Endesa afronta un coste adicional de 190 M al año más que Iberdrola si hay apagón nuclear
La intención del Gobierno de clausurar las centrales atómicas cuando cumplan su vida útil a los 40 años tiene un efecto diferente en las cuentas de resultados de las propietarias de las plantas
La intención del nuevo Gobierno, más o menos explícita, de cerrar las centrales nucleares tras cumplir 40 años de vida tiene una repercusión diferente para la cuenta de resultados futura de Endesa y de Iberdrola, pese a que ambas comparten la propiedad de las plantas atómicas españolas casi al 50%.
La cuestión está candente y es uno de los focos de atención del mercado. Ayer fue un asunto de interés para los analistas que siguen a la empresa propiedad de Enel, y este miércoles es el turno de la eléctrica que dirige Ignacio Sánchez Galán.
La principal divergencia entre ambas compañías es la diferente manera de contabilizar la amortización de las plantas, cuya propiedad es compartida en la mayoría de los casos.
Endesa estima aún 2.800 millones de euros por amortizar contabilizados a 50 años. De suceder el apagón nuclear a los 40 años por obligación política, la empresa presidida por Borja Prado tendrá que añadir un coste adicional cada año de 190 millones de euros, lo que iría en el futuro contra sus resultados.
Este efecto no lo acusaría Iberdrola, ya que la eléctrica vasca está haciendo su amortización para un periodo de vida de 40 años. Es decir, que el plan de cierre del Gobierno tiene un efecto neutro a efectos contables de su amortización. El efecto es el opuesto si se extiende la vida de las centrales hasta la cincuentena. Iberdrola tendría que amortizar menos cada año, lo que le generaría beneficios extra cada ejercicio hasta el cierre final.
Este es el principal factor por el que Iberdrola en el pasado señalaba tener su parque nuclear en pérdidas y Endesa afirmaba ganar (poco) pero mantener su cuenta de resultados atómica fuera de los números rojos.
De momento, son todo intenciones y especulaciones, y la propia Endesa aseguraba este martes que sus socios en Almaraz, Iberdrola y Naturgy (antigua Gas Natural Fenosa), están de acuerdo en pedir la extensión de vida tras el verano de la planta extremeña, ya que es la primera que cumple vida útil en 2021.
Iberdrola aprovecha más la subida de precios
Pero esta no es la única causa por la que Endesa saldría más perjudicada que Iberdrola por un apagón nuclear. Como evidenciaba el consejero delegado de la eléctrica este martes ante los analistas, el cierre temprano de las centrales nucleares tiene un efecto directo en el precio mayorista de la electricidad y en las mayores emisiones de CO2 que llegarían.
La energía atómica se ofrece en el mercado a coste cero por tratarse de centrales inflexibles (no pueden dejar de producir), lo que hace que el precio que casa oferta y demanda sea más bajo que si esa misma energía se sustituyera por centrales de carbón o gas (no se puede reemplazar por renovables, ya que su producción es intermitente), cuyos costes variables por el CO2 y la materia prima son más elevados.
La principal beneficiada del precio del 'pool' —como se conoce al mercado mayorista de la electricidad— mas alto es Iberdrola, ya que es quien más potencia hidráulica posee (casi 10.000 MW, por menos de 5.000 MW de Endesa), y esta es gestionable y tiene la posibilidad de ofertar a precios más altos, según estiman los expertos. Prueba de lo anterior es que este 2018 el precio de la luz no ha bajado, pese a haberse dado una elevada hidraulicidad, ya que varias centrales nucleares han estado más paradas de lo habitual.
Iberdrola aprovecha más su gas
Aquí no acaban las diferencias entre Iberdrola y Endesa. Un cierre de las nucleares provocaría un mayor uso de los infrautilizados ciclos combinados de gas para dar respaldo y seguridad de suministro al sistema. Un efecto que aprovecha más Iberdrola, ya que cuenta con mucha más potencia instalada de centrales de gas que Endesa.
Ambas compañías, además, en este caso con impacto similar, tendrían que hacer frente a un mayor coste para cubrir los costes de desmantelamiento de las centrales. Tal y como puso de manifiesto el grupo de expertos que formó el Gobierno, cerrando a los 50 años, la tasa de Enresa (empresa encargada de la gestión de residuos y desmantelamiento de las centrales) se puede mantener, pero si se cierran con 40, esta se tiene que doblar. Según estima José Bogás, este coste es de entre 1.000 millones de euros y 3.000 millones más, a repartir entre ambas compañías.
La intención del nuevo Gobierno, más o menos explícita, de cerrar las centrales nucleares tras cumplir 40 años de vida tiene una repercusión diferente para la cuenta de resultados futura de Endesa y de Iberdrola, pese a que ambas comparten la propiedad de las plantas atómicas españolas casi al 50%.
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