CaixaBank enfría las expectativas de su propio plan estratégico y se hunde en bolsa
Han pesado menos la foto fija del año anterior que las expectativas futuras, que a corto plazo no son muy halagüeñas, como reconoció el propio consejero delegado
CaixaBank enfrió este viernes las expectativas de su propio plan estratégico, que presentó a finales del mes de noviembre, hace sólo dos meses. La perspectiva para 2019 es que este año se va a estar por debajo de los crecimientos medios previstos para el período 2019-2021. Y eso provocó una caída de cerca del 7% al cierre de la jornada en el valor de CaixaBank (ver cotización). La paradoja es que todo esto se produce en un marco de buenos resultados anuales: gana 1.985 millones en 2018, un 17,8% más.
Sin embargo, han pesado menos la foto fija del año anterior que las expectativas futuras, que a corto plazo no son muy halagüeñas, como ha reconocido el propio consejero delegado, Gonzalo Gortázar resumido en la frase “tenemos que seguir remando”, por una combinación de que los tipos de interés continuarán bajos –el plan estratégico preveía una leve subida–, menor crecimiento en volúmenes, un entorno macroeconómico que para España sólo prevé un crecimiento del 2% y las malas perspectivas generales del sector bancario, acosado por todo tipo de competencias tecnológicas.
Pero remar, por lo que ha parecido este viernes, no cotiza al alza en bolsa. La caída cerró rondando el 7% y la capitalización se colocaba en 18.160 millones.
Algunos analistas han culpado de la situación a la evolución en el cuarto trimestre, con un análisis más “british” y cortoplacista. Pero no es así, porque, si bien los márgenes se han deteriorado en este trimestre –el margen de intereses se mantiene estable en comparación con el tercer trimestre del año, pero el margen bruto cae un 15% y el margen de explotación un 32%–; lo que ha sido clave para el derrumbe bursátil ha sido el cambio, a peor, de las expectativas para 2019.
La caída se explica en dos diapositivas de powerpoint. La primera está en la presentación para analistas de este viernes en los que se apuntan las previsiones inmediatas para este 2019. Y resulta que las mismas se encuentran claramente por debajo de las que se establecían en las presentación del plan estratégico que se hizo en Londres, segunda diapositiva, pero esta de la presentación de hace dos meses. Eso no quiere decir que el plan estratégico, finaliza en 2021, vaya a incumplirse. Eso sólo significa que el 2019 no será el año plácido que se preveía, en especial después de haber saneado el grueso de la cartera inmobiliaria gracias a la venta de activos a Lone Star.
Duras perspectivas
El principal problema es que la perspectiva de una subida de tipos en Europa se diluye. Así para 2019 se prevé que el margen de intereses sólo crezca alrededor de un 2%, tal y como refleja la diapositiva de la guía para el año en curso. Los ingresos por comisiones crecerán un 3%, cuando para el conjunto del período se preveía de un 9,5% –segunda diapositiva, la del plan estratégico–.
En cambio, los gastos se dispararán un 5% –hay que asumir en 2019 el coste de la remodelación de plantilla que supondrá la salida de más de 2.000 personas–, mientras que para el conjunto del período esa misma cifra se había situado en el 4,4%.
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Ha sido esa combinación de gastos por encima de la media prevista junto con ingresos por debajo de lo establecido para el conjunto del trienio lo que ha disparado las alarmas de analistas e inversores.
Por su parte, las comisiones sí que se mantienen en línea con lo previsto en el conjunto del plan estratégico, alrededor del 3% de incremento de ingresos por esta vía.
El largo plazo
El presidente del banco, Jordi Gual, hizo una cerrada defensa del largo plazo al valorar la evolución en bolsa este viernes. Si se mira la evolución a largo plazo de la acción tampoco, se ve una mejora. Hace tres años el valor de CaixaBank se encontraba a un precio de 3,5 euros el título. Ayer, en medio del batacazo, cotizaba a 3 euros. No parece una evolución modélica y ser uno de los mejores bancos españoles, junto con Bankinter, no quiere decir gran cosa en este momento, en que todo el sector está muy castigado por la coyuntura y el cambio tecnológico.
CaixaBank enfrió este viernes las expectativas de su propio plan estratégico, que presentó a finales del mes de noviembre, hace sólo dos meses. La perspectiva para 2019 es que este año se va a estar por debajo de los crecimientos medios previstos para el período 2019-2021. Y eso provocó una caída de cerca del 7% al cierre de la jornada en el valor de CaixaBank (ver cotización). La paradoja es que todo esto se produce en un marco de buenos resultados anuales: gana 1.985 millones en 2018, un 17,8% más.