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El PP busca en el 'voto desertor' el apoyo necesario para ganar el 26-J
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El PP busca en el 'voto desertor' el apoyo necesario para ganar el 26-J

La campaña de los 'populares' pretende recuperar a los votantes que les fueron infieles con Ciudadanos y reconquistar a esos decepcionados que en diciembre preferían la abstención

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy (EFE)

El Partido Popular busca el 26 de junio una victoria electoral que supere a la de diciembre y refuerce la legitimidad que ya reclama ante sus adversarios para mantener a Mariano Rajoy en la Moncloa, y para ello se ha lanzado a la caza del voto desertor. Toda la campaña de los 'populares', desde los lugares elegidos que visitará Rajoy hasta los lemas y los mensajes tienen un doble objetivo: recuperar a los votantes que les fueron infieles con Ciudadanos y reconquistar a esos decepcionados que en diciembre preferían la abstención antes de apoyarlos como siempre.

Aunque la mayoría de las encuestas auguran una mejora para el partido, en la cúpula del PP reina la prudencia e incluso el escepticismo, porque creen que los votos aún no se han movido lo suficientemente a su favor. Necesitan muchos más. Por eso coinciden todos los dirigentes consultados en que esta campaña electoral será, si cabe, más decisiva que la anterior. De ahí que vayan a apelar intensamente a la 'utilidad' del voto al PP. ¿Cómo lo harán? Pues en primer lugar planteando hasta la saciedad una disyuntiva: o el PP o el radicalismo.

Niegan los estrategas 'populares' que eso signifique polarizar entre derecha e izquierda, entre ellos y Podemos, pero lo cierto es que los mensajes de Rajoy y sus dirigentes en las últimas semanas van en esa línea: apenas hablan del PSOE y se centran más en advertir de los 'peligros' que puede traer un gobierno en el que el partido de Pablo Iglesias tenga poder o, lo que es peor, el mando.

Podemos, enemigo público número uno

El director de la campaña del PP, Jorge Moragas, no quiso ayer dar por hecho ese 'sorpasso' de Podemos al PSOE del que hablan todas las encuestas, una posibilidad que en el partido de Rajoy ven más en votos que en escaños. En cualquier caso han declarado a Podemos enemigo público número uno y lo presentan como el mayor riesgo para la estabilidad política y para una recuperación económica que, no deja de subrayar el PP, está en marcha gracias a su gestión.

Pero no es el único enemigo, porque el PP tiene en las urnas otro rival que antes del 20 de diciembre esperaba tener como aliado y del que ahora está más alejado que nunca: Ciudadanos. El pacto postelectoral que Albert Rivera hizo con el líder socialista, Pedro Sánchez, le sirve a los populares para buscar a esos votantes que en su momento apoyaron a C's como castigo al PP pero que no desea de ninguna manera que vuelva el PSOE. La idea es presentar a Ciudadanos como un partido sin una ideología definida, que da bandazos y que, en palabras de un miembro de la cúpula del PP, "se ha diluido y quedado sin discurso".

Han declarado a Podemos enemigo público número uno y lo presentan como el mayor riesgo para la estabilidad política

Además hay una cuestión puramente matemática. Según los cálculos que maneja el PP, hay hasta nueve provincias en las que el último diputado a repartir en diciembre se lo quedó Podemos porque Ciudadanos no logró suficientes votos. Si ahora el PP consigue recuperar algunos de esos votos de Ciudadanos puede a un tiempo sumar más escaños y arrebatárselos al partido de Pablo Iglesias. Cosas de la Ley D'Hont. Le toca así al PP seducir a los votantes de Ciudadanos mientras ataca a la formación naranja.

Quizá necesiten a Ciudadanos tras las elecciones

Aunque será dura la ofensiva, el PP sabe que podrá necesitar a C's tras la cita con las urnas, de ahí que con las críticas se sigan mezclando las invitaciones al diálogo. ¿Y dónde queda el PSOE en este juego de estrategias del PP? Pues precisamente en esa insistencia por la gran coalición. Aseguran los 'populares' que pese a las sucesivas negativas de Pedro Sánchez siguen dispuestos a buscar un gran acuerdo con el que es, por el momento, segundo partido del país.

Pero estamos en campaña y por el momento no toca hablar. Así que aunque el PP aparente no tener al PSOE en primera línea de fuego para disparar, seguirá colando entre sus mensajes la advertencia de que España no puede volver a la situación en la que quedó tras los últimos gobiernos socialistas. Tres enemigos, tres ofensivas. Pero para todos ellos hay un mismo reproche que le ha servido al PP para construir su discurso de esta campaña.

El reproche, el de que los demás trabajan con el único objetivo de desbancar a Rajoy; el discurso, el de que frente a los de "en contra" el PP es el partido "a favor". Y con ese lema se lanzan Rajoy y su equipo a buscar votos perdidos. No será fácil por muchas razones. Entre ellas, la de que la corrupción ha seguido afectando al partido. El líder del PP dejará que sean otros dirigentes los que hablen de temas espinosos que atañen al partido o los que ataquen al PSOE por sus propios casos, como los ERE andaluces y el reciente procesamiento de los expresidentes autonómicos Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

Rajoy se queda con los mensajes positivos y con promesas que no son nuevas, como la medida estrella del programa electoral: la bajada de impuestos. El presidente enarbola esta bandera como lo hizo en 2011, aunque entonces acabó subiendo la tributación. Pero esta vez sí que es posible, repiten una y otra vez los 'populares', a pesar de tener enfrente a Bruselas vigilando el déficit y en contra a todos los demás partidos.

La bajada impositiva es, además, una de esas propuestas que suponen para el PP parte de su identidad. Pero tiene otras, y está dispuesto a explotarlas en esta campaña, como ocurre con la defensa de la educación concertada y sin olvidar la férrea defensa de la Constitución y la unidad de España mientras persiste el debate soberanista en Cataluña. Se trata, en suma, de recurrir a un tiempo a la razón y, por qué no, al corazón. Todo sea por recuperar a los viejos amigos, y a la caza de todos ellos va el PP en esta campaña.

El Partido Popular busca el 26 de junio una victoria electoral que supere a la de diciembre y refuerce la legitimidad que ya reclama ante sus adversarios para mantener a Mariano Rajoy en la Moncloa, y para ello se ha lanzado a la caza del voto desertor. Toda la campaña de los 'populares', desde los lugares elegidos que visitará Rajoy hasta los lemas y los mensajes tienen un doble objetivo: recuperar a los votantes que les fueron infieles con Ciudadanos y reconquistar a esos decepcionados que en diciembre preferían la abstención antes de apoyarlos como siempre.

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