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Agricultor por la mañana y político por la tarde: la vida partida de 850 alcaldes
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SON UN 14% MÁS QUE EN 2011

Agricultor por la mañana y político por la tarde: la vida partida de 850 alcaldes

En las últimas elecciones, cerca de 850 agricultores y ganaderos se hicieron con la alcaldía de sus municipios. Han estado cuatro años compaginando la tierra con la política local

Foto: Cientos de agricultores piden "agricultura rentable" para evitar despoblación en Toledo. (EFE)
Cientos de agricultores piden "agricultura rentable" para evitar despoblación en Toledo. (EFE)

Veinte años. Ese es el tiempo que lleva Jesús Tomás, 'Jesu' para sus vecinos, entre el tractor y el escritorio de su despacho en el ayuntamiento de Pozuelo de Tábara, un municipio zamorano que supera de milagro los 160 habitantes empadronados. Empezó su aventura política al cumplir los 25 y nunca ha querido abandonar el campo: tiene 1.500 cabras, 40 vacas y 140 hectáreas de tierra que no puede dejar descuidadas.

Se levanta a las ocho de la mañana y no vuelve a casa hasta las diez de la noche. No es la política lo que le quita el sueño, sino su labor como agricultor y ganadero. “Es un trabajo de 365 días al año, nochevieja, año nuevo... sin pausas”, explica. “Aquí se compagina bien, somos un pueblo pequeño y en una mañana puede solucionarse todo lo que hay por resolver en el Ayuntamiento”.

El sector primario -agricultores, ganaderos y pescadores- es una muralla que separa la política nacional de la política local. Mientras que en el Congreso de los Diputados la presencia de trabajadores del campo es una mera excepción entre abogados, economistas y politólogos –como María Ángeles Rosado, la agricultora que el pasado 28 de abril se hizo con un escaño en el Parlamento-, en casi un centenar de ayuntamientos, especialmente los de la ‘España vaciada’, levantarse a labrar la tierra y acostarse cerrando reuniones es el pan de cada día.

Las prioridades políticas en los pueblos distan mucho de lo que se persigue en las ciudades más grandes. Lejos de lo que pudiera suponerse, en esta última legislatura los alcaldes dedicados a la agricultura y la ganadería han crecido un 14% si se compara con hace ocho años. Tras una petición de información realizada al Ministerio de Política Territorial y Función Pública al amparo de la Ley de Transparencia sobre las ocupaciones registradas por los alcaldes democráticos desde 1979, El Confidencial ha podido contabilizar un total de 834 trabajadores del sector primario que, al igual que Jesús, llevan las riendas de sus pueblos y han tenido que aprender a compaginar la burocracia y la política con su dedicación al campo.

"Todo son prohibiciones"

La mayoría de agricultores y ganaderos que presiden un ayuntamiento se concentran en la zona de la meseta norte, coincidiendo con las zonas sumidas en un alto riesgo de despoblación. Contando tan solo las provincias castellanoleonesas ya se conformaría casi la mitad de la lista de ediles dedicados al campo, estando Salamanca, Zamora, Ávila y Soria en los primeros puestos con entre 40 y 60 alcaldes. Huesca y Teruel también tienen medio de centenar de alcaldes agricultores en sus listas.

Han entrado para luchar contra la legislación que, dicen, acelera la despoblación de sus municipios. En el caso de Jesús, lo que le ha dado verdaderos dolores de cabeza durante su etapa política en este pueblo zamorano han sido los vetos a la caza. Desde que entró en el ayuntamiento en 1995, no ha dejado de enviar quejas a diversas instituciones. Calcula que ha podido redactar hasta medio millar de cartas en todo este tiempo: empezó por la Consejería de Medio Ambiente de Zamora para terminar dirigiéndose directamente a la Comisión Europea.

Exigió a Bruselas la visita de un perito para demostrar el daño que los vetos en la caza y el consecuente aumento de la población animal estaban provocando en los cultivos. Lo pagó de su bolsillo "para que nadie dijera que estaba usando mal el dinero público", pero esos 500 euros no fueron nada comparado con las pérdidas que el evaluador acabó calculando en varias párcelas: hasta 8.000 euros de daños.

“Mi secretaria me decía: ‘deja de escribir, pesado, que nos van a coger manía', pero es que no es de recibo que vayas a una parcela pequeña y haya 40 ciervos pastando”, explica. “Todavía sigo esperando una solución desde Bruselas”.

"Son todo amenazas: por quemar unas cuerdas, por vadear un charco o por podar un árbol"

Jesús es cazador e insiste en que si habla de este problema es porque sabe de primera mano lo que le está pasando al pueblo. “Yo soy más ecológico que los ecologistas”, alega en referencia a los grupos verdes que exigen una legislación más dura sobre la caza. “Cuido a todos los animales y mato lo justo para controlar la población: consigo una pieza y me voy a casa”, asegura. “Esto va a tener un futuro muy malo si no hacemos algo”.

Con una amplia experiencia en política y en el campo, el alcalde zamorano no deja de insistir en “la cantidad de prohibiciones a las que está sometido el mundo rural”. “Son todo amenazas: por quemar unas cuerdas, por vadear un charco, por salir del camino con un todoterreno, por podar un árbol, porque muera un cabrito y no puedas enterrarlo o dárselo de comer a los perros”, enumera.

Antes de entrar al ayuntamiento para dejar unos papeles y volverse a sus cultivos, Jesús reflexiona al teléfono sobre la próxima cita electoral del 26 de mayo. “Me presento otra vez más que nada porque no hay nadie que se quiera poner”, reconoce. “Al final uno se aburre y, encima, las instituciones no hacen caso de nada".

Foto: Una mujer pasea por una aldea ourensana donde ella es la única vecina estable. (EFE)

La resignación de este alcalde zamorano contrasta con el optimismo de Montserrat Fernández, una ganadera asturiana que se presenta como candidata a la alcaldía en Tineo por el Partido Popular. Tiene una empresa de leche ecológica con 60 vacas que regenta con su hijo y ha dedicado estas dos últimas semanas de campaña a viajar por todo el concejo repartiendo folletos de su partido. "He tenido que dejar un poco a las vacas, pero ya tengo hablado con mi hijo cómo nos repartiremos si gano", asegura. "Tres horas por la mañana y tres por la tarde van a ser fijas: la ganadería es muy exigente".

placeholder  Montserrat Fernández cuida de su ganado en Tineo (Asturias). (Foto cedida)
Montserrat Fernández cuida de su ganado en Tineo (Asturias). (Foto cedida)

Su principal motivación para presentarse a la candidatura es hacer más fácil y barato el mantenimiento de las empresas de agricultores y ganaderos. Lo ha vivido en primera persona: "Como yo digo: la crisis de la leche es eterna. Lo dificil no es crear una empresa, sino seguir con ella: a día de hoy tienes que destinar demasiados recursos para producir a precios muy por debajo de los recomendados", analiza. Añade que, si se mantiene así de positiva, es porque "las asturianas somos así de rebeldes".

Como otros alcaldes del Principado, la candidata cree que "hay que dar la cara por la agricultura" y "acabar con las burocracias, los plazos abusivos y la falta de información". Una problema que no debería preocupar tan solo al mundo rural sino a toda España: "El medio rural no es una moda, es la supervivencia de todo un país".

placeholder  Jesús recibe un ramo de uno de sus vecinos en Pozuelo de Tábara. (Foto cedida)
Jesús recibe un ramo de uno de sus vecinos en Pozuelo de Tábara. (Foto cedida)

El pueblo como una reunión de vecinos

Se dice que en los pueblos se vota a la persona y no al partido porque la pertenencia es lo que perfila a los candidatos. Según Antón Castromil, profesor e investigador de la Universidad Complutense, la presencia de profesiones tan poco propias de la política actual responde más a un sentimiento de comunidad que a una ideología concreta. “Los pueblos se parecen mucho más a una cooperativa o a una reunión de vecinos, donde todos se dedican a lo mismo”, explica el profesor. “Por tanto hay quienes deciden dar un paso al frente no por llenar currículum, sino para hacer algo por su pueblo de toda la vida”.

La ocupación de la agricultura y la ganadería lleva presente desde el principio de la democracia: en 1979, 3.427 trabajadores del campo ocuparon los ayuntamientos a lo largo y ancho de España. Con la entrada en los años ochenta, y los vecinos de los pueblos mudándose a las ciudades, se perdieron más de 400 'alcaldes verdes' y la cifra cayó por debajo del millar en 2007, quedando tan solo 729. Hace cuatro años, sin embargo, se detectó un pico de crecimiento: un 14% más de agricultores se habían hecho con la victoria de las urnas municipales en comparación con 2011.

Esther Ibáñez, alcaldesa de Ojos Negros (Teruel), representa ese sentimiento de pertenencia a su pueblo de siempre. “Si quieres ser alcalde de aquí, tienes que vivir aquí. No puedes conocer los problemas reales de tu pueblo si ni siquiera te tomas un café con tus vecinos en el bar de siempre”, insiste. “No te enteras de que una tormenta ha destrozado un camino si no escuchas al vecino que lo ha visto, por ejemplo”.

Pero esta joven ganadera de 36 años, a diferencia de Jesús, no va a presentarse como candidata en la próxima cita electoral del 26 de mayo. Tiene a su cargo una explotación ganadera de 600 cabezas que construyó sin mano de obra ni ayudas para contratar a más trabajadores y se ha visto olbigada a dejarla de lado en varias ocasiones desde que en 2011 fuera nombrada alcaldesa por el Partido Aragonés. "Además, es hora de que llegue gente con nuevas ideas", afirma.

Durante estos ocho años, atender a sus 380 convecinos ha obligado a Esther a abandonar su puesto de trabajo varias veces a la semana, recuperando el tiempo perdido a última hora de la tarde o muy pronto por la mañana. “Este es un ayuntamiento sin reloj”, explica. “Si alguien se dedica a esto es porque tiene una ilusión por mejorar el pueblo y facilitar la vida a sus vecinos”.

placeholder Esther sube al tractor en uno de sus días de trabajo. (Foto cedida)
Esther sube al tractor en uno de sus días de trabajo. (Foto cedida)

En el ámbito personal, la labor de servicio público también le ha obligado a sacrificar una importante cantidad de tiempo para poder solucionar los problemas del pueblo. “He dejado de salir con mis amigos o tomar un vermú porque ha surgido algo en el pueblo, desde que se haya cortado el agua hasta un incendio en el campo”, explica. “A veces son cosas ajenas a ti pero que tienes que solucionarlas igual: hay tan poco personal que siempre tiene que responder el alcalde”.

Las dificultades burocráticas y financieras en la ganadería fueron, precisamente, las que llevaron a Esther a luchar por uno de los que considera mayores logros: bonificar el IBI rústico al 90%. “Teníamos muchos dueños de granjas de cerdo que tenían que pagar más de 1.300 euros al año”, explica. “Nuestro ayuntamiento estaba saneado y sin deuda, ¿por qué íbamos a seguir machacando al mismo sector si podíamos facilitarle un poco el trabajo?”.

No obstante, los candidatos denuncian estar completamente ignorados por las instituciones nacionales. Para el investigador y consultor de Cámara Cívica, Juan Ramón Jiménez, la presencia de agricultores y ganaderos es una garantía de diversidad política en los municipios más pequeños pero que no deja de ser una profesión "residual": pueden estar realizando una gran labor por el pueblo, pero lo más probable es que ninguna de sus iniciativas lleguen al Congreso.

“Lo que quiere la 'España vaciada' es que se le tenga más en cuenta, que sean los propios vecinos los que puedan llevar las propuestas y elevarlas”, explica. “A día de hoy, las políticas agrarias corresponden al Gobierno y a la Unión Europea, lugares donde solo llegan los políticos terminados en ‘istas’, como los juristas o los economistas”.

La lucha constante de Esther ha sido contra la despoblación. Su estrategia se ha basado en agilizar todo lo posible los trámites para crear empresas agrarias y ganaderas, priorizándolos a veces sobre otras necesidades presentes en la rutina del ayuntamiento. “No ha habido ningún partido que haya hablado de la Política Agrícola Común, de las ayudas a los ganaderos o de las ayudas para traer a gente a los pueblos hasta que no han llegado las municipales”, se queja. “Eso sí, luego vienen aquí a presentar todas sus candidaturas”.

Otras ciudades, otras necesidades

En las ciudades grandes, los recursos son mayores y los equipos de ayuntamiento más amplios, por lo que las ocupaciones del campo cambian y se reducen. Así, en las zona donde desciende el ratio del sector primario crecen otros como los de pensionistas o los profesionales administrativos, las más comunes después de la agricultura. Les siguen los funcionarios, los propietarios de restaurantes y los desempleados. En esta legislatura, además, han tenido gran presencia en los ayuntamientos otros empleos como los profesores de educación primaria, pedagogos, albañiles y las amas de casa.

Gabriel Amat, alcalde de Roquetas de Mar (Almería), es uno de los dos únicos ediles que registraron la agricultura como ocupación cuando se hicieron con la victoria de las urnas de la provincia almeriense hace cuatro años. Con una población de más de 90.000 habitantes a su cargo, este alcalde del Partido Popular ha visto delegado las 6.000 hectáreas que le dejó su padre en 1965, cuando tenía tan solo 21 años. “Ahora solo voy de visita. Se encargan mi hija y mi yerno”, explica. “Pero yo nací agricultor y seguiré con la agricultura para siempre”.

La dedicación de este alcalde al campo se ha centrado en la construcción de invernaderos, un negocio que concentra en la provincia almeriense el 87,4% de las instalaciones registradas en 2018 según los datos de la Junta de Andalucía. “He sido una de las personas que más gente ha tenido trabajando en el levantamiento de los invernaderos. En los años sesenta ya tenía a más de 60 personas contratadas”, recuerda el edil al teléfono.

placeholder Gabriel Amat, de visita en su finca. (Foto cedida)
Gabriel Amat, de visita en su finca. (Foto cedida)

Insiste en que el Partido Popular es el que más ha hecho por la agricultura. "Es el único partido que ha hecho rebajas fiscales en años difíciles de daños y tormentas. Ahora tenemos que trabajar para que podamos poner nosotros los precios, y no los de fuera". Sin embargo, no cree que ser agricultor sea una condición imprescindible para hacer una buena política de campo. “Lo importante es que los políticos tengamos ganas de trabajar. Si conoces la agricultura tienes una ventaja, pero una persona aprende pronto y la universidad de la vida es la que te enseña a hacer las cosas bien”, concluye.

Veinte años. Ese es el tiempo que lleva Jesús Tomás, 'Jesu' para sus vecinos, entre el tractor y el escritorio de su despacho en el ayuntamiento de Pozuelo de Tábara, un municipio zamorano que supera de milagro los 160 habitantes empadronados. Empezó su aventura política al cumplir los 25 y nunca ha querido abandonar el campo: tiene 1.500 cabras, 40 vacas y 140 hectáreas de tierra que no puede dejar descuidadas.

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