaciones con el actual equipo de Gobierno, en claro contraste con el anterior de Manuela Carmena, al que acusa de haber sembrado inseguridad jurídica con su Plan de Hospedaje. Ahora, además, el sector se ha visto seriamente sacudido por la pandemia, lo que ha llevado a muchos propietarios de pisos turísticos a volver a destinar sus viviendas al alquiler tradicional.
Apenas un 24% del gasto que realizan estos turistas es para el alquiler, distribuyéndose el 76% restante
Tras esta dura crisis, y de cara al futuro, el alquiler vacacional considera que puede ser un motor para acelerar la recuperación económica, sobre todo, por su efecto tractor en sectores como el del comercio o la hostelería, además de por su capacidad de distribución territorial del gasto, ya que, por ejemplo, un turista que se aloje en Madrid aprovecha su estancia para conocer otras ciudades próximas como Toledo o Segovia.
Según datos de la Universidad de Salamanca que cita Madrid Aloja, apenas un 24% del gasto que realizan estos turistas durante su estancia es para el alquiler, distribuyéndose el 76% restante en tiendas y supermercados de proximidad, museos, restaurantes, bares, etc.
Garantizar turismo de calidad. Es la máxima que ha reivindicado Madrid Aloja, asociación que suma más de 3.500 viviendas turísticas, con la elaboración de una batería de medidas que propone incluir en la nueva normativa que está preparando el Ayuntamiento de la capital para regular esta actividad y entre las que destaca la idea de imponer un depósito de garantía, que se devolverá la huésped cuando termine su estancia y se compruebe que todo está correctamente.