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La triste historia de un chico condenado a equivocarse
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La triste historia de un chico condenado a equivocarse

Los padres dejaron de contestar el teléfono poco después de las 18,45 horas del miércoles, el momento en el que su hijo soltó el puñetazo a Mariano Rajoy que ha sacudido la campaña electoral

Foto: El joven acusado de agredir a Rajoy en Pontevedra, tras ser detenido. (EFE)
El joven acusado de agredir a Rajoy en Pontevedra, tras ser detenido. (EFE)

Los padres de A. de V. F. dejaron de contestar el teléfono poco después de las 18,45 horas del miércoles, el momento en el que su hijo soltó el puñetazo a Mariano Rajoy que ha sacudido la campaña electoral. Desde entonces solo responden a números conocidos, y es el abogado del menor quien se ha encargado de agradecer en su nombre las muestras de solidaridad recibidas y de expresar su “vergüenza” por lo ocurrido. "Son gente honrada, trabajadora, gente de bien de Pontevedra y todo esto les ha sobrepasado", explicaba el letrado Jorge Cubela.

En una ciudad de apenas 80.000 habitantes como Pontevedra, un suceso así no deja a nadie indiferente: el padre del agresor, contable de la controvertida Cámara de Comercio, en la que trabaja desde hace 25 años, es una persona bien conocida en la sociedad local. Se le considera afín al PP, pero como se supo posteriormente, no es ese el único vínculo que le une al presidente del Gobierno,ya que sus mujeres son primas.

Imágenes de la agresión a Mariano Rajoy en Pontevedra

Su hijo dio problemas desde pequeño. “Recuerdo que ya con 12 años se le escapaba de casa para meterse en bares de la zona”, señala un conocido de la familia. Con la intención de encauzar su educación, optaron los padres por matricularleen Los Sauces, uno de los colegios más elitistas de la ciudad. Allí hizo muchos de sus actuales amigos, pero fue el fútbol y su afición por el equipo de la ciudad el que le permitió integrarse en un grupo (Mocidade Granate) en el que no sufriera acoso, como el que padeció durante parte de su infancia. De ahí derivó a planteamientos políticos de escasa consistencia que él apenas acierta a definir en su perfil de Twitter como “antifascistas”.

A. de V. F. pasaba temporadas con su abuela, a la que estaba muy unido. Su fallecimiento hace unos meses agravó el estado emocional del joven. Vecinos de la malograda familialo recuerdan como un chaval “raro, como desequilibrado”, y aseguran que tiempo atrás destrozó los muebles de la casa de la señora en un arranque de agresividad, al parecer motivado por la negativa de sus padres a darle dinero para un taxi.“Está como una chota, completamente desequilibrado”, cuentan conocidos del joven.

Tras 12 horas retenido, derrumbado y consciente ya de las consecuencias de sus actos, rompió a llorar

Tampoco sus amigos más próximos ocultan su carácter violento, pero el miércoles dio un paso adelante con el que nadie contaba. Cuando les anunció a través del grupo de Whatsapp Los De Siempre (LDP) sus intenciones, pensaron que fanfarroneaba. “Lo que más rabia nos da es no poder haber hecho nada. Hubiéramos hecho lo que fuese para evitarlo”, se lamentan ahora. Algunos le alentaron antes del puñetazo. Dicen que lo hicieron de broma. No faltó quien lo jaleara cuando se lo llevaban detenido, mientras él saludaba con los pulgares levantados. Sus compañeros de chat se desmarcan. “Nosotros no fuimos, no estábamos allí”.

La actitud del menor tras la agresión es lo que preocupa ahora en su entorno. ¿Pedirá perdón? “Si lo hace, lo hará a través de mí”, respondió su abogado, que avisaba así a los periodistas que no esperen una declaración pública de un menor de edad, aunque solo le falten tres meses para que cumpla los 18. “¿Está arrepentido?”. La respuesta fue lacónica: “Creo que sí”.

Cuentan los allegados que su padre y su abogado trataron de explicarle las consecuencias de lo ocurrido, que será ya para siempre el chico que agredió al presidente del Gobierno, pero inicialmente combinó períodos de decaimiento con otros de euforia. Tras pasar 11 horas en dependencias judiciales, el juzgado acordó su internamiento en régimen cerrado, y ahí llegó el abatimiento. Derrumbado y consciente ya de las consecuencias de sus actos, A. de V. F. rompió a llorar. Fue trasladado al centro de menores de Monteledo (Ourense), como supuesto autor de un delito de atentado a la autoridad. La medida cautelar durará seis meses, sin perjuicio de que el Juzgado de Menores de Pontevedra pueda dejar sin efecto con anterioridad o prorrogar la medida.

Tratamiento por depresión y ansiedad

Es la pena más severa que se puede aplicar a un menor, por la que se opta al tratarse de un “delito específico, y en atención a la persona sobre la que se produce el atentado”, afirmó el fiscal jefe de Pontevedra, Juan Carlos Aladro. Concurre una circunstancia de extraordinaria gravedad, que aparece regulada en el Código Penal y que determina un agravamiento de las penas en caso de que “la autoridad contra la que se atentare fuera miembro del Gobierno”. El abogado del chaval mostró su disgusto por esta medida: “Me parece muy dura”.

Antes de declarar, el joven se sometió a un examen médico-forense con los psicólogos y los trabajadores sociales que, entre otras cuestiones, realizaron una evaluación preliminar del estado mental de A. de V. F. Estaba diagnosticado y con tratamiento por depresión y ansiedad y ya había mostrado conductas conflictivas en varios centros educativos en los que cursó estudios, pero carecía de antecedentes. Los nuevos vídeos que han aparecido sobre la agresión permiten contemplar la absoluta premeditación de su agresión. Permaneció pacientemente situado al lado del presidente del Gobierno, le sacó varias fotos, esperó el momento adecuado y soltó el puño con todas sus fuerzas. Y entró sonriente en el coche que le trasladó a dependencias judiciales.

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Los padres de A. de V. F. dejaron de contestar el teléfono poco después de las 18,45 horas del miércoles, el momento en el que su hijo soltó el puñetazo a Mariano Rajoy que ha sacudido la campaña electoral. Desde entonces solo responden a números conocidos, y es el abogado del menor quien se ha encargado de agradecer en su nombre las muestras de solidaridad recibidas y de expresar su “vergüenza” por lo ocurrido. "Son gente honrada, trabajadora, gente de bien de Pontevedra y todo esto les ha sobrepasado", explicaba el letrado Jorge Cubela.

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