Santander inyecta en Altamira los últimos 350M de la antigua inmobiliaria de Popular
La entidad acaba de completar la reorganización societaria de sus filiales inmobiliarias. Con la extinción de Aliseda RE, desaparece el germen del fallido proyecto Sunrise, de Ángel Ron
Tres años después de haber acordado la compra de Banco Popular por un euro, Santander ha completado la integración de Aliseda Real Estate, sociedad tenedora de los activos inmobiliarios de la desaparecida entidad, en Altamira Real Estate, su equivalente en el banco cántabro, movimiento que ha terminado de organizarse en febrero y que es fruto de un proceso de fusión que se inició en julio.
Las fuentes consultadas por este medio cifran en cerca de 350 millones de euros el valor de los activos ahora integrados en Altamira RE, todos ellos inmuebles que se ha ido adjudicando el banco procedentes de la cartera de Popular y que se habían ido agrupando bajo el paraguas de Aliseda RE, entidad que tras esta absorción se ha liquidado y extinguido. Esta compañía, no obstante, es independiente de Aliseda Servicios de Gestión, propiedad de Blackstone y Santander.
Con estos últimos apuntes societarios, concluye el proceso de digestión del enorme agujero inmobiliario que llevó al colapso del Popular. De hecho, uno de los primeros pasos que dio Santander tras adquirir el banco fue la venta de 30.000 millones de euros de activos tóxicos (préstamos e inmuebles) a Blackstone y la creación de la sociedad conjunta Quasar, donde el fondo controla el 51% y el banco, el otro 49%.
En este traspaso, se incluyó a Aliseda Servicios de Gestión, sociedad encargada de gestionar los activos (lo que en la jerga del sector se conoce como 'servicer') e independiente de Aliseda RE, que era la dueña de los mismos. Todos los inmuebles que tenía la filial inmobiliaria de Popular cuando se cerró el acuerdo con Blackstone pasaron a Quasar, pero todos aquellos que se fue adjudicando posteriormente se los quedó, volviendo a construir una cartera cercana a los 350 millones.
Altamira RE, por su parte, es una sociedad independiente de Altamira Asset Management, servicer propiedad de Dobank en un 85% y en el que Santander sigue conservando un 15%. Las mismas fuentes explican que la gestión de los nuevos inmuebles que acaba de recibir de Aliseda se repartirán entre Altamira AM, Aktua (la antigua gestora de Banesto) y Aliseda SGI, ya que con todos ellos la entidad presidida por Ana Botín ha firmado diversos compromisos de negocio.
La breve historia de Aliseda RE, que apenas ha llegado a celebrar su cuarto aniversario de vida, está estrechamente ligada a la caída del banco. Un año antes de su resolución, cuando todavía estaba presidido por Ángel Ron, Popular buscó una tabla de salvación en lo que se bautizó como proyecto Sunrise, que consistía en crear una filial inmobiliaria con todo su exceso de ladrillo y sacarla a bolsa.
Para tal fin, a finales de 2016, se creó Aliseda RE como un 'holding' llamado a contar con una filial principal, Aliseda Participaciones, y de la que colgarían diversas sociedades. El proyecto Sunrise se completaba con el 'servicer' Aliseda, que se recompró a Värde, y que después se traspasó a Blackstone.
Aunque Sunrise nunca llegó a ver la luz, fue sobre sus mimbres sobre los cuales Santander pudo ejecutar luego rápidamente la operación de Quasar.
Tres años después de haber acordado la compra de Banco Popular por un euro, Santander ha completado la integración de Aliseda Real Estate, sociedad tenedora de los activos inmobiliarios de la desaparecida entidad, en Altamira Real Estate, su equivalente en el banco cántabro, movimiento que ha terminado de organizarse en febrero y que es fruto de un proceso de fusión que se inició en julio.
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