La huelga paraliza en Sevilla las fábricas de Airbus, que amenaza con más ajustes

Los más de 10.000 trabajadores del sector aeronáutico de la provincia de Sevilla, bien voluntariamente o por la acción de los piquetes, han secundado la huelga convocada por todos los sindicatos este miércoles. Desde UGT y CCOO, los mayoritarios, se cifró en un 80% el seguimiento del paro. Fedeme, patronal provincial del sector del metal, lo rebajó a solo un 10%. Lo cierto, según las fuentes consultadas por este diario, es que las dos fábricas de aviones militares de Airbus en San Pablo, la planta del grupo en Tablada y el parque de proveedores Aerópolis se vieron paralizados. Airbus, consultada, prefiere no hacer comentarios sobre la huelga

En medio de esta convocatoria, inédita en lo que va de siglo en un sector que no ha dejado de crecer con o sin crisis, el consejero delegado de Airbus Defence & Space, el alemán Dirk Hoke, envió el martes una carta a todos los empleados de la división. En ella, reconoce los graves problemas de rentabilidad a corto plazo que atraviesa la división, la ausencia de nuevos pedidos en Espacio y aviones militares que suplan las entregas, y cita especialmente el programa A400M. Un avión que se produce por toda Europa y se ensambla precisamente en la planta de San Pablo.

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En la misiva, cuyo contenido avanzó 'Expansión', Hoke señala que ya se están negociando con los sindicatos "medidas enérgicas para afrontar la situación de la estructura de costes para garantizar que podamos ser competitivos tanto a corto como a largo plazo". El directivo reconoce también la paradoja de estos problemas a corto plazo con las buenas perspectivas en el medio y el largo merced a los programas Eurodrone (avión no tripulado militar) y FCAS (futuro Eurofighter). Ambos están impulsados por Alemania, Francia y España.

Pero ¿por qué se ha producido este paro, solo en Sevilla? Las razones son diversas en función de si se analizan desde la óptica de los empleados de Airbus o desde la de las empresas subcontratistas. En el primer caso, se vive un ambiente enrarecido y pesimista, ya que en Andalucía el peso clave (en torno al 80% del negocio) procede de los programas de los aviones de transporte militar A400M y C295. Y la decisión del Gobierno español de encargar a Indra, y no a Airbus, la coordinación nacional del FCAS añade incertidumbre sobre el futuro de las actividades del grupo en España.

Incertidumbre sobre el futuro entre la plantilla de Airbus, y degradación de las condiciones de trabajo en los suministradores, caldo de cultivo del paro

Airbus ha reaccionado con ira, críticas al Gobierno e Indra, y advertencias sobre lo que esa decisión pueda suponer a futuro respecto de las capacidades del grupo instaladas en España (Andalucía y Madrid). Una postura inédita y, por descontado, inimaginable por parte de Airbus cara a los gobiernos de otros países europeos como Francia o Alemania. Pero que tiene apesadumbrada y desconcertada a la plantilla del grupo (12.600 empleados) en España.

Impactos en el empleo

En las empresas auxiliares, como se dice tradicionalmente, si el tractor se resfría, ellas cogen una pulmonía. Los recortes de costes a los que hace referencia Dirk Hoke en su carta están ya produciéndose, lo que se une a la reducción de las cadencias de producción de esos modelos (A400M y C295) desde hace dos años. En 2018, esta situación ya derivó en la primera caída del negocio conjunto Airbus y subcontratas en Andalucía: un 3% menos, hasta 2.530 millones. Sin embargo, se creó empleo: 300 puestos más, hasta rozar los 16.000 en toda la comunidad.

Pero en 2019, según fuentes empresariales, sí que se está notando ya el impacto con reducciones de plantilla, renegociación a la baja de los paquetes de trabajo que se subcontratan o internalización de tareas que Airbus tenía externalizadas. A ello se ha unido la compra del 76% de Alestis, la mayor empresa proveedora aeronáutica de Andalucía, por Aciturri, que ha comenzado a hacer ajustes desde septiembre. Como colofón, el nuevo convenio colectivo de Airbus España, que previsiblemente será peor que el anterior, que a su vez ya empeoró las condiciones laborales de la plantilla.

Esta suma de circunstancias ha llevado a muchos empleados a ver con incertidumbre a corto plazo el futuro en el sector. Las bajadas de salarios y la degradación de las condiciones de contratación, según las fuentes laborales consultadas, no se corresponden con las altas exigencias de cualificación y certificación necesarias para hacer casi cualquier tarea en el sector. Como comentaba un joven empleado en una subcontrata: "Lo dejo, me sale más a cuenta trabajar en Mercadona".