El CIS 'aclara' el futuro a Iglesias: los barones críticos pierden apoyos respecto al 28-A

Los líderes territoriales de Unidas Podemos afrontan en las elecciones autonómicas del próximo 26-M un doble reto. Por un lado, lograr unos resultados que contribuyan a sumar una mayoría suficiente para formar gobiernos progresistas. Por otro, tratar de mejorar los resultados que el partido cosechó en las pasadas elecciones generales en sus respectivos territorios. Al menos, si los firmantes de la denominada 'Declaración de Toledo' -un total de once, aunque son nueve los que tienen elecciones en sus comunidades- pretenden mantener viva esta tercera vía, que sigue actuando como una suerte de cónclave territorial informal, de cara a revisar las estrategias de la dirección estatal o, incluso, llegar a forzar la apertura de un proceso de renovación de liderazgos.

Los resultados de la macroencuesta preelectoral del CIS para las elecciones autonómicas anticipan unos peores resultados del partido en Baleares, Canarias, Cantabria, Madrid, Murcia, Navarra y La Rioja en comparación con los obtenidos por Unidas Podemos en estas comunidades. En varias de ellas afecta negativamente el hecho de que la marca Podemos no se presenta en confluencia con IU, como es el caso de Asturias, donde se mantiene el 17% de apoyos pero IU cosecha en solitario un 11%, Cantabria, donde se pierden dos puntos pero IU sube del 3% o Murcia, donde el punto y medio menos se compensa con los cuatro de IU.

Si se consuman los resultados del CIS, los líderes territoriales críticos no lograrían obtener la legitimidad suficiente de las urnas

En Navarra, unos de los territorios marcados por las divisiones internas y las escisiones, se pasa del 18,7% al 10,8%, según el CIS, mientras que el 4,4% de IU no compensaría este descenso de votos. Los casos más llamativos son los de La Rioja, donde se perderían cuatro puntos, pese a mantener la confluencia con IU, Baleares, que se pasaría del 17,8% en las pasadas elecciones generales al 12,9% en las autonómicas y Canarias (del 15,7% al 11,6%).

El caso de Madrid tiene más matices. La lucha en el epicentro de los conflictos internos de Podemos, que se saldó con la escisión liderada por Íñigo Errejón para presentar con las siglas de Más Madrid, en tándem con Manuela Carmena, enfrenta indirectamente a Pablo Iglesias con quien era su número dos. Según el último CIS, Unidas Podemos y Más Madrid tendrían un empate técnico, pero se daría la circunstancia de que concurriendo por separado mejorarían ampliamente los resultados cosechados en las generales. El 28-A Unidas Podemos obtuvo el 16,2% de los votos en la Comunidad de Madrid, mientras que en las autonómicas Unidas Podemos obtendría un 13% y Más Madrid un 12,8%.

Los territorios donde los líderes territoriales críticos se harían fuertes frente a la dirección estatal son Aragón, donde se mejorarían un punto y medio los resultados de Pablo Echenique, pese a que IU en solitario sumaría también cerca de un 5%, y Extremadura, donde se sumarían tres puntos porcentuales más que en las elecciones generales. En Castilla-La Mancha, donde encabezará la candidatura José García Molina, quien lideró la 'Declaración de Toledo' y ejerció como portavoz de este cónclave que erigió en una suerte de dirección colegiada durante la fase más crítica en Podemos tras la escisión errejonista, se mejorarían los resultados del 28-A, pero solo en siete décimas. Siempre según el CIS. Con todo, sería un resultado suficiente para mantener sus dos escaños en la cámara, optando incluso por ganar un tercero, y conseguir así reeditar su gobierno de coalición con Emiliano García-Page.

El futuro político de Pablo Iglesias se fía a conseguir entrar en un Gobierno de coalición, y aunque se limitaría a tener un peso proporcional a los escaños de Unidas Podemos, que son un tercio de los obtenidos por el PSOE, se defiende que sería crucial para llevar a cabo un programa de transformación y garantizar la implantación de una agenda social favorable a las mayorías sociales. De no consumarse este objetivo, todos los escenarios están abiertos, desde la amenaza de un bloqueo de la investidura que deje la pelota en el tejado de otras formaciones, principalmente Ciudadanos, hasta la apertura de un proceso interno en la formación de renovación del liderazgo.

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Si se consuman los resultados del CIS, los líderes territoriales críticos para conducir una hipotética renovación no lograrían obtener la legitimidad suficiente de las urnas para iniciar este camino. Otras voces de peso dentro de la organización que ya reclamaban una refundación hasta que se precipitó el adelanto electoral en febrero también se mantienen expectantes. El también dimitido Ramón Espinar, que sigue militando en el partido, anticipaba esta misma semana que "hay que cuidar Podemos para disputar en mayo unas elecciones en que nos jugamos el Estado del bienestar. Después, con calma y compañerismo, habrá que evaluar el tránsito de disputar la victoria electoral a solo poder decidir si apoyar la investidura de Sánchez".

Si desde Unidas Podemos se muestran satisfechos con los resultados debido a las bajas expectativas proporcionadas por los sondeos electorales —anticipaban una debacle mayor de la formación, que finalmente perdió cerca de un millón y medio de votos—, vinculan esta satisfacción a que han obtenido una representación suficiente para pactar una alianza de gobierno. De no llevarse a cabo, la valoración sería diferente. Los líderes territoriales, a excepción de la dirección andaluza en la que está al frente Teresa Rodríguez, respaldaron la fórmula de cogobierno defendida por Iglesias durante la reunión de este lunes del consejo ciudadano estatal, máximo órgano de decisión del partido.