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La magia de Pepe Aljaro para salvar el matrimonio por dinero de ACS-Atlantia
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La magia de Pepe Aljaro para salvar el matrimonio por dinero de ACS-Atlantia

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones, movimientos y desenlaces. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

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Más que química, fue conveniencia. ACS y Atlantia se hicieron socios para repartirse el control de Abertis hace ahora un año. Era mejor pactar que desatar una guerra de opas que dejaría heridos en ambos bandos. Consiguieron tejer una solución creativa a tres bandas (con Hochtief de por medio) para que la dimensión de la operación (14.000 millones) no fuera un problema, pero todo estuvo a punto de cancelarse en pleno verano, tras el trágico accidente (20 fallecidos) provocado por el desplome de un puente en Génova propiedad de la compañía italiana.

La versión más amable de lo ocurrido durante las semanas posteriores, ya de vuelta de vacaciones, cuando había que cerrar la financiación para la compra de Abertis, confirma que “se barajaron todas las opciones”. Otros interlocutores vinculados a la operación reconocen que la tensión fue de tal calibre que “estuvieron a punto de llegar a las manos”. En una de esas reuniones para sustanciar al pacto, desde ACS se justificó la necesidad de revisar la estructura del acuerdo dado el impacto financiero y reputacional que había supuesto el accidente de Atlantia.

Otros interlocutores vinculados a la operación reconocen que la tensión fue de tal calibre que "estuvieron a punto de llegar a las manos"

El comentario, por justificado que pudiera estar (posible encarecimiento de la deuda y riesgo para licitar concesiones), encendió los ánimos de la parte italiana, que consideró oportunista y de mal gusto el mero planteamiento. La hostilidad entre los ejecutivos de Florentino Pérez y los de la familia Benetton no propició el mejor clima para que José Aljaro, el hombre de los números de la vieja Abertis, pilotara el nacimiento de la etapa como consejero delegado. El reto podía estar condenado al fracaso si los socios trasladaban esa disputa a las entrañas de la compañía.

A mediados de octubre, Florentino Pérez voló hasta Italia para asistir al funeral por la muerte del empresario textil Gilberto Benetton, una de las grandes fortunas italianas y accionista de referencia de Atlantia a través del 'holding' familiar Edizione. El gesto de distensión del presidente del Real Madrid con quien fuera su rival y luego socio desde hacía solo seis meses dejaba claro que cualquier desencuentro reciente quedaba olvidado en aras de sacar adelante el acuerdo multimillonario para controlar Abertis, por más que incomode el perfil expansivo de Giovanni Castellucci.

El gesto del presidente del Real Madrid con quien fuera su rival y luego socio dejaba claro que cualquier desencuentro reciente quedaba olvidado

Con todos estos antecedentes, Pepe Aljaro ha trabajado en la sombra para armar la estructura financiera multimillonaria que soportará la nueva Abertis. Hasta la primera semana de diciembre del año pasado, su nombramiento como consejero delegado no fue oficial. El financiero cordobés rinde cuentas a un reducido órgano de administración formado por dos consejeros de ACS (Fernández Verdes y López Jiménez) y dos de Atlantia (Castellucci y Bertazzo), a los que debe convencer de que su gestión está alineada con ambos bandos por igual.

Por el momento, Atlantia confía en la solvencia de Aljaro, hasta el punto de renunciar a la incorporación inmediata de un director financiero de bandera italiana. El ejecutivo español asumirá esa competencia desde su condición de consejero delegado, al menos ahora que el grueso de su cometido pasa por construir una estructura financiera sostenible (emisión de bonos por 3.500 millones) que permita a Abertis cumplir con su rentable modelo de negocio. Otra cosa es que las necesidades de los socios conviertan la compañía en la nueva Endesa que temía Álvaro Nadal.

Eduardo Montes se engancha al riesgo

placeholder Eduardo Montes, presidente de Unesa. (EP)
Eduardo Montes, presidente de Unesa. (EP)

Tras una dilatada carrera profesional, Eduardo Montes ha decidido agarrarse al brazo del controvertido Martin Gruscka para seguir en activo. El que fuera primer ejecutivo de gigantes como Alstom o Siemens, además de responsable del 'lobby' eléctrico Unesa, se ha alineado con el fundador de Springwater Capital para presidir varias de sus participadas. El año pasado fue la compañía de distribución SGEL y este ha sumado la de Wamos, el consorcio turístico levantado en torno a Nautalia. Gracias a las credenciales de su nuevo embajador, el fondo de capital riesgo ha conseguido que directivos de buen nombre como Elena Herrero (HP) o José Antonio Iturriaga (FROB) se vinculen a sus inversiones.

Jordi Sevilla tensa la cuerda eléctrica

placeholder Jordi Sevilla. (EFE)
Jordi Sevilla. (EFE)

Gobierna una cotizada del Ibex 35, pero su cuerpo le pide hablar casi siempre en clave política. Jordi Sevilla esconde poco su ADN socialista, aunque esa exposición dé pie a tensiones con sus contrapartes en el sector energético. Uno de esos enganchones es con Iberdrola, ahora en el Tribunal Supremo, pese a los intentos denodados de su presidente, Ignacio Sánchez-Galán, por ganarse la confianza de la ministra de Energía. El presidente de Red Eléctrica tuitea a diario sin hacer prisioneros, como si sus dardos no generaran luego reclamaciones a Pedro Sánchez, a quien apoyó en su lucha contra Ferraz para luego no ser ministro. Los servicios del pasado no son un salvoconducto para vivir de espaldas a Moncloa.

García Tejerina mira al sector privado

placeholder Isabel García Tejerina. (EFE)
Isabel García Tejerina. (EFE)

Sirve en las filas del Partido Popular, pero su cabeza está ya fuera del ruedo político. Isabel García Tejerina es otra de las caras visibles del equipo Rajoy-Santamaría que cuenta los días para cambiar de aires. Primero se bajaron exministros como Iñigo de la Serna o Rafael Catalá, mientras otros como los hermanos Nadal lo hacen en diferido tras no sentirse cómodos en el papel ofrecido por Pablo Casado. La que fuera ministra de Medioambiente ha permanecido fiel al aparato, pero tras borrarse de la lista de candidatos para optar a la Comunidad de Madrid su tiempo en la cúpula del partido está finalizado. Ahora busca una salida al sector privado sin que el ruido de las puertas giratorias llame la atención.

Más que química, fue conveniencia. ACS y Atlantia se hicieron socios para repartirse el control de Abertis hace ahora un año. Era mejor pactar que desatar una guerra de opas que dejaría heridos en ambos bandos. Consiguieron tejer una solución creativa a tres bandas (con Hochtief de por medio) para que la dimensión de la operación (14.000 millones) no fuera un problema, pero todo estuvo a punto de cancelarse en pleno verano, tras el trágico accidente (20 fallecidos) provocado por el desplome de un puente en Génova propiedad de la compañía italiana.

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