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Marruecos impulsa el mayor gasoducto marino: no dependerá ni de Argelia ni de España
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PROCEDENTE DE NIGERIA

Marruecos impulsa el mayor gasoducto marino: no dependerá ni de Argelia ni de España

La obra, de 7.000 kilómetros de longitud, ayudaría a asegurar la autonomía energética de Rabat tras el cierre del Magreb-Europa y la petición a Madrid de GNL regasificado

Foto: El rey Mohamed VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)
El rey Mohamed VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)

La partida gasística que alimenta las sempiternas tensiones en el Mediterráneo Occidental también se juega 7.000 kilómetros más al sur. En concreto, en Nigeria. Marruecos quiere garantizar su independencia energética con una obra que puede llegar a costar casi la mitad de su PIB. La compañía australiana WorleyParsons ha anunciado, en un comunicado recogido por EFE, que el reino alauí y la república del Golfo de Guinea le han adjudicado un contrato para realizar los estudios técnicos preliminares del gasoducto que unirá ambas naciones por mar. La infraestructura atravesará las aguas territoriales de 13 países, 11 de ellos del África Occidental, y está previsto que se extienda hacia Europa a través de España.

Gracias a la obra, la nación magrebí pretende ganar autonomía de suministro, también frente a los dos Estados con los que siempre ha mantenido unas relaciones diplomáticas complicadas: Argelia, su tradicional enemigo y hasta hace muy poco gran exportador de gas, y España, que tras el reciente deshielo de las relaciones entre ambos países se había ofrecido para asegurar el flujo energético hacia su vecino del sur.

El proyecto movilizará un presupuesto de entre 23.000 y 47.000 millones de euros

Aunque el proyecto ya fue concebido en 2016, durante una visita del propio Mohamed VI a Abuya, el contexto actual ayuda a explicar por qué ha sido ahora cuándo se ha decidido acelerar el proceso. El reciente cierre del gasoducto Magreb-Europa —que conecta Argelia con España a través de Marruecos y fue clausurado el 1 de noviembre por las autoridades argelinas para castigar las "tácticas hostiles" de su vecino— no solo ha privado a nuestro país de recibir 10.000 millones de metros cúbicos anuales (bcm, en la jerga del sector), sino que ha supuesto un duro golpe para la autonomía energética de Rabat: al menos el 10% de su producción eléctrica dependía del gas procedente de esa infraestructura, unos 800 bcm.

Para contrarrestarlo, el Gobierno marroquí pidió ayuda a España, que, según publicó Bloomberg en febrero, se ofreció a usar el mismo ducto para transportar al otro lado del Estrecho el gas natural que llega licuado (GNL) a los puertos peninsulares. Precisamente este miércoles, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha informado a Argelia de que en las próximas horas autorizará el cambio de sentido del flujo, provocando la ira de ese país, que ha amenazado con cortar el suministro a España si transporta gas argelino a Marruecos.

Foto: Los ministros de Exteriores de España e Italia, José Manuel Albares y Luigi di Maio. (EFE/Angelo Carconi)

Con el ducto procedente de Nigeria, Marruecos no solo se ahorraría costes —el gas convencional es mucho más barato que el GNL—, sino que reduciría sustancialmente su dependencia tanto de Argelia como de España y reforzaría su posición como potencia geopolítica en la zona. Es más: serían sus vecinos los que, en todo caso, podrían aumentar su dependencia de él. Aunque el proyecto, que movilizará un presupuesto de entre 23.000 y 47.000 millones de euros, está planteado inicialmente para conectar Nigeria y Marruecos, la empresa adjudicataria afirma en una nota de prensa que también "ofrecerá una nueva vía a los países a lo largo de la ruta para exportar su gas a los países vecinos y a Europa".

Esto último, además de con una prolongación del mismo, podría conseguirse si se recupera el sentido original del gasoducto del Magreb, en un contexto en el que España se quiere erigir como una vía de entrada del suministro de una Europa ansiosa por independizarse del gas ruso, ha visto caer con fuerza sus importaciones de Argelia tras el cierre de la infraestructura y teme que las tensiones diplomáticas por el giro sobre el Sáhara se traduzcan en una subida de los precios de los contratos para los próximos años. Rabat, recuperaría, así, los ingresos por los peajes de tránsito, que le reportaban entre 50 y 200 millones de euros al año, pero evitaría que las divisas europeas financiasen a Argelia.

El megaproyecto está gestionado por la Corporación Nacional Nigeriana de Petróleo y la Oficina Nacional de Hidrocarburos y de Minas de Marruecos, el mismo organismo responsable de las prospecciones petrolíferas a 200 kilómetros de Canarias, que el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha situado en la zona económica de Rabat. De culminarse, se convertiría en el segundo gasoducto más largo del mundo (7.000 kilómetros), después del que une Asia Central con el este de China (8.700 kilómetros), y el mayor de los que transcurren bajo el mar. Más allá de las connotaciones geopolíticas, España tampoco será ajena a la obra: la filial de WorleyParson en nuestro país intervendrá en los estudios de la parte que transcurrirá por tierra, para definir el potencial de uso de energías renovables con las que alimentar la infraestructura.

La partida gasística que alimenta las sempiternas tensiones en el Mediterráneo Occidental también se juega 7.000 kilómetros más al sur. En concreto, en Nigeria. Marruecos quiere garantizar su independencia energética con una obra que puede llegar a costar casi la mitad de su PIB. La compañía australiana WorleyParsons ha anunciado, en un comunicado recogido por EFE, que el reino alauí y la república del Golfo de Guinea le han adjudicado un contrato para realizar los estudios técnicos preliminares del gasoducto que unirá ambas naciones por mar. La infraestructura atravesará las aguas territoriales de 13 países, 11 de ellos del África Occidental, y está previsto que se extienda hacia Europa a través de España.

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