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Brufau se escuda en Imaz para espantar la amenaza de Pemex sobre Repsol
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ASEGURAdo el PLAN DE SUCESIÓN de la petrolera

Brufau se escuda en Imaz para espantar la amenaza de Pemex sobre Repsol

El nombramiento de Josu Jon Imaz como consejero delegado supone el colofón de la estrategia de Repsol para defenderse de las ambiciones de Pemex

Foto: El presidente de Repsol, Antonio Brufau. (Reuters)
El presidente de Repsol, Antonio Brufau. (Reuters)

Antonio Brufau dio ayer el golpe definitivo sobre la mesa de Repsol para espantar la amenaza de Pemex. La designación de Josu Jon Imaz como consejero delegado de la petrolera supone un frenazo en seco a cualquier plan de control que pudiera ambicionar la multinacional mexicana sobre su participada en España.

El presidente de Repsol ha utilizado el acuerdo con Argentina sobre la expropiación de YPF como línea divisoria para delimitar la nueva etapa del proyecto empresarial que dirige desde hace diez años. La justificación está plenamente legitimada después de las incertidumbres que generó el conflicto con el Gobierno de Cristina Fernández Kirchner, pero lo cierto es que la sombra de Pemex ha influido mucho más directamente en la decisión de nombrar un consejero delegado en la cúpula ejecutiva de la petrolera.

Pemex cuenta con un 9,4% del capital de Repsol, una participación demasiado alta para mantenerse como socio durmiente de la empresa pero demasiado baja para aspirar a tomar el mando en plaza. La compañía dependiente del Estado mexicano no está por la labor de incrementar su inversión financiera en Repsol y ha tratado de jugar la baza política para hacer notar su capacidad de influencia en la gestión de la compañía que preside Brufau.

Apoyada en la reforma energética del presidente, Enrique Peña Nieto, la estrategia de Pemex ha consistido en forzar una alianza con Repsol que permitiera a la multinacional mexicana hacerse con la dirección de los negocios de upstream de la empresa española. Bajo esta denominación se incluyen todas las actividades de exploración y producción que representan el principal activo de cualquier gran operadora en el mercado petrolero.

Repsol estaría abocada en dicho supuesto a reestructurar su esquema de gestión para asegurar en manos españolas la gestión limitada de las estaciones de servicio y de la actividad de refino. La ‘jugada maestra’ de Pemex suponía el principio del fin de la empresa que hoy preside Brufau. La ruptura de hecho en el seno de Repsol establecía incluso la configuración de una doble cúpula ejecutiva con dos consejeros delegados, uno mexicano para el upstream y otro español para los negocios de downstream.

Torre Corporativa de Pemex.
Los responsables de la compañía española han trabajado afanosamente para blindar Repsol ante el acecho de Pemex en una operación definida desde hace meses y cuya materialización dependía del acuerdo sobre YPF. Apagado el fuego en Argentina, el objetivo inmediato consistía en levantar las barricadas ante cualquier ofensiva procedente del exterior.

Garantía estatutaria y negocios integrados

El primer paso de este plan fue la reforma de los estatutos para consagrar la cohesión en la labor directiva sobre la base del carácter integrado de todos los negocios. Una vez adoptado el preceptivo acuerdo por la junta general de accionistas el pasado 28 de marzo, el presidente de Repsol ha completado la tarea con la presentación en sociedad de una nueva estructura directiva que despeja todas las incertidumbres sobre el gobierno corporativo de la compañía.

La vacante de un consejero delegado en la cúpula ejecutiva de las grandes sociedades cotizadas supone un hándicap que poco a poco han ido superando los principales ejecutivos del Ibex 35. La división de poderes en la toma de decisiones empresariales es una de las virtudes que más y mejor valoran los inversores internacionales, y Repsol era una de las escasas compañías que todavía no había satisfecho los deseos expresos de sus accionistas institucionales.

El nombramiento de Imaz representa la culminación de una hoja de ruta trazada con todos los ingredientes de una clara estrategia de defensa corporativa. El nuevo consejero delegado, que en septiembre cumplirá 51 años, garantiza la continuidad a medio y largo plazo del proyecto empresarial de la petrolera. Nemesio Fernández-Cuesta, número dos hasta ahora de la empresa, asumirá la titularidad de un nuevo departamento estrella de Repsol destinado al desarrollo de nuevos negocios en los segmentos de gas y electricidad con categoría de director general.

El presidente de Petronor, Josu Jon Imaz. (EFE)
Imaz, actual presidente de la filial Petronor, venía asumiendo funciones corporativas también en Repsol como director general del Área Industrial. El nuevo consejero delegado de Repsol se incorporó al grupo petrolero en julio de 2008 después de una intensa y dilatada carrera política en el País Vasco, coronada en 2004 con su designación como presidente del Euskadi Buru Baztar (EBB), máximo órgano ejecutivo del Partido Nacionalista Vasco. La herencia de su antecesor en el cargo, Xabier Arzalluz, terminó por agotar la capacidad política de Imaz, que en septiembre de 2007 anunció su retirada y consiguiente traslado al mundo de la empresa privada.

Nuevo organigrama directivo

La designación del nuevo consejero delegado de Repsol se inscribe dentro de una profunda remodelación de la estructura directiva que fue ayer aprobada por el consejo de administración bajo la presidencia de Antonio Brufau. Repsol apoya su organigrama con la promoción de profesionales de la casa que garantizan un equipo cohesionado de gestión con una visión compartida sobre los retos futuros que presenta el mercado energético.

El primer nivel ejecutivo de Repsol se establece a partir de tres direcciones generales operativas, que se corresponden con las actividades de exploración y producción, a cargo de Luis Cabra; industrial y trading, bajo la responsabilidad de Lourdes Rodríguez y la ya mencionada que tutelará Nemesio Fernández-Cuesta con todas las funciones comerciales, así como los negocios del área química y el desarrollo estratégico en los segmentos de gas y electricidad. Las tres direcciones generales tendrán una dependencia conjunta del presidente y del nuevo consejero delegado.

Antonio Brufau controlará directamente también otras tres direcciones generales corporativas, que son las del consejero secretario general y del consejo (Luis Suárez de Lezo), Financiero (Miguel Martínez) y Comunicación y Presidencia (Begoña Elices). El nuevo consejero delegado asumirá la responsabilidad sobre el vicesecretario general (Miguel Klingenberg) y las direcciones generales de Estrategia, Control y Recursos (Pedro Fernández Frial) y de Personas y Organización (Cristina Sanz). La Fundación Repsol dependerá también directamente del presidente Brufau.

Antonio Brufau dio ayer el golpe definitivo sobre la mesa de Repsol para espantar la amenaza de Pemex. La designación de Josu Jon Imaz como consejero delegado de la petrolera supone un frenazo en seco a cualquier plan de control que pudiera ambicionar la multinacional mexicana sobre su participada en España.

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