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Rato, genio y figura: "No soy un político delincuente y pago todos mis impuestos"
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COMPARECENCIA EN EL CONGRESO

Rato, genio y figura: "No soy un político delincuente y pago todos mis impuestos"

El expresidente de Bankia no dejó títere con cabeza en su comparecencia en el Congreso: atacó a los diputados, a Guindos, a MAFO, a Goiri y se presentó como honrado y víctima

Foto: Rodrigo Rato, en la comisión de investigación de la crisis financiera. (EFE)
Rodrigo Rato, en la comisión de investigación de la crisis financiera. (EFE)

Los veteranos del Congreso saben que siempre ha sido así: soberbio, sobrado, chulo incluso. Pero Rodrigo Rato no ha perdido la forma a pesar de los juicios, sumarios y detenciones; o más bien, después de tantos años sin participar en un debate parlamentario, parece que tenía muchas ganas de volver a su hábitat natural. Y, sin duda, se quedó a gusto en su comparecencia ante la comisión de investigación de la crisis financiera. Hubo para todo el mundo: para su antiguo número dos en el Gobierno, Luis de Guindos, a quien no perdona que le destituyera en Bankia, para Fernández Ordóñez, para Goirigolzarri, para Deloitte, para el FROB y, por supuesto, para los portavoces de los grupos parlamentarios, a los que abroncó y trató de ridiculizar.

Especialmente agresivo se mostró con las acusaciones que le hicieron sobre los presuntos delitos que ha cometido. "Yo no soy un político delincuente, señora, eso no se lo consiento. Estoy acusado, sí, pero no como político", respondió a la portavoz de ERC, Ester Capella. En el ambiente, inevitablemente, flotaba el encarcelamiento de algunos de los principales líderes del 'procés'. "Me acusa porque está protegida, pero su actuación sí que podría ser constitutiva de delito", añadió.

Foto: Rodrigo Rato este martes en el Congreso. (EFE)

Respecto a sus tribulaciones fiscales, el exvicepresidente del Gobierno fue taxativo: "Ni he defraudado a Hacienda, ni tengo dinero en paraísos. Es verdad que me han detenido en mi casa, pero aún no me han dicho cuánto se supone que debo. He pagado todos mis impuestos, y voluntariamente. El informe de la ONIF es falso y lo estoy demostrando. Llevo tres años esperando que me digan qué delito fiscal he cometido".

Respecto a este asunto, el llamado caso Rato, el que fuera número dos de Aznar lanzó unas duras acusaciones contra el señalado por el 'dedazo' presidencial en su lugar: Mariano Rajoy. Según su testimonio, el Gobierno actual maniobró para provocar su caída en desgracia en 2015 porque el ministro de Justicia, Rafael Catalá, hizo pública su declaración de la renta en televisión, Guindos filtró que Hacienda le estaba investigando y la titular de Empleo, Fátima Báñez, avisó a su secretaria (la ínclita Teresa Arellano) de que se fuera "separando de él" porque iba a tener problemas con Hacienda (cosa que se apresuró a desmentir Báñez). "Me informaron tres fuentes distintas de que el Gobierno me quería meter en la cárcel", concluyó.

placeholder Rato y Rajoy, en un evento de Bankia en marzo de 2012. (Reuters)
Rato y Rajoy, en un evento de Bankia en marzo de 2012. (Reuters)

Curiosamente, disparó estos dardos ante las preguntas del portavoz del PP, Miguel Ángel Paniagua, quien había planteado que le daba pena que un gran ministro de Economía hubiera acabado así. Rato le espetó: "¿A usted le da pena en lo que me he convertido? Más me da a mí, después de haber estado 30 años en el Partido Popular".

"¿Sabe usted lo que son las leyes?"

También mantuvo un duro intercambio con el representante de Ciudadanos, Toni Roldán, a quien respondió que "el capitalismo de amiguetes, como usted lo llama, es la Lorca (Ley de Órganos Rectores de las Cajas de Ahorros), son las leyes que se aprueban aquí. Yo no podía pedir al consejo que se saltara la ley. ¿Sabe lo que son las leyes? ¿Usted de dónde viene?".

Eso sí, Rato no asumió ninguna responsabilidad en el hundimiento de Bankia, e incluso presumió de que la dejó con fondos propios positivos y con un 'rating' mejor que el actual. Echó la culpa de lo ocurrido a MAFO, por obligar a Caja Madrid a fusionarse con Bancaja sabiendo "lo que había", y, sobre todo, a Guindos, por asustar a los mercados, por no aceptar su plan y por obligarle a dimitir sin motivo y sin contar con el BdE. Cuando el socialista Pedro Saura le preguntó por la versión del ministro, soltó otra perla: "No voy a enfrentarme con el señor Guindos. Si usted quiere hacerle propaganda a su libro, vale, yo no lo voy a hacer". Por cierto, Saura le llamó "delincuente compulsivo" y se negó a retirarlo cuando se lo pidió el PP.

placeholder Miguel Ángel Fernández Ordóñez y Luis de Guindos.
Miguel Ángel Fernández Ordóñez y Luis de Guindos.

En todo caso, Rato dejó claro que no quería echar la culpa al BdE de que hubiera cosas mal, sino que "las cosas estaban bien y prueba de ello es que el BdE aprobó todas mis decisiones". Y tampoco negó la evidencia: que Bankia estaba mal. "Dice todo el mundo que esto era una bomba. ¿Qué se creen, que yo era un kamikaze y no tenía nada mejor que hacer?". En su opinión, el problema era que no tenía suficiente capital para aguantar el cambio de ciclo. Respecto a la salida a bolsa, admitió que "es que esto es muy difícil". Pero siguió en su línea: "¿Saqueo? Así es el mercado, amigo".

"Los 19.000 millones son de Goiri, no míos"

Y en ese punto, al que le llovieron los palos fue a su sucesor, José Ignacio Goirigolzarri. "Todo el mundo me juzga por lo que pasó después, por un agujero para crear la entidad más capitalizada de España con una cantidad enorme de recursos. Yo no tengo que explicar los 19.000 millones, que además no se explican, ni siquiera Oliver Wyman lo explica: solo si la economía caía el 2%, y no cayó, y si tenía pérdidas durante tres años. Me quieren hacer responsable de algo que ni planteé ni pedí. Nunca consideré que eran necesarios para sanear Bankia. Tener el banco más capitalizado de España es otra cosa, el que lo diseñó que lo explique". Y también le acusó de que la reformulación de las cuentas que planteó en 2012 para dar unas enormes pérdidas fue "ilegal".

Foto: El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri (i), junto al ministro de Economía, Luis de Guindos. (EFE)

También hubo otras pullas de lo más insospechado: "Alguna caja vasca también estuvo tocadita"; "las burbujas de 1996 no sé si importan, pero las de 2017 desde luego que sí"; "el Consejo de Estado no va a reconocer que el BdE estaba perfectamente enterado de la situación porque no va a admitir la responsabilidad patrimonial del Estado"; "Deloitte no cumplió sus obligaciones contractuales al no darnos el informe de auditoría sino un informe preliminar, y después aprobó una reformulación que todo el mundo considera ilegal", y un largo etcétera.

El representante de Podemos, Alberto Garzón, le afeó su soberbia, pero él respondió que "no es un problema de soberbia, sino de supervivencia. Llevo cinco años, camino de seis, con este asunto". "He venido aquí a contarles toda mi vida. No creo que nadie más lo haya hecho", concluyó su intervención. Genio y figura.

Los veteranos del Congreso saben que siempre ha sido así: soberbio, sobrado, chulo incluso. Pero Rodrigo Rato no ha perdido la forma a pesar de los juicios, sumarios y detenciones; o más bien, después de tantos años sin participar en un debate parlamentario, parece que tenía muchas ganas de volver a su hábitat natural. Y, sin duda, se quedó a gusto en su comparecencia ante la comisión de investigación de la crisis financiera. Hubo para todo el mundo: para su antiguo número dos en el Gobierno, Luis de Guindos, a quien no perdona que le destituyera en Bankia, para Fernández Ordóñez, para Goirigolzarri, para Deloitte, para el FROB y, por supuesto, para los portavoces de los grupos parlamentarios, a los que abroncó y trató de ridiculizar.

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