Es noticia
Jueces contra banqueros: choque de trenes con el cliente como rehén
  1. Empresas
LA INCOMPRENSIÓN MUTUA COMPLICA LOS PLEITOS

Jueces contra banqueros: choque de trenes con el cliente como rehén

Los jueces demuestran un desconocimiento absoluto de la actividad bancaria y las entidades han despreciado deliberadamente las normas de protección del consumidor

Foto: Los exdirectivos de Novacaixagalicia que la Audiencia Nacional ha enviado a prisión. (EFE)
Los exdirectivos de Novacaixagalicia que la Audiencia Nacional ha enviado a prisión. (EFE)

Viven en universos paralelos. Los jueces y los banqueros no tienen ni idea de por qué los otros hacen las cosas que hacen. La falta de entendimiento es total. Es más, se desprecian mutuamente y piensan que los contrarios son el principal problema de la sociedad. En medio de esa batalla se encuentran los clientes que quieren reclamar por cláusulas abusivas: suelo, vencimiento anticipado, gastos de formalización de la hipoteca, etc. Y no solo ellos: la seguridad jurídica, la inversión extranjera en el sector financiero —como ha advertido esta semana la consejera delegada de Bankinter, Dolores Dancausa​—, el papel de los notarios y, en último término, la financiación de la economía también están en juego en esta disputa.

Es más, esto va a agravarse a partir de la sentencia que ha dictado esta semana el Tribunal de la UE, que dice que los jueces españoles deben revisar todas las cláusulas de una hipoteca y no solo aquellas cuyo reintegro reclame el cliente. Con este desconocimiento e incomprensión mutuos, puede pasar casi cualquier cosa, como que a algún magistrado en busca de sus cinco minutos de fama se le ocurra decir que todas las hipotecas en vigor son nulas. Lo cual puede desestabilizar todo el sistema financiero.

Desde la banca, se quejan amargamente de que los jueces viven en su torre de cristal y están totalmente desconectados del mundo real, algo que se agrava cuanto mayor es el rango del tribunal. Tantos años de estudio teórico y oposiciones han hecho que vivan inmersos en sus libros y sus disquisiciones doctrinales, y que basen sus sentencias en razonamientos teóricos sin ninguna conexión con los hechos que juzgan e incomprensibles para cualquier mortal fuera de su pequeño mundo, argumenta el sector.

Esto, que sucede en todos los asuntos que dirime la justicia, se agrava en las cuestiones bancarias, que requieren unos mínimos conocimientos de los que carece la inmensa mayoría de la judicatura. "Los jueces no tienen ni la más remota idea de qué hace un banco o cómo gana dinero", se quejan en una entidad. Es decir, ni siquiera saben que el negocio básico bancario consiste en tomar prestado dinero para prestarlo a un interés más alto —sin entrar siquiera en las diferencias de plazos—, ni que su principal actividad es el control del riesgo: cuando prestas dinero, corres el riesgo de que no te lo devuelvan y debes minimizarlo. En consecuencia, desconocen por qué ha habido que rescatar a las cajas de ahorros u otras cuestiones más complicadas como las provisiones o la solvencia.

"No tienen que preguntar en qué gastan el dinero"

Esto se puso de manifiesto en las conferencias que impartieron recientemente en el Centro de Estudios Financieros el magistrado del Supremo Francisco Javier Orduña y la jueza de lo mercantil Fátima Durán. Ambos sostuvieron que un banco no tiene derecho a preguntar a sus clientes en qué se gastan el dinero que les han prestado. "Como si se lo quieren gastar en el cine", dijo uno de ellos. Evidentemente, esto no es así: antes de prestar el dinero, un banco exige saber cuál es su destino para evaluar el riesgo en que incurre y las garantías necesarias para cubrirlo. De ahí que pida planes de negocio muy detallados a las empresas, que estudie los ingresos de los que solicitan una hipoteca y que a veces les exija avalistas. Y, por supuesto, que vigile que su dinero se utiliza para lo que se lo han pedido.

Otro ejemplo de este desconocimiento lo encontramos en el auto que envió a prisión a la antigua cúpula de las cajas gallegas, condenada por sus indemnizaciones millonarias. En la justificación de esta decisión, la Audiencia Nacional dice literalmente: "La gravedad del delito cometido atendiendo al perjuicio macroeconómico producido determina que sea necesario el ingreso en prisión de los cinco condenados". Es probable que nadie cuestione la gravedad del delito ni la alarma social, pero lo que no tiene es impacto macroeconómico: eso corresponde a los 12.280 millones de dinero público inyectados en Novacaixagalicia (hoy Abanca) para evitar su quiebra, según el Tribunal de Cuentas, no a los 22 millones que se llevaron sus gestores.

"Los bancos desprecian la ley y a los clientes"

Por su parte, los jueces critican el comportamiento habitual de los bancos, aquejado como mínimo de falta de transparencia y, en la mayoría de las ocasiones, de un olímpico desprecio de las normas de defensa del consumidor. Tal como lo ven ellos, los bancos se sitúan en una posición de dominio desde la que imponen sus condiciones a los clientes sin posibilidad de negociación, ocultando las condiciones más perjudiciales y los riesgos en que incurre. Cumplen los requisitos formales de la Ley —en algunas ocasiones con trampas, como los test de idoneidad prerrellenados—, pero eso no basta si no ha habido comprensión real. Y la justicia debe ser el garante de la defensa de los consumidores ante estos abusos.

Esta percepción del sector les lleva a darle consejos: "Hay que cambiar la mentalidad. Solo le molesta el control de transparencia al que tiene algo que ocultar. Las entidades tienen que valorar la transparencia como un producto, como algo que les beneficia, y no como algo que reduce sus privilegios", según Orduña. El problema es que esta visión de los bancos, sumada al desconocimiento, puede derivar en posiciones populistas que consideren a los bancos siempre los malos de la película y los culpables de todos los males de la sociedad. Eso, cuando hablamos de jueces, puede ser muy peligroso.

Viven en universos paralelos. Los jueces y los banqueros no tienen ni idea de por qué los otros hacen las cosas que hacen. La falta de entendimiento es total. Es más, se desprecian mutuamente y piensan que los contrarios son el principal problema de la sociedad. En medio de esa batalla se encuentran los clientes que quieren reclamar por cláusulas abusivas: suelo, vencimiento anticipado, gastos de formalización de la hipoteca, etc. Y no solo ellos: la seguridad jurídica, la inversión extranjera en el sector financiero —como ha advertido esta semana la consejera delegada de Bankinter, Dolores Dancausa​—, el papel de los notarios y, en último término, la financiación de la economía también están en juego en esta disputa.

Jueces Banca Ley Hipotecaria Cláusulas abusivas
El redactor recomienda