¿Calviño al BEI? Por qué en Bruselas se especula con una 'supercandidatura' española
La carrera por la presidencia del Banco Europeo de Inversiones se ha encarecido con la presencia de pesos pesados. Si España quiere tener opciones, necesita una gran candidatura
La presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI) se está encareciendo por momentos. Tras muchos años al frente de la institución de crédito de la Unión Europea, Werner Hoyer ha anunciado que a finales de año abandonará el puesto y ha provocado que arranque la carrera por su sustitución. Ya hay varios pesos pesados en una competición en la que también quiere participar España. Lo anunció la semana pasada Nadia Calviño, vicepresidenta económica —y primera— del Gobierno. Pero desde el mismo día del anuncio, y a pesar de que ella misma se ha descartado, los rumores en Bruselas empezaron a apuntar precisamente a una candidatura de la propia Calviño. Especialmente si España quiere tener opciones de obtener el puesto.
Su nombre, a pesar de que ella por el momento se ha descartado, se incluye en las quinielas para el BEI, especialmente en las charlas informales sobre el futuro de los miembros del Gobierno si se pierden las elecciones. Antes de una reunión de ministros de Finanzas europeos celebrada en Luxemburgo la semana pasada, Calviño explicó que España presentaría a un candidato "en tiempo y forma" y que sería "óptimo". Pero no dio nombres. Una fuente diplomática bromeaba sobre la posibilidad de que ese "óptimo" fuera un calificativo para ella misma.
Y no presentó ningún nombre, a pesar de que la presidencia sueca del Consejo de la Unión Europea había establecido ese mismo viernes, 16 de junio, como la fecha límite para presentar candidaturas al BEI. Calviño calificó esa fecha límite de "informal". Una fuente diplomática de Bélgica, el país que ahora mismo preside la junta de gobernadores del BEI, confirmaba que efectivamente se trataba de una fecha límite "blanda" y que no era "vinculante legalmente". España podrá presentar un candidato más adelante y es el único país que ha expresado su voluntad de optar al puesto sin desvelar aún qué nombre pretende poner sobre la mesa.
Lo que sí sabemos es que el resto de candidatos conocidos por el momento son de mucho peso. En las últimas horas, se ha confirmado que el Gobierno danés presenta a Margrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, a cargo de la política de competencia de la Unión Europea desde el año 2014, ministra dos veces en Dinamarca y una de las figuras con mayor peso político de Bruselas por su lucha contra las políticas anticompetitivas de las grandes compañías tecnológicas. Además, la danesa comparte familia política, la liberal europea, con el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner.
Otro de los favoritos es el italiano Daniele Franco, que fue ministro de Finanzas del Gobierno de Mario Draghi. Ahora, el Ejecutivo de derechas presidido por la primera ministra Giorgia Meloni ha decidido aupar al exministro, al que consideran una figura "sólida", con el objetivo de hacerse con el BEI. La candidatura italiana tiene un elemento especial: Roma es, junto con Berlín y París, la máxima accionista del banco y lleva sin ostentar la presidencia desde el año 1970, aunque los dos primeros presidentes de la institución desde 1958 fueron ambos italianos.
Los otros candidatos son Teresa Czerwinska, vicepresidenta del BEI y antigua ministra de Finanzas de Polonia entre 2018 y 2019, y Thomas Ostros, otro vicepresidente del banco y que ha sido ministro de Asuntos Financieros, de Educación y de Comercio en el Gobierno sueco entre finales del siglo XX y principios del XXI, aunque tienen menos opciones de hacerse con el puesto.
El nivel del currículo es claro: por ahora, son todos antiguos ministros, que después han tenido altos cargos en la Comisión Europea o en el propio Banco Europeo de Inversiones. Y eso ha hecho que aumenten los rumores en Bruselas y en Luxemburgo de que España debe poner un supercandidato sobre la mesa si quiere tener alguna opción. Y eso que España debería tener buenos argumentos para reclamar el puesto: es el cuarto principal accionista del BEI y, a diferencia de Francia, Alemania y la propia Italia, nunca ha tenido la presidencia de la institución.
No siempre ha sido necesario presentar un candidato con nivel de ministro. Hoyer llegó al BEI en 2012 directamente desde el puesto de secretario de Estado en el Gobierno alemán, aunque su antecesor, el belga Philippe Maystadt, sí que había sido ministro de Finanzas entre 1988 y 1998. Pero esta carrera se ha encarecido mucho, y eso ha hecho que hayan aumentado los rumores sobre la posibilidad de que sea la propia Calviño la que se presente si España quiere tener opciones de obtener el puesto. El propio Financial Times, periódico de cabecera en los despachos de Bruselas, ha señalado a la española en sus quinielas de favoritos para hacerse con el BEI.
El eurodiputado español Esteban González Pons, muy cercano a Alberto Núñez Feijóo, se ha hecho eco de las informaciones del Financial Times y ha cargado contra la vicepresidenta. "El problema no es el nombre de Nadia Calviño per se, sino que una propuesta para presidir el BEI, en plena presidencia española y en campaña electoral, se tiene que pactar siempre, porque afecta al nombre y a la imagen de España, y no puede usarse para buscarse una salida personal", ha escrito en redes sociales.
La vicepresidenta, por su parte, ha despejado balones fuera al ser preguntada por la cuestión en los últimos días, insistiendo en que confía en que se pueda reeditar un Gobierno del Partido Socialista y que ella pueda seguir siendo vicepresidenta económica. "En este momento, estoy absolutamente comprometida con el proyecto que lidera Pedro Sánchez y confío en poder seguir siendo la vicepresidenta económica en la próxima legislatura", explicó la semana pasada en Luxemburgo.
Los tiempos encajan
Otra de las razones por las que se han extendido los rumores sobre la posible candidatura de Calviño es por el calendario y las elecciones generales. La vicepresidenta ha movido fichas para evitar tener que presentar una candidatura por España en las fechas originalmente ideadas por la presidencia sueca y nadie espera que presente un nombre antes del 23 de julio, fecha de las elecciones generales. La vicepresidenta no se presentaría antes de esa cita, porque la imagen que transmitiría sería de huida ante las malas perspectivas electorales.
Si los socialistas no pueden reeditar Gobierno, entonces el calendario se podría poner de cara. Los ministros de Finanzas tendrán que cerrar la lista de candidatos durante una reunión que se celebrará en septiembre en Santiago de Compostela, cuando todavía es probable que no se haya formado un nuevo Gobierno, lo que permitiría que, entonces sí, se pudiera presentar su candidatura.
En todo caso, la aparición de Vestager podría cambiar las cosas. Es un perfil muy fuerte, muy conocido y popular, con muchos apoyos entre los ministros, pero también dentro del propio BEI. Ni siquiera una supercandidata como sería la propia vicepresidenta del Gobierno podría garantizar que España se haga con la presidencia del banco público de la Unión Europea.
La presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI) se está encareciendo por momentos. Tras muchos años al frente de la institución de crédito de la Unión Europea, Werner Hoyer ha anunciado que a finales de año abandonará el puesto y ha provocado que arranque la carrera por su sustitución. Ya hay varios pesos pesados en una competición en la que también quiere participar España. Lo anunció la semana pasada Nadia Calviño, vicepresidenta económica —y primera— del Gobierno. Pero desde el mismo día del anuncio, y a pesar de que ella misma se ha descartado, los rumores en Bruselas empezaron a apuntar precisamente a una candidatura de la propia Calviño. Especialmente si España quiere tener opciones de obtener el puesto.
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