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Blackstone asume un agujero millonario en España tras un choque frontal con Santander
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Blackstone asume un agujero millonario en España tras un choque frontal con Santander

Las espadas están en alto en el consejo de Qasar, la sociedad conjunta de Santander y Blackstone, creada sobre 30.000M en activos tóxicos, que ahora amenaza con pleitos y pérdidas millonarias

Foto: Logo de Blackstone. (Reuters)
Logo de Blackstone. (Reuters)
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Las espadas están en alto en el consejo de Quasar. La sociedad conjunta de Banco Santander y Blackstone, creada sobre los 30.000 millones en activos tóxicos de Banco Popular, ha generado unos números rojos a ambos accionistas cuyas consecuencias amenazan con ir más allá de una tensa disputa en el máximo órgano de administración de esta participada.

Varias fuentes próximas a Quasar aseguran que el fondo estadounidense ha decidido cortar por lo sano y hacer millonarias provisiones para sanear las pérdidas que ya ha tenido, y espera seguir teniendo, en sus inversiones inmobiliarias en España, un agujero del que responsabiliza en gran parte al banco cántabro y a la información que le facilitó sobre la cartera Quasar hace tres años, cuando se acordó la operación.

Foto: Blackstone es el mayor inversor en el sector inmobiliario español.

Las mismas fuentes sostienen que las diferencias entre los dos socios llegaron al punto de que en los despachos de Blackstone España se barajó seriamente demandar a Santander, amenaza que, no obstante, parece haberse disipado. Este medio ha consultado a la firma de capital riesgo si estudió llevar a su socio a los tribunales y si renuncia a ejercer esta opción en el futuro, y un portavoz oficial ha declinado hacer ningún comentario. Desde la entidad, tampoco han querido pronunciarse.

Projecto Quasar, la 'herencia envenenada' de Popular, reúne todos los elementos para la confrontación de estos dos gigantes. Por un lado, es la mayor apuesta de Blackstone en España y su compra se cerró en un tiempo récord desde que Santander se quedó Popular, en junio de 2017, con apenas dos meses para analizar decenas de miles de activos y créditos, algo que fue calificado como "osado" dentro del sector.

Por otro lado, el propio Santander se juega un 49% de esta inversión, ya que el fondo norteamericano puso como condición en la compra que el banco español siguiera involucrado al máximo nivel. Una transacción en la que el banco cántabro exigió incluir el 'servicer' Aliseda —otro de los puntos de fricción de los dos socios, ya que el fondo prefería dejarlo fuera—, sobre el que la entidad ha firmado una opción de recompra.

placeholder Ana Botín, presidenta de Banco Santander.
Ana Botín, presidenta de Banco Santander.

El banco presidido por Ana Botín tenía en su balance un riesgo valorado en 1.351 millones a finales de 2019 —últimas cifras oficiales—, tras un deterioro de 350 millones desde el minuto inicial de la sociedad. Se espera que Santander anuncie un nuevo ajuste en 2020 debido al impacto del covid en el negocio de Quasar, a pesar de que fuentes próximas al grupo mantienen que la actividad de la sociedad se ha acelerado en los últimos meses.

La propia sociedad conjunta Quasar sufrió unas pérdidas de 1.229 millones en 2019 por "desajustes" entre el precio de venta de sus activos y de compra que firmó Blackstone, según tuvo que reconocer en la última auditoría de cuentas. Tras este primer agujero, el fondo estadounidense ha tomado la decisión de hacer un duro ajuste de sus inversiones inmobiliarias en España y reconocer pérdidas millonarias más allá de Quasar.

Foto: Promoción inmobiliaria en Valencia. (EFE)

En estos números rojos, no obstante, entran en juego más elementos, como la crisis económica derivada del covid-19 y, sobre todo, los cambios regulatorios en torno al mercado del alquiler residencial. Desde Blackstone, también han declinado pronunciarse sobre deterioro alguno de sus inversiones.

El fondo estadounidense, que ha invertido más de 20.000 millones de euros en nuestro país, es el mayor casero de España gracias a operaciones como la compra de la pata inmobiliaria de la antigua Catalunya Caixa, de la cartera de 1.800 viviendas del Ayuntamiento de Madrid (germen de la actual Fidere), de Testa o de diversos portfolios que ha ido organizando en diferentes socimis.

placeholder Estand de Aliseda en el Salón Inmobiliario de Madrid. (El Confidencial)
Estand de Aliseda en el Salón Inmobiliario de Madrid. (El Confidencial)

Esta elevada exposición al negocio residencial, especialmente al del alquiler, explica el duro impacto que tienen para los intereses del fondo los recientes cambios regulatorios, algunos fruto de la pandemia, como la suspensión de los desahucios y lanzamientos mientras dure el estado de alarma, y otros, de las políticas que defienden el Ejecutivo central y varios regionales, dirigidas a implantar sistemas de control de precios o dar cobertura a okupas.

En este contexto, Blackstone hace tiempo que ha activado el botón de las ventas, al tiempo que ha puesto en cuarentena su natural espíritu comprador, una estrategia contraria al ADN natural de su hombre en España, Diego San José, que tras 16 años en el gigante del capital riesgo ha decidido marcharse, como adelantó ayer este medio.

El choque entre Santander y Blackstone no es el primero de este tipo que hay en España. Lone Star presentó a finales de 2019 una reclamación contra CaixaBank de hasta 330 millones de euros por conflictos en los activos inmobiliarios que le traspasó un año antes.

Las espadas están en alto en el consejo de Quasar. La sociedad conjunta de Banco Santander y Blackstone, creada sobre los 30.000 millones en activos tóxicos de Banco Popular, ha generado unos números rojos a ambos accionistas cuyas consecuencias amenazan con ir más allá de una tensa disputa en el máximo órgano de administración de esta participada.

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