Bankia no convence a los extranjeros: sólo compran 100 millones de los 3.000 de la OPV

El debut de Bankia ayer en bolsa tiene aún más mérito porque la operación ha tenido que superar grandes obstáculos, "la tormenta financiera perfecta" en palabras de Rodrigo Rato. El principal de esos obstáculos es la desconfianza absoluta de los extranjeros en el valor (y en el sector financiero, las cajas de ahorros y España en general), lo que se ha traducido en una demanda ridícula de acciones por parte de estos inversores.

Según confirman varias fuentes de la colocación, esta demanda se ha situado finalmente en unos 100 millones de euros, poco más del 3% de los 3.092 millones que ha levantado la entidad en su ampliación de capital. Esta cifra es incluso inferior a los 150 millones que se habían registrado a finales de la semana pasada, tal como informó El Confidencial.

Este descenso se debe a que algunos inversores se han retirado a última hora, según las fuentes, bien porque habían condicionado sus órdenes a un precio todavía inferior a los 3,75 euros a que se ha colocado la entidad (descuento del 60% sobre su valor contable), bien asustados por la sesión del lunes en los mercados, cuando la prima de riesgo de España llegó a 370 puntos básicos.

La demanda 'patriótica'

La falta de demanda de los extranjeros -que tampoco se creen en general los test de estrés realizados en España- ha tenido que ser suplida por demanda nacional; Bankia esperaba inicialmente captar 1.100 millones fuera de nuestras fronteras. Y ante la reticencia de las entidades españolas a adquirir más títulos de los que habían comprometido, tanto Economía como Banco de España han tenido que poner toda la carne en el asador.

"Ha habido una enorme demanda patriótica de las instituciones españolas, que es lo que ha conseguido salvar la salida a bolsa", asegura una de las fuentes consultadas. El éxito de Bankia fue calificado de "cuestión de Estado" por el Wall Street Journal y casi nadie se ha negado a las presiones gubernamentales por considerar que el fracaso de la OPV habría tenido consecuencias catastróficas para el conjunto del sector. La excepción ha sido BBVA, que se negó a suscribir 150 millones adicionales a los comprometidos inicialmente.

Entre las instituciones que han pasado por el aro para salvar la operación se encuentran Santander, La Caixa, Mapfre, Mutua Madrileña, Popular, Sabadell y varias cajas de ahorros más.